Prólogo

27.2K 1.2K 594
                                    

El primer día de clases daba comienzo y todos ya se habían encaminado desde temprano a la escuela, o bueno casi todos.


A cinco cuadras de distancia, dentro de una bonita y acogedora casa color beige Ayano Aishi se apresuraba para no llegar tarde su primer día de segundo año; tomo su tostada apenas está salto y despidiéndose vagamente de sus padres -quienes se iban de viajes por 10 semanas- y salió corriendo sin realmente interesarle el llegar tarde o temprano, pero tenía que seguir fingiendo como siempre que era alguien normal en vez de alguien...rota.

Corría tan rapido que sin poder evitarlo choco con alguien cayendo al suelo de centón, se sobo la cabeza y discretamente el trasero antes de voltear a ver con el ceño algo fruncido a la persona que la había tirado.

—Perdón, iba tan rapido que no me fijé por dónde iba, déjame ayudarte.

Ayano se quedo petrificada ahí en el suelo. ¿Qué estaba pasándole? ¿Qué era esa extraña sensación que de la nada invadía todo su cuerpo, sus pensamientos y entorpecía sus acciones?

—¿Estás bien?— volvió a preguntar el chico con un tono más preocupado.

—Ah-si, gracias.

Sus manos se unieron y pudo jurar que sintió como si de una pequeña descarga eléctrica se tratara que le recorrió todo el cuerpo con un solo toque. Entonces eso era sentirse viva ¿eh? ¿Era posible que una sola persona de la nada te hiciera sentir tanto?

Amor.

Eso era, estaba enamorada. Se despidió del chico y suspiro encantada ante el, nunca había conocido a alguien así; avanzó mientras imaginaba un noviazgo con él y posteriormente una boda con lujo de detalle.

Ahora, ya no podía imaginar un futuro en el que su Senpai no estuviera en su vida. El la complementaba. El revivió su ser muerto. El era perfecto.

—¡Ey, baka! ¿Por qué tardas tanto?

Sus ensoñaciones fueron interrumpidas por otra voz masculina no muy alejada, Senpai se acercaba a un pelirrojo que lo esperaba con las manos en las caderas, intercambiaron unas palabras ignorando olímpicamente que ella seguía a solo metros de distancia suya.

—Je, lo siento. Volví a quedarme dormido.

—¡Siempre es lo mismo contigo! Pero bueno, eres mi amigo y tengo que esperarte. ¡P-Pero no creas que es que no quiero llegar solo a la escuela, s-solo que conozco lo despistado que eres y qué eres capaz de perderte! Como sea, ya vámonos.

Ambos muchachos retomaron su camino a la escuela dejando a Ayano algo decaída. Tan pronto el pelirrojo llegó su Senpai se olvido de ella; la pelinegra sabía que de competir contra una chica al menos eso sería parejo ¿pero competir contra un chico? Hasta hace unos dos minutos había empezado a sentir, no sabía nada sobre los chicos -mucho menos de sentimientos y relaciones-  y eso la dejaba en desventaja. Esto la lastimaba, pero sobre todo...la enojaba.

Vaya, ahora empezaba a conocer otra sensación: rabia.

Senpai era el indicado. Senpai era el chico perfecto. Senpai sería suyo, y nadie se lo iba a quitar...nadie.

El no tenia otra opción.











Una semana había pasado, era domingo por la tarde y mientras hacía sus deberes su teléfono vibro en señal de la llegada de un nuevo mensaje.

—Hey.

—¿Te conozco?

—Te vi observando a un chico de tercero el otro día.

—¿Tienes algún problema con eso?

—Al contrario, quería darte un poco de información sobre el chico que estaba con el. Su nombre es Osano Najimi, es su mejor amigo. Desde siempre han caminado y regresado juntos de la escuela. Como dato extra, él cree en el mito de la terraza al anochecer.*

—¿Hablas del mito que se originó junto al del cerezo? ¿El que dice que si haces una promesa con un amigo, familiar o conocido en la terraza un viernes al atardecer y justo antes de que se haga de noche su relación sea la que sea durará por siempre?

—Correcto. El asunto es que Taro Yamada es un año mayor que Osano-kun y eso a causado que desde el jardín de infantes Osano pase el último curso solo. Por eso, el viernes va a preguntarle a Senpai si quiere ir a estudiar con el a Estados Unidos.

—¿Por qué me estás diciendo esto?

—Porque yo estaría más que satisfecho si algo malo le sucediera a Osano-kun. Y creo que eres la persona ideal para darle su merecido.

—¿Quién eres?

—La persona apodada Info-kun en la escuela.

—He oído rumores de ti. Chantajeas a varias chicas y vendes panty shots de ellas a los chicos. Nadie sabe quién eres.

—Los rumores son ciertos. Si alguna vez necesitas un favor, mándame un mensaje con una panty shot adjunta, así te ayudaré en todo lo que pueda. Si quieres información de alguien en específico solo mándame una foto de su cara y te diré lo que se.

—Eres asqueroso.

—Y tu eres una acosadora. Ya te dije lo que debes hacer si quieres mi ayuda, si no te importa solo ignórame. Tú decides si esta será tu última semana con Senpai antes de que se vaya con Osano-kun a otro continente MUY lejos de ti.

—...agh, diablos.

—Jeje, espero que lo hagas sufrir.



















*El mito de la terraza al anochecer es invención mia. No creí que fuera correcto usar el mito del cerezo ya que Osano no esta enamorado de Senpai, asi que invente este para el fanfic.

¡MoriDark19, fuera!

El amor de tu vida #1 | Yandere Simulator (Ayano x Male Rivals)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora