(One Piece) Princesa Pirata. 2a Temporada.

Capítulo 21: No existen las casualidades.

Narra Emiliano.

Grace emergió, nos dijo que en la parte este de la isla estaba una cueva submarina, en ese momento la mascota surgió del vehículo.

-Estaba ahí, cuando me vio fue directo hacia mi...- no pude evitar preocuparme.

-¡¿Y dónde está la señorita Medanne?!- le pregunte al animal, aunque no sé si podía entenderme.

Con su cola señaló la isla, así que debía ir con ella.

-Bien... somos 5, en el submarino caben sólo tres, pero debemos pensar en Medanne y Wellesley, así que yo iré por ellos...- dijo Gally, eso me molestó.

-¿Por qué tú?- no pude evitar quejarme, siento que si me quedo en el barco me volveré loco.

-¡Tu estás muy alterado, podrías ir a destruir la isla antes de preguntar por Medanne!- me señaló acusatoriamente, chasquee la lengua, tenía razón.

-¡Yo no me quedaré aquí tan tranquilo, mientras la señorita me necesita!- no podía ocultar lo desesperado que me encontraba, pensar que en esa isla había Tenryuubitos, me hacía pensar lo peor, principalmente si llegaban a encontrarla y enterarse que es sobrina de Mugiwara. –¡Si te preocupa el espacio, puedo regresar nadando!- él suspiró con frustración, sabía que no podía detenerme.

-De acuerdo... Jack y Grace cuidarán el barco...- ¡genial! Gane.

-Traigan lo más pronto a Medanne-san...- dijo Grace.

-Supongo que a mí me toca preocuparme por el pobre Wellesley...- dijo en tono de burla, era cierto, nadie había pensado en él, a fin de cuentas también es nuestro nakama, es igual de importante que Medanne.

-No se preocupen los traeremos de regreso...- dijo Gally.

Sin tiempo que perder, nos adentramos al submarino, con la mascota incluida, no sé porqué quiere regresar a la isla, si regreso al barco.

Narra Corazón.

Armas de fuego y sables, eran lo que tenían esos tipos, derribamos varios, pero por el espacio, nos vimos obligados a salir por la ventana, del lugar, la gente al rededor comenzó a correr despavorida por tal escándalo.

-¡Entréguense!- gritó uno de ellos, posiblemente el líder del grupo.

-¿Por qué hacen esa pregunta?- cuestionó Medanne. –Cómo si fuéramos a decir que si...- 

-¡Silencio!- gritó avergonzado y enojado. –¡Ataquen!- unos hombres lanzaron jabalinas, escuche una voz era un niño tratando de levantar a una mujer, quien tenía una venda en los ojos.

-¡Mamá! Tenemos que huir...- exclamaba, en ese momento las lanzas iban en todas direcciones, incluidos a la de ellos.

Parecía perdido para ellos, pero en ese momento Medanne se interpuso.

-¡Medanne!- las lanzas cortaron su vestimenta, causándole heridas, fueron sólo cuatro lanzas, las demás las detuve yo, no debía dejar que le pasara algo, los demás no me lo perdonarían.

-Estoy bien...- volteo a ver cómo la mujer se levantaba y con el niño se alejaban de ahí. –¡¿Por qué atacan si saben qué hay civiles?!- exigía saber, había rabia en su mirada.

-Tenemos órdenes de llevarte ante los honorables reyes... Drusila-san nos ha dicho que puedes interesarle a Nerón-sama...- lo sabía esa anciana nos vendió, no me apartaba de Medanne.

-Esperen...- escuchamos la voz de una mujer, volteamos a verla, una mujer delgada de cabello negro, largo hasta la cintura, ojos ámbar, con pantalón blanco entallado y una ombliguera de color rojo. –Ustedes no son rivales para esos mocosos, no podemos hacer esperar a Nerón-sama...- ¿quién era esa tipa?

-Como ordene Drusila-sama...- tanto Medanne como yo nos sorprendimos es esa anciana, pero cómo.

-Se supone que Drusila es una anciana...- exclamó Medanne.

-Algo no me da buena espina... no bajemos la guardia, debe ser una usuaria...- ambos nos poníamos en guardia, mientras los soldados se hacían a un lado.

Narradora.

Mientras tanto, los tres reyes se encontraban en una sala de té, mientras les llevaban sus bebidas, sin embargo no estaban solos, una mujer los acompañaba, tenía cara de fastidio, con un vestido en apariencia costoso, cabello castaño claro lacio, largo, ojos oscuros, con lentes rosas, y un pequeño velo que cubría su boca.

-Me alegra que puedas venir a ver nuestro imperio querida Shalulia-san...- dijo Augusto, mientras la mujer tomaba su taza de té.

-Los revolucionarios estuvieron apunto de encontrarme... no tuve remedio, odio con toda el alma viajar, el aire impuro me hace daño...- dijo en tono de fastidio, estaba harta de escapar como una vulgar criminal. –Espero que esos inútiles del gobierno resuelvan este asunto y pueda regresar a Mariejois...-

-Todos nosotros los deseamos...- dijo Nerón. –Extraño los buenos momentos... ser reyes no es divertido...-

-Aunque es interesante quitarles a los plebeyos los que poseen...- carcajeo el más pequeño, de los hermanos.

-Me recuerdan a Charloos-niisama, obsesionado con la escoria humana...- suspiró con cierto pesar. –Está en manos de esos vulgares plebeyos, juro que cuando recuperemos el control serán castigados de la peor manera, hasta que me supliquen por sus vidas...- dijo frívolamente.

-Aún recuerdo cuando el actual rey Pirata lo golpeó...- carcajeo con burla Caligula. –¡Fue tan patético!-

-¡Silencio Caligula!- gritó asustándolo. –Aún no olvido a ese maldito y ruin plebeyo, por él es que comenzó nuestra caída... para ese tengo planeado algo mucho peor...-

-Estas de suerte...- todos miraron a Augusto, quien tomaba vino en una copa, en lugar de té.

-¿De qué hablas?- dijo sorprendida.

-Tenemos una invasora en esta isla, al parecer es la sobrina de ese tipo...- mostró el cartel. –La llaman princesa Pirata... por su relación con Mugiwara no Luffy...- Shalulia abrió la boca atónita.

-Drusila me dijo que posee una hermosa mirada...- dijo con interés Nerón.

-Su cabello es negro... pero tiene unos curiosos caireles, ¡debo tenerlos!- dijo con ansiedad Caligula.

-Es una kuja, su arma es una boa... un objeto interesante para mí colección...- el interés se notaba en Augusto.

-Eso no es suficiente...- habló la mujer, llamando la atención de todos. –Debe ser humillada de todas las formas posibles... capturen a esa mocosa, obtengan lo que desean de ella y déjenme el resto a mi...- una sonrisa macabra se dibujo en sus labios.