Capítulo 25

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NATHALIA

La cabeza me da vueltas como si estuviera puesta sobre una rueda que, gira tan rápido que me hace sentir mareada y pérdida en esta realidad tan absurda. Me lanzo al suelo con ambas manos sujetándola, como si fuera posible que se me cayera a causa de esto. Quiero salir de aquí, deseo volver a ser dueña de mi cuerpo, pero no sé de qué forma hacer que ese espectro me lo devuelva.

Ella piensa en Lysander y en lo bien que él parece conocerme; también piensa en Daron y sus cautivadores ojos verdes. La farsante sabe que él la mira como si entre ellos existiera algo más allá que una simple amistad. Pero ella le teme, porque cuando vio sus alas lo llamó el ángel de la muerte y se aterró por completo.

Me preocupa no poder salir de donde sea que me encuentro y me aterra que no volver a recuperar mi cuerpo. La desesperación comienza a agobiarme, la adrenalina me invade y mi pulso parece el de una abuela de ochenta años.

Tomo una respiración profunda, aun acostada de espalda sobre el oscuro vacío, mientras ella está sobre la enorme cama que, sé que huele a él. Entonces se incorpora y se queda unos segundos divagando entre la nada, entretanto la observo desde este lado.

—¿Qué quieres? —Le pregunto, aunque ya conozco su respuesta.

Ella gira su cabeza, como si pudiera verme y sonríe.

—No quiero volver al Sheol y creo que ya has visto suficiente. No te necesito.

Y en cuanto dice esas palabras, lo último que veo es su macabra sonrisa y como chasquea los dedos, dejándome en una completa oscuridad.

Y en cuanto dice esas palabras, lo último que veo es su macabra sonrisa y como chasquea los dedos, dejándome en una completa oscuridad

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EL ESPECTRO

El sonido de una puerta abriéndose capta mi atención y giro mi cabeza hacia esa dirección. Pongo mis pies descalzos sobre el helado suelo y camino sin prisa hacia la puerta, mis oídos se agilizan al escuchar un par de voces masculinas. A medida que avanzo por el pequeño pasillo, las voces se escuchan cada vez más claras y cuando llegó allí, veo al chico hablando con un hombre que, de inmediato, nota mi presencia.

Daron, un ángel y un mago © [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora