37. Relaciones corruptas

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Estaba cenando en el comedor principal junto a su hermano y su madre. Había vuelto de una junta importante con su padre hace no más de diez minutos, pero su progenitor se había retirado para atender una llamada importante. Aun no se había sentado a comer con ellos siquiera, pero así era el trabajo.

Durante todo ese tiempo, el silencio prevaleció entre ellos tres como era costumbre. De vez en cuando madre intentaba entablar algún tipo de plática con alguno de ellos dos, pero por diferentes razones siempre se negaban. En su caso, era porque no sentía la necesidad de profundizar más su relación con ella, no necesitaba ningún tipo de apoyo de su parte y tampoco queria recibir algo que no lo beneficiaria en nada como el amor. Admiraba a su madre como matriarca de la familia Saikou y como empresaria ejemplar, pero de eso a querer hablar de ella temas de su vida privada era algo que no estaba a discusión.

Y estaba seguro de que Kencho se negaba por sentir que solo lo hacía por lastima. Patético, todo de su hermano menor era inútil y una pérdida de tiempo.

Todos continuaron en esa armonía silenciosa, comiendo tranquilamente hasta que la puerta del comedor se abrió llegando a azotar contra la pared. De pie ahí, estaba su padre con una mirada severa y una postura elegante pero que delataba que estaba enojado. Se aclaró la garganta y sin hacer mayor escándalo que lo ya hecho lo volteo a ver y chasqueó los dedos, dándole a entender que lo que iba a decirle era una orden.

— ¿Podemos hablar en privado, hijo? — parecía una pregunta, pero no tenía la opción de negarse. Se disculpó con su familia y se levantó para ir a donde su padre lo esperaba.

— ¿Ocurrió algo, mi amor? — pregunto su madre, imaginando que se trataría de algo de la empresa.

—No. Solo una discusión que tengo pendiente con nuestro hijo. Ya regresamos.

Dejo que su progenitor saliera primero y luego lo siguió cerrando la puerta. Ignoró la sonrisa burlona de Kencho y se preparó para la reprimenda que estaba seguro recibiría, pero también comenzó a preparar sus argumentos para defender su punto. Sabia porque padre estaba enojado por haber tomado una decisión importante sin él, y no se arrepentía de haber actuado a sus espaldas, había hecho lo correcto para la empresa. De eso estaba seguro.

Llegaron a la oficina de su padre y este puso seguro para que no fueran interrumpidos. El mayor se volteó a verlo y solo entonces pudo observarlo realmente enojado, frente a los demás incluyendo al resto de su familia ocultaba sus emociones bajo una máscara de formalismo y a veces una sonrisa algo engreída, pero estando solo con él o con su hermano dejaba ver sus verdaderas emociones. Ante ellos no tenía nada que fingir, porque ellos no tenía el derecho a juzgarlo ni a criticarlo.

El señor Saikou se pasó la mano por la cara y así también por el cabello, exhalo por la nariz y se paró frente a él encarándolo. Por parte de Megamo, no se movió y mantuvo contacto visual con él todo el tiempo.

—Dime, hijo mío. ¿Por qué cancelaste la tarjeta de Ayano Aishi? — inquirió. La voz de su padre sonaba más profunda y grave de lo habitual, eso muchas veces lo delataba cuando estaba furioso y trataba de fingir lo contrario. Recordó como su abuelo decía que eso era uno de los defectos que nunca había podido corregir en él.

—Investigue de donde provenía el dinero que mandabas a esa cuenta y encontré que era retirado del capital de la compañía— respondió manteniendo la calma. Dio un paso adelante y lo observo con el ceño levemente fruncido —. Estas robándole a la empresa por una asesina.

— ¿Cómo te atreves a hablarme así? Insolente— golpeó su escritorio con la palma abierta y encaro a su hijo parándose frente a él, irremediablemente Megamo dio unos pasos atrás, pero no por eso se deshizo de su semblante retador —. Ese dinero es mío, al igual que la compañía. Puedo hacer lo que quiera sin rendirle cuentas a nadie.

El amor de tu vida #1 | Yandere Simulator (Ayano x Male Rivals)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora