Capítulo 11

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Un puñetazo y la sangre saltó frente a los ojos de Kendall, impregnándose en su rostro, otro puñetazo, más del carmesí cubriéndolo todo. Otro y otro, Kendall golpeaba el rostro de Jett con rabia, con toda la rabia contenida que albergaba su normalmente pacifico corazón. Pero por más que lo golpeaba la sonrisa cínica no desaparecía del rostro del otro rubio, y sus ojos no abandonaban esa expresión burlona que hacía hervir la sangre de Kendall.

Entonces el rostro cambió, ahora era Logan, sus ojos marrones completamente apagados, y esa expresión triste que le dedicó antes de desmayarse. Kendall detuvo su puño de inmediato, pero la sangre derramada en el suelo se levantó, transformándose en lazos de seda carmesí, lazos que envolvieron sus manos y piernas, transformando al rubio en una burda imitación de un títere de cuerdas. Los lazos comenzaron a acercar su puño al rostro de Logan, y a pesar de todos sus esfuerzos por detenerse su mano seguía avanzando. Gritó, se retorció y gimió ante la impotencia, ahora sus nudillos estaban a solo centímetros del triste rostro de la persona que más amaba, más cerca, más cerca, ya casi podía sentir el calor que emanaba la piel de Logan, más cerca…ahora solo un milímetro lo separaba…

—¡Logan!—Kendall despertó de golpe, levantó la cabeza y miró a su alrededor, aún alterado por el extraño sueño. Se tranquilizó al percatarse que seguía en la habitación del hospital. Estaba a un lado de la camilla de Logan y su cabeza estaba apoyada a un lado de la mano del mismo.

Suspiró, ya había pasado una semana desde…el incidente, y Logan no mostraba ningún signo de mejoría. Lo miró, su rostro mantenía la misma expresión de paz. Acercó su mano a aquél rostro de porcelana, acariciándolo con las yemas de los dedos. Cada vez que lo miraba se sentía más impotente. Los doctores decían que no había nada más que pudieran hacer, excepto esperar.

Volvió a apoyar la cabeza en su lugar y cerró los ojos, esperando no volver a tener el mismo sueño.

Kendall.

Un rayo de sol que se coló por las cortinas me despertó. Nada más estuve despierto me estiré completamente, me sentía destruido, quizás por la posición en la que dormía cada noche, sentado en una silla con medio cuerpo fuera, apoyado en la camilla. Me levanté y corrí las cortinas, sintiendo como la luz del sol matutino golpeaba con fuerza mis cansados ojos.

—Buenos días Logan—Dije al aire.

Entré al baño de la habitación y abrí la llave del lavamanos. Mientras el agua corría me miré en el espejo, dos grandes ojeras que cubrían mis ojos, y una barba de casi una semana me hacían ver mucho más mayor de lo que soy. Tomé un poco de agua y me lo lancé a la cara, intentando alejar los rastros del sueño. Después de asearme volví a mi lugar en la silla. Nada en la habitación se movía, todo era demasiado estático. Lo único que rompía con esa extrema quietud era el sonido de mi respiración y el pitido del electrocardiograma.

Todo este silencio me enferma.

Pasan las horas y alguien golpea la puerta. Es mi mamá, quien me mira con una expresión preocupada.

—Tienes que descansar, hace una semana que no duermes como corresponde—Dice sentándose en una silla a mi lado.

—Lo sé, pero no quiero alejarme de él.

—Cariño, sabes perfectamente que Logan querría que descansaras—Dice tomando mi barbilla—Además no creo que quieras que te vea así de desaliñado cuando despierte—Comenta riendo ligeramente.

Sonrío, pero esa sonrisa desaparece cuando aquel pensamiento regresa a mi mente—¿Y si nunca despierta? ¿Qué tal si Logan no quiere seguir viviendo? ¿Qué pasará entonces?—Digo algo alterado, definitivamente la falta de sueño me está afectando.

—No creo que él renuncie a lo que tiene tan fácilmente, ni que quiera alejarse de ti.

