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NATHALIA
La brisa helada entra de manera abrupta hacia la casa, dejando colar un estremecedor hilo gélido, que hace que mi piel se estremezca en unos simples segundos. El chirrido tenebroso de la puerta abriéndose se escurre hasta mis oídos y un montón de hojas secas se escabullen por el suelo, empujadas por la brisa. Cierro mis ojos para respirar el aire frío y sentir el viento soplar en mi rostro y para cuando vuelvo a abrirlos lo veo entrar sigilosamente.
—¡Daron! —exclamo al verlo.
Él contempla el lugar con desespero y en su semblante hosco veo ese sentimiento de enojo, pasa por mi lado como si sus ojos no fuesen capaces de mirarme parada frente a él y entonces sé que algo no está bien. Lo llamo por su nombre, más simplemente me ignora como si no escuchara nada más que sus sigilosos pasos sobre el piso. La desesperación comienza a apoderarse de mí y me pregunto si, al igual que yo, él tampoco puede ver nada más que un sitio oscuro.
Da unos cuantos pasos para examinar el lugar y yo lo sigo detrás. Sus ojos están atentos como los de un águila y sus sentidos en alerta, pero sin perder la calma. Apenas escucho su respiración a diferencia de la mía que se encuentra agitada por la desesperación. Mi rostro está cargado de preocupación y mis pasos son desesperados en busca de su atención. Sin embargo, parezco ser un fantasma para él.
Daron se detiene repentinamente, frente a unas inmensas puertas, las cuales reconozco como la biblioteca en donde estuve no hace mucho con Lysander. Los murmullos de un par de voces provenientes desde de adentro lo hacen acercarse sigilosamente a las puertas que yacen casi cerradas por completo.
—Ya sé que tú le has dicho a Nathalia de nuestros planes. —el dueño de esa voz, es Lysander.
—¿Qué te hace pensar que hice tal cosa? —la otra voz pertenece a Dashiell.
Lysander suelta una estruendosa carcajada cargada de la más grande ironía, que solo deja en claro, que no cree en las palabras de su supuesto aliado.
—¿Con quién crees que hablas, estúpido, caído? —Lysander suena molesto—. ¿Acaso te olvidas de quién soy?
Observo a Daron a mi lado y en su rostro yace el gesto de hastío al escuchar a Lysander. Bajo mis ojos hacia sus manos, las cuales están vueltas dos puños. Sé que se muere por interrumpir la conversación y agárralo a golpes como merece, pero se contiene.
Estiro una de mis manos hacia su brazo para poder tocarlo y acariciarlo, pero me detengo al escuchar a Dashiell llamar de forma despreocupada a Lysander "un pobre mago frustrado".
—Uno al que su mejor amiga lo ha dejado por un ángel caído y todavía no supera ese rechazo —continúa—. Para hacerte notar has tenido que recurrir a hacerle daño a los demás —por la mera en que Dashiell habla, parece no temerle en lo absoluto a Lysander—. Supera tu trauma, Lysander o el que terminara mal, aquí serás tú y no a quien pretendes dañar.
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Daron, un ángel y un mago © [Libro 2]
Viễn tưởngLa Nathalia que había jurado en su adolescencia que no se enamoraría de nadie de la misma manera que lo hacían muchas chicas, se había enamorado de un ángel caído. Había tomado la decisión de rehacer su vida en la ciudad de Saint Étienne junto a aq...