—¿No vas a decir nada? —preguntó Hermione.
Luchaba para que los nervios no la traicionaran mientras miraba directamente a Harry, que estaba boquiabierto frente a ella. Si bien había albergado muchas dudas antes de dar ese paso, había confiado en que no tendría que ir más lejos. Toda su vida se habría simplificado muchísimo si Harry hubiera cortado de raíz su proposición y le hubiera declarado su amor eterno de una vez. Pero su plan no había obtenido los resultados apetecidos a simple vista. La actitud de Harry con respecto a un arreglo de ese tipo no auguraba nada bueno para Hermione. Había quemado todas sus naves en un último intento con la esperanza de que Harry no la rechazara de nuevo.
No dejaba de pensar que diez años era mucho tiempo. Los dos habían madurado desde entonces. Ya no era la adolescente impulsiva e ingenua. Conocía a Harry mucho más profundamente y, si quería que el plan resultara, la idea de la seducción tendría que salir de su boca. Desgraciadamente, permanecía quieto con la misma expresión de asombro, incapaz de articular palabra.
—¿Y bien? —insistió Hermione—. ¡Di algo!
—No tengo palabras.
—Te agradecería que superases tu incapacidad momentánea lo antes posible.
Hermione buscó en su bolso un cuaderno amarillo y un lápiz. Empezó a escribir, en la parte superior de la hoja, «Futuros Candidatos». Quería darle un poco más de tiempo a Harry para que asimilara sus palabras, y elaborar una lista era una simple excusa. Hermione levantó la mirada y comprobó que Harry la miraba de soslayo.
—¿Qué? —preguntó con toda su inocencia.
—¿A qué te refieres cuando dices que quieres que te busque un marido? ¡Sientes un rechazo casi visceral hacia el matrimonio!
—No es cierto. Eres tú quien piensa así —señaló Hermione, que intentaba parecer despreocupada—. Siento aversión hacia los matrimonios de mi madre. Quizá mi pobre juicio acerca del matrimonio sea hereditario y mi visión sea más cercana a la de mi madre de lo que a mí me gustaría. Sencillamente, no confío en mi propio juicio.
—¿Y vas a confiar en el mío? —preguntó Harry—. Yo tampoco creo en el matrimonio, ¿recuerdas?
Hermione lo recordaba perfectamente y nunca lo había olvidado.
—Encontrarás a tu media naranja algún día —apuntó Hermione.
—No —negó Harry tajante—. Nunca aparecerá. Y, si te soy sincero, me sorprende que quieras cometer los mismos errores de tu madre después de todo lo que hemos vivido.
—No cometeré los mismos errores que ella si tú me ayudas.
—Pues no lo entiendo. ¿Por qué no?
—Necesito una persona a mi lado de la que poder hacerme cargo, Harry. Tras la muerte de papá, comprendí que me gustaba cuidar a las personas. Me encanta estar en casa. Soy muy hogareña. Ya sé que en estos tiempos parece políticamente incorrecto descartar una carrera profesional para ejercer de ama de casa, pero es lo que me gusta hacer. Siempre puedo seguir jugando en Bolsa desde mi ordenador, pero si tuviera que dejarlo mañana, no me importaría. Supongo que estoy chapada a la antigua. ¿Qué puedo decir? Quiero un marido que me ame y al que entregar todo mi amor. Y niños, con el tiempo. Me gustaría tener un par de perros y una casa con un gran jardín. ¿Acaso estoy pidiendo demasiado? ¿Adónde vas?
—Voy a preparar más chocolate —dijo Harry.
—Todavía queda un poco —dijo Hermione y tendió su taza hacia Harry para que la rellenara.
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LECCIONES DE SEDUCCIÓN
FanfictionAdaptación Harmonie del libro Seducing Mr. Right. Cuando una persona que quieres te pide algo.... ¿Cómo puedes decirle que no ? . . #4 Hermione