(One Piece) Princesa Pirata. 2a Temporada.

Capítulo 28: Venganza.

Narra Jack.

-¡Grace!- fui corriendo con ella, quien estaba en el suelo, tenía una herida en el hombro, sin embargo Primo, gritaba de dolor tocando su brazo roto.

-¡¿Qué me hiciste?!- se quejó.

-Esto es lo que le pasa al escudo más fuerte y a la lanza más poderosa si se llegan a enfrentar...- explique. –Sé destruyen mutuamente, Grace ha sido lastimada, pero tú ya no puedes usar tu poderosa lanza...-

-¡Maldita pirata!- estaba dispuesto a atacarla, pero olvido algo.

-Este encuentro fue un empate, ahora tu siguiente rival soy yo...- me levante cargándola, quien parecía inconsciente, la deje en la banca del mástil.

-¡¿Qué puedes hacerme tu?! Anciano ciego... aunque haya perdido mi brazo izquierdo, puedo luchar con el derecho...- su voz era entre dolor y soberbia.

-Para tu desgracia yo no peleo a puño limpio...- detrás del mástil saque el último invento de Emiliano, un arma larga que puede cambiar de tiro, es decir puedo usar balas de cualquier tamaño, depende la situación.

-Debe ser un chiste... tú eres el artillero de este barco...- retrocedió, sabía que qué muy poderoso que fuera su puño, no podría ser más veloz que mi arma, de hecho ni yo sé que tan rápida es, me la acaba de dar, antes de que se fuera con Gally.

-¡Ríndete o sufre las consecuencias!- él temblaba de furia, estaba herido en su orgullo.

-No... no es posible... esto es una vergüenza para el ejército Republicano...- se preparó, no le importaba que podría morir, al parecer ya no tiene nada que perder. –¡ROMANOS HASTAM*!- lanzó su puño, sin embargo era inutil.

-¡SURPRISE SHOT**!- con el mango oprimí el mecanismo que me daría la bala deseada, la bala salió, y no me había equivocado, pues está se abrió liberando una poderosa red, era la bala más grande, Primo cayó, pues estaba cansado por la pelea, además del impacto de la red.

Me colgué mi nueva arma atrás de mi espalda, fui con Grace, quien comenzaba a despertar, se quejó al sentir el dolor en su hombro.

-Grace...- me acerqué preocupado.

-Estoy bien... sabía que no era rival para ti, pero quería probarme a mi misma...- dijo.

-Lo hiciste bien...- dije con una sonrisa, pero ella también sonrío con ironía.

-Mentiroso...- suspiro, al menos lo intenté. –Soy la más débil de los 6, siempre me deje llevar por mi escudo, pero desde el encuentro con Kurohige, me di cuenta que mi habilidad no era perfecta, si quiero ser tan fuerte como los mugiwaras debo entrenar, superarme día a día...-

-Para eso seguimos en este viaje...- reafirme lo que Medanne siempre nos dice, en este viaje cumpliremos nuestros sueños.

-Ahora... ¿qué hacemos?- cuestionó.

-No tiene caso quedarnos aquí, debemos ir a la isla, ayudarlos en caso de ser necesario...- explique, ella asintió. –Como no está Wellesley, te vendaré la herida...-

-Si, no te preocupes, no es tan grave...- se levantó y nos dirigimos a la enfermería.

Debíamos apurarnos, no sabíamos la situación de nuestros nakamas en aquella isla, pero si no había regresado, e incluso ya habíamos recibido un ataque, solo significa que las cosas no podían estar bien.

Narra Medanne.

El tal Eneas había regresado, unos soldados iban con él, llevando brasas al rojo vivo, además de una vara de metal que sobresalía de ahí, tenía un mal presentimiento.