CAPITULO 5: PLACERES

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Recuerdo la primera vez que tuve sexo. Y aún conservo la receta.

Groucho Marx


Sungmin estaba impresionado, el lugar al que Kyuhyun lo había llevado, ciertamente era el paraíso. Después de conducir por quien sabe cuánto tiempo habían llegado hasta el aeropuerto y habían abordado un avión con destino a jeju.

Cuando al fin llegaron Kyuhyun lo hizo subir a un auto parecido al que habían dejado en la ciudad, al preguntarle al castaño de quien era este solo respondió diciendo que lo había rentado para que pudieran desplazarse mejor por la isla. Sungmin no supo por cuánto tiempo más, Kyuhyun había conducido ya que se había quedado dormido, lo que sí supo fue que al abrir los ojos se quedó perplejo.

Frente a él se encontraba la vista más maravillosa que sus ojos pudieran llegara a ver. Una majestuosa casa con paredes blancas y grandes ventanales de cristal que daban una increíble vista al mar, por dentro la casa era aún más impresionante y lujosa.

—Tu casa es preciosa—habló Sungmin embelesado mientras observaba todo el lugar— debió costarte una fortuna.

—En realidad no, mis abuelos me la dejaron como herencia.

—Debieron quererte mucho.

—Más que mis padres sí—respondió como si nada.

Sungmin lo observó, pero no dijo nada.

—Te mostraré nuestra habitación—habló de nuevo el castaño mientras cargaba su equipaje y subía por las escaleras.

Cuando llegaron hasta ahí sungmin volvió a quedar fascinado, la habitación tenía una vista aún más increíble del mar, era simplemente perfecta.

—¿Nos quedaremos aquí todo el mes? — interrogó el pelinegro.

—Sí.

—¿Qué pasará con tu trabajo?

—Hyukjae se hará cargo, además le he dicho que si me necesita para algo no dude en llamarme.

—Tú, ¿le dijiste que yo estaría aquí contigo? —preguntó nervioso y con las mejillas sonrosadas.

—Tú se lo has dicho a Donghae no veo porque no habría de decírselo a mi mejor amigo—respondió—pero no te preocupes él no le dirá a nadie. Ahora ponte cómodo, iré a preparar la cena.

—Puedo ayudarte si quieres.

—No hace falta, eres mi invitado después de todo.

Cuando Kyuhyun lo dejo soló en la habitación, acomodó la ropa que Donghae le había comprado, se sentía raro sin portar el alzacuello, pero por primera vez se sentía libre, tomó un cambio de ropa y se metió a bañar; cuando salió se arregló lo mejor que pudo, el atardecer estaba cayendo y Sungmin pudo apreciar como las primeras estrellas se dejaban ver en el cielo, se acercó hasta el barandal y apreció mejor la vista, una brisa le meció los cabellos provocando que cerrara los ojos. Aunque en su mente algo le decía que lo que estaba haciendo no estaba bien, su corazón le decía que estaba haciendo lo correcto.

Salió de la habitación y al llegar a la cocina aspiró un delicioso olor. Kyuhyun se encontraba de espaldas a él al parecer sacando algo del horno.

—La cena está lista—mencionó el castaño cuando lo vio.

Sungmin se sentó y dejó que el castaño sirviera la cena, la comida se veía exquisita. Cenaron en un silencio que no les pareció incomodo, Sungmin se encontraba sumamente nervioso pues sabía lo que ocurriría con ellos cuando subieran de nuevo a la habitación. Se sonrojó con el simple hecho de pensar aquello y, ¿si lo hacía mal y a Kyuhyun no le gustaba? Después de todo él era virgen y Kyuhyun parecía tener bastante experiencia.

El sommelier (kyumin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora