⚪⏺️XxX - 5⏺️⚪

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Una semana más tarde.

-Cariño! - Ahg! -

No me llamaba por mi nombre, me decía cariño.
Me contó que nunca antes había comido, pero como yo me encontraba con él, por qué no aprovechar ese beneficio.
No me dejaba salir al exterior, a veces, ni siquiera estaba en la casa, me veía melancólico y culposo cuando volvía. Parecía feliz al verme, nunca hubo ni siquiera una pizca de arrogancia.

De igual manera, era difícil lidiar con él.

Al romper algo, u ocasionar algún desorden, pasaba lo mismo.

-Cariño! Lo lamento! - yo entraba en la cocina, él me miraba penoso desde una esquina, antes de irse se acercaba y... - Lo siento, limpialo si? - besaba mi mejilla suavemente y se iba -

Y una y otra vez, aunque no sé como nunca había basura si yo no la sacaba y las cosas materiales parecían...

Regenerarse.

¿Regenerarse?

¡Regenerarse!

¡Claro que lo hacían! Por ello siempre eran idénticos las cosas que Sebastian rompía!

Y en la casa nunca había polvo.

Esto, uh!

Además de que, había ropa que no lograba lavar por falta de tiempo, y ésta aparecía como nueva en la habitación del... Desgraciado Demonio.

-Cariño! Venga! Solo quiero un masaje! - rió -

Estaba en el sillón, mirando televisión, su cabello caía sobre su cara, tenía una remera blanca y unos pantaloncillos cortos negros, cuando me vio, sonrió de lado.

-Cómo está mi Maid favorita? - tomó mis manos y las puso en sus hombros dándose vuelta, acomodándose, la espalda contra el brazo del sillón. Suspiré.

-Un demonio no tiene dolores, por lo que me dijo Ian.

-Ese...-bufó - no importa, solo hazlo si? Me gusta - me gusta -

-Cómo quieras -

-Como quiera, mi Señor, por favor, dilo con clase - lo apreté fuertemente en los hombros, no dijo nada - Adelante -

-Como... Como quiera mi Señor - rió-

-Ve y haz palomitas, te encantará esta película - me sonrió al mirar hacia mí -

-Bien...

-Bien qué - decía como un niño pequeño, le gustaba jugar -

-Bien, me voy a hacer palomitas no moleste, Señor - rió cuando me fui algo molesta hacia la cocina -

-¡No te enojes hermosa! - escuché -

Vi aquellas semillas. En ese momento, desee que...

Y lo hicieron, el paquete explotó.

Di un grito sintiendo como varias de ellas me golpeaban.

No sabía que fue exactamente lo que ocurrió, me cubrí la cara con las manos largando un lloriqueo involuntario.

-Q-que... Yo... No pensé que ocurriría tan temprano - lo escuché acercarse, me abrazó - ya está - lo escuché susurrar cerca de mi oído, besó mi cabeza - no llores si? Mira Em - Em, solo una persona me dijo así, Sebastian tomó mis manos y las separó un poco para mirarme - mira, calmate sí?, observa esto, nada te ocurrirá, solo mira - me soltó, parecía, triste -

Me giró un poco y suspirando, vi como las semillas se levantaban del suelo y eran desechadas, y las que estaban aún encima de la mesa, se fueron juntando en una bola, ésta fue puesta en aquella olla que había preparado. La cerró y la hornalla se prendió.

-Cámbiate y vuelve, no tardes más de cinco minutos o iré a por ti - me dijo de forma lenta, asentí despacio, corrí fuera de aquel sitio, subí las escaleras lo más rápido que me daban mis piernas -

Entré a mi habitación y fui directo al closet.

Cerré la puerta, al hacerlo, pegué un grito tratando de desquitarme, golpee una pared a puño cerrado.

Todo, para tratar de pensar mejor, al cabo de unos minutos comenzó a doler, solté todo el aire quitando algunas lágrimas, me quité aquella ropa y al comenzar a ponerme un short, escuché la puerta exterior abrirse...

Qué Graciosa! Béseme (Sebastian Michaelis Y Tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora