Se tallo los ojos con cansancio y se quejo al sentir un pequeño dolor en su espalda. Se levanto, estirándose un poco en el proceso. Se dio cuenta de que se había quedado dormida en la sala.
Con miedo de que se hubiera retrasado para llegar a clases, busco desesperadamente su teléfono. Lo encontró tirando el suelo, cerca de una de las esquinas del sofá, pero no sirvió de mucho pues estaba descargado. Lo conecto tan rápido como pudo y encendió la televisión, esperando ver algún noticiero en donde pudiera ver la maldita hora.
Se alivió un poco cuando, en medio de una nota acerca de la prostitución en las calles de Japón, vio que todavía eran las cinco de la mañana. Suspiro aliviada y se acercó a la ventana, donde removió con cuidado las cortinas y confirmo que aún era de noche.
—Creo que tengo tiempo para un baño— pensó en voz alta.
Sin molestarse en apagar la televisión, busco su toalla y un uniforme limpio. Acto seguido, entro al baño lista para darse una ducha que la ayudara a despejarse y relajarse de los miles de problemas que la seguían sin cesar. Luego de un rato, cerró la llave y se envolvió con la toalla; podía escuchar aún la tele de fondo. Parecía ser el reporte del clima y algo que indicaba que habría lluvias próximamente.
Llego hasta su habitación y se empezó a vestir con cierta rapidez, no era prisa por llegar a clases, sino que no recordaba que hubiera arreglado su mochila la noche anterior, por ende, tenía que arreglarla ahora.
Luego de estar lista y guardar los útiles que necesitaría, se encamino a la cocina, se moría de hambre y tenía que encontrar algo no saludable para que pudiera desayunar. Recordó que el día anterior, luego de salir en la tarde del hospital había comprado una hamburguesa extra grasosa. La saco de la nevera y partió un pequeño pedazo que luego calentó en el microondas, comió con cierto asco el alimento, pues la grasa era tanta que la sentía desbordarse por sus labios. Para evitar esa asquerosidad, corrió de regreso al refrigerador y se sirvió un total de cuatro vasos de agua.
Regreso al baño, solo que esta vez para lavarse los dientes y agarrarse el cabello.
Había algo raro que no la tenía tranquila, más que nada después de salir de bañarse. Sentía que algo no iba bien en su casa, como si alguien o algo estuviera adentro. Con eso en mente dejo su cepillo al borde del lavamanos y entro al cuarto de su madre, donde tomo un bate del armario y empezó a revisar habitación por habitación en busca de algo que estuviera fuera de lugar.
No encontró nada diferente ni a nadie merodeando en su casa. Tal vez solo era todo lo que vivía en la escuela lo que la hacía desconfiar de su propia casa. Que horrible.
Dejo el bate en la entrada de la cocina y regreso a la sala. Vio que eran las seis y media y supo que ya debía irse si quería llegar a tiempo. Apago el televisor, tomo su mochila, escondió un cuchillo bajo su falda y salio dispuesta a seguir acercándose a Taro. Era cuestión de principios y de supervivencia, había dicho su madre en la última plática que habían tenido: si Ayano no conseguía tener a Taro, habría cometidos un sinfín de asesinatos en vano, sin mencionar que la familia Aishi se quedaría estancada y seria por su culpa.
Si. Tenía el mundo sobre sus hombros entonces.
Ayano estaba tan metida en sus pensamientos, que luego de salir del jardín delantero no noto como alguien, desde adentro de su casa, abría las cortinas para verla irse. Acto seguido, el extraño camino sin prisa hasta el baño y tomo el cepillo de dientes de la yandere.
El chico sonrió complacido y llevo el cepillo hasta sus propios dientes. No era un beso. Pero era el "contacto" físico más cercano que hasta ahora había tenido con ella. Y era exquisito.
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El amor de tu vida #1 | Yandere Simulator (Ayano x Male Rivals)
FanfictionNuestra querida Ayano sueña con estar junto a senpai por el resto de su vida y darle el amor que no logro sentir hasta que lo conocio. Esta completamente convencida de que el es el hombre con el que pasara la eternidad hasta que la muerte los separe...