Después de un rato salí de la habitación, el pasillo del hospital estaba casi desierto, excepto por algunas personas con rostros preocupados esperando fuera de la habitación de algún familiar. Caminé casi automáticamente hasta el estacionamiento y cuando cerré la puerta del auto sentí como si algo en mi interior se liberaba, como si me hubieran concedido una tregua de nepente*, un vacío en el tiempo donde no recordaba a Logan y podía descansar de todo este drama.

Conduje rápidamente, casi al borde del límite de velocidad, debía actuar antes de volver a la realidad. Subí corriendo las escaleras de mi casa, diez minutos después ya estaba duchado y con ropa limpia y la barba había dicho adiós. Volví a conducir, está vez con un destino fijo.

Un estacionamiento, un mesón, una revisión rápida, un paseo por celdas llenas de criminales con cara de pocos amigos y después ahí estaba, frente a frente con el motivo de todo este dolor, de mi dolor, y del de Logan, Jett.

El guardia nos dejó solos, al verme llegar levantó la mirada, estaba sentado en la litera de abajo. Se puso de pie lentamente, su rostro ha cambiado mucho desde la última vez que lo vi, luce más avejentado, o quizás…cansado. El corazón me retumba en los oídos y podría jurar que tiemblo ligeramente debido a la expectación.

—Hola, Kendall—Dice acercándose a la reja, lo único que nos separa.

—¿Hola? ¿En serio? ¡Eso es todo lo que tienes que decir!—Exclamo.

—No sé…—Jett agacha la mirada—No sé qué más podría decirte, todo lo que diga solo sonara hipócrita, no hay nada que pueda decir para deshacer lo que hice.

—¿Deshacer? ¿Entonces te arrepientes?—Pregunto algo más tranquilo.

—Sí, y siempre me arrepentiré, porque yo amo a Logan, pero lo único que hago es hacerle daño.

—Eso no es amor, porque no fue solo una vez, no fue solo algo pasajero, fueron casi dos años de abuso, lo que sucedió….lo que hiciste solo fue la gota que derramó el vaso—Digo,.

Él se lleva las manos a la nuca y mira hacia arriba, como quien quiere contener las lágrimas.

—Lo sé, pero…yo nunca he sido dueño de mi vida, y Logan tuvo la mala suerte de que me enamorara de él.

—Y le arruinaras la vida…no eres más que un maldito egoísta—Metí mi mano dentro del forro de mi chaqueta, mis dedos no dejaban de temblar. Un corte en el forro y mis dedos se toparon con algo metálico, una pequeña pistola de bolsillo, el único recuerdo que me queda de mi padre*

—Es cierto, siempre he sido así, no hago nada más que aprovecharme de las personas que quieren ayudarme—Apoyó la frente en la reja y sonrió con tristeza—No soy más que un cobarde.

Mi mano se detuvo ¡Tengo que hacerlo! ¡Si no acabo esto Logan y yo nunca podremos ser felices!

Jett saco la mano de entre los barrotes y me acercó hasta que di contra la reja, me encontré de frente con sus ojos, que parecían extremadamente tristes y resignados.

—Gracias—Con un movimiento rápido sacó el arma de mi mano y la guardó en su bolsillo—Pero puedo hacerlo por mí mismo, no hace falta que te ensucies las manos.

Retrocedí unos pasos, solté todo el aire que tenía contenido y mi cuerpo dejó de temblar. "Aun así no fui capaz"

—Necesito que me hagas un favor—Jett se metió la mano en el otro bolsillo y sacó un cuaderno de bolsillo, era bastante grueso y parecía estar lleno de papeles—Cuando despierte dale esto a Logan, es algo que sólo él puede saber—Asentí mecánicamente y tomé el pequeño objeto—En serio lo siento, Kendall, por todo el daño que les causé a ti y Logan.

Di media vuelta y comencé a caminar como un zombi, las palabras habían muerto en mi garganta y un frio extraño me oprimía la espalda. Me sentía solo como una tercera rueda, como si al historia de Logan y Jett hubiera estado escrita desde hace mucho tiempo, y yo solo….solo fuera un estúpido, un estúpido que no tiene idea como liberar la impotencia que le causa ver al amor de su vida en coma.

Cuando salí de la comisaria escuché un disparo, que se desvaneció en el aire segundos después, al igual que la vida de Jett, el chico que una vez fue mi amigo…

Eres mi problema (Kogan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora