Capítulo 16

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—¿Estás enamorada de él?

—Sí, mucho —aseguró Hermione.

—¿Estás segura?

—Sin el menor asomo de duda.

—Tengo la sensación de que sé de quién se trata —dijo tras un largo suspiro.

—¿En serio? —Hermione lo miró con interés.

—Es Ron.

—¿Ron? Pero en qué...

—¡Maldita sea, Hermione! Es exactamente lo que había sospechado —Harry alzó la voz—. Es un auténtico jugador.

Golpeó la encimera con el puño, pero con tan mala fortuna que su mano aterrizó sobre el cartón de los huevos. La caja se arrugó y varios huevos se cascaron. Hermione ladeó un poco la cabeza para mirarlo.

—Las apariencias engañan —dijo Hermione—. Quizá no haya encontrado a la mujer idónea para comprometerse.

—Eso mismo pienso yo —Harry se limpió la mano con papel de cocina.

—Creo que con un pequeño empujón comprenderá que está enamorado de mí.

—Si por mí fuera, le daría un empujón desde un acantilado —dijo con amargura, pero no deseaba ningún mal a Ron.

Se había cumplido la peor de sus pesadillas. Hermione estaba enamorada de su mejor amigo. Habían caído sobre la ciudad todas las plagas.

—¡Eh! —Hermione lo golpeó en el brazo—. ¿Estás en coma?

—Creo que te mereces un compromiso —dijo Harry—. Dije que te ayudaría y pienso cumplir mi palabra.

—¿Y qué vas a hacer?

—Ya sabes que somos muy competitivos. Tú quieres un compromiso por su parte, ¿no es cierto? Si finjo que estoy interesado en ti, Ron alquilará un avión a Las Vegas antes de que nos demos cuenta. ¿Te parece bien?

Hermione se quedó unos segundos anonadada. Se limpió el sudor de la frente con la mano y cerró los ojos.

—Sí, claro —sonrió—. ¿Por qué no?

—Es tarde —señaló Harry aliviado—. ¿Por qué no te acuestas? Voy a terminar de preparar estas galletas y pensaré en cómo podemos cazar a Mister Perfecto.

Harry sentía un nudo en la garganta que no lo dejaba respirar. Y sentía una opresión en el pecho parecida a tener un elefante sentado sobre su corazón. Comprendió que cada vez que Hermione había mencionado a su media naranja, él había sentido un dolor agudo. Había pensado redactar una lista con los defectos de Ron. Había miles de cosas negativas acerca de...

Pero tuvo que admitir que Ron no tenía nada de malo. Habían sido amigos toda la vida y sabía que era honrado. Y si Hermione lo amaba, era su obligación velar por sus intereses hasta que Ron se declarase. Aunque la idea de que Ron posara sus manos sobre el cuerpo de Hermione le revolvía las tripas. Pero sabía que si no se trataba de él sería otra persona. Y no podía deshacerse de todos los cuerpos solo porque no quisiera que hiriesen los sentimientos de Hermione.


A la mañana siguiente, Harry entró en el despacho de su amigo de forma casual con dos tazas de café. Ron llevaba un traje gris marengo, corbata, zapatos relucientes y estaba sentado en su butaca, con los pies en alto, mirando por la ventana. Harry, en vaqueros y camiseta, ya que iba a supervisar una obra, ocupó la silla vacía.

LECCIONES DE SEDUCCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora