Capítulo 5

298 42 41
                                    

Kendall detuvo el auto frente a su casa. Dejó caer su cabeza sobre el volante, preguntándose a sí mismo si debía contarle a su madre sobre la lesión o si debía guardar el secreto hasta que todo acabara. Su relación con su madre era bastante buena, sobre todo por la ausencia de su padre.

El" señor Knight" los había abandonado cuando Katie, su hermana menor, solo tenía un año, entonces su madre tuvo que arreglárselas para sacar adelante a la familia, fueron muchas noches de sufrimiento, donde Kendall escuchaba llorar a su madre por no poder solucionar los problemas.

Sacudió la cabeza para alejar esos recuerdos, ya eran parte del pasado. Gracias a su esfuerzo Jennifer Knight ahora era una de las empresarias más influyentes del estado, y él y su hermana vivían muy bien.

Al final decidió no contarle nada, no porque n confiara en ella, sino porque no quería preocuparla, y siempre corría el riesgo de que lo obligara a tomar un descanso del equipo de hockey, cosa que quería evitar a toda costa.

Estacionó el auto y desmontó, su costado se resentía al caminar, y le costaba aparentar normalidad, pero de laguna forma logró estabilizarse y fingir normalidad. Entró la casa y se dirigió directamente a la cocina, donde su madre estaba sentada detrás de una mesa repleta de documentos y cuentas, seguramente asuntos de la empresa.

—Hola Kendall—Lo saludó la mujer apenas lo vio entrar.

—Hola Mamá—Respondió Kendall caminando lo más normal que podía hasta la mesa, pero al agacharse para darle un beso en la mejilla a su madre sintió un fuerte dolor en la costilla, hizo acopio de todas sus fuerzas para que su rostro no lo delatara.

—¿Qué tal la escuela?—Preguntó su madre.

—Bien, sin ninguna novedad—Contestó el rubio sacando un yogurt del refrigerado—Me iré a mi habitación, creo que estoy algo cansado por la práctica.

—Claro, te llamaré cuando sea hora de cenar—Señaló la mujer con una sonrisa. Kendall sonrió también y salió de la cocina, arrastrando su mochila escaleras arriba.

Llegó como pudo a su habitación y tiró su mochila sobre una silla. La maldita lesión apenas lo dejaba respirar, era como tener el pecho fuertemente apretado. Cansado, se dejó caer en la cama y miró el techo, dejando que sus pensamientos fluyeran libremente.

Por alguna razón pensó en Logan, había algo en ese chico que le atraía, pero no sabía de que manera. Hace tiempo que había notado que era bisexual, es decir, que le atraían tanto los hombres como las mujeres, incluso había tenido algunas novias y algún que otro novio, pero con nadie había sentido algo parecido.

Quizás simplemente veía a Logan como alguien para proteger, alguien que necesitaba ayuda. Desde que su padre los dejó, Kendall se había preocupado de su hermana pequeña, cuidando que nada le sucediera, quizás era lo mismo con Logan, pero los sentimientos eran diferentes, por eso se sentía tan confundido.

Sus cavilaciones fueron interrumpidas por el sonido de su teléfono, estiró su mano y agarró el aparato, era un mensaje nuevo de un número desconocido.

"Veme fuera del hotel 4 estaciones a las 6, tengo algo importante que decirte"—Logan

Leyó el mensaje una y otra vez, como si este fuera a desaparecer de la pantalla si le quitaba la mirada de encima, era extraño, según su percepción logan no era de los que enviaban mensajes así, o al menos eso creía, porque casi no lo conocía.

Sonrió como un idiota y dejó el teléfono en su lugar, volvió a mirar el techo, por alguna razón su costilla ya no dolía tanto.

Media hora después un rubio estaba parado frente a la puerta del hotel 4 estaciones, buscando alguna cabeza pelinegra entre la multitud de personas que caminaban por el lugar a esa hora. En eso estaba cuando una mano le tocó el hombro, se dio vuelta de un salto y ahí estaba Logan, quien lo miraba con una expresión extraña.

Eres mi problema (Kogan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora