Sawamura Daichi

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La chica se encontraba enfrascada en los libros que se hallaban esparcidos por el suelo, en cualquier otro momento se regañaría a sí misma debido al desorden que había hecho sin embargo estudiar era mucho más importante ahora

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La chica se encontraba enfrascada en los libros que se hallaban esparcidos por el suelo, en cualquier otro momento se regañaría a sí misma debido al desorden que había hecho sin embargo estudiar era mucho más importante ahora. Unos leves golpes en su puerta la hicieron sacar la cabeza de su libro para indicarle a quien estuviera del otro lado que podía pasar.

—Hija, hay alguien buscándote afuera —anunció su padre mientras se asomaba por la puerta.

Confundida, debido a que no esperaba a nadie, salió de su habitación imaginando a quién podría encontrarse afuera de su casa.

Aunque fue quien, o mejor dicho quienes menos esperaba. Al abrir la puerta de entrada se encontró con dos jugadores de Nekoma, el pequeño colocador y el gigante medio ruso.

— ¡Hola, Minami-san! —Saludó con emoción el peligris brindándole una gran sonrisa a la mayor.

— ¿Qué se supone que hacen aquí? —Pregunta con una pequeña risa luego de saludarlos a ambos, notando entonces que los dos vestían la chaqueta y pantalón rojo de su uniforme.

Ignorando por el momento el gatito que dormía entre los brazos de Kenma.

—Vinimos para un partido contra Seijoh —explicó el más bajo en un tono suave manteniendo aún su mirada agachada—. Salimos a trotar y lo encontramos sobre la rama de un árbol.

—Es tan pequeño que no podía bajar solo y cuando lo salvamos no dejó de seguirnos, no podíamos dejarlo solo en ese parque.

La chica entendió entonces las claras intenciones de los dos chicos al llegar a su casa, por esta razón dio unos pasos hacia adelante para cerrar la puerta detrás de ella ante la atenta mirada de los dos chicos.

—Mi madre y hermano son alérgicos a los gatos —contó mientras acercaba su mano para empezar a acariciar la cabecita del animal—. No podría tenerlo en casa.

—Oh, bueno, no hay problema —asegura el más alto aunque la decepción se notaba a leguas en su rostro.

—Espera, nunca dije que no los ayudaría —lo cortó notando su repentina confusión.

Les dio la espalda a los chicos a la vez que entraba de nuevo a su casa, sacando del perchero en la entrada su abrigo alzando la voz para anunciarle a su padre que saldría por un rato, saliendo luego de escuchar una despedida de su parte a la vez que le pedía que se cuidara.

Una vez que se vistió con la chaqueta, extendió sus manos para que Kenma le entregara al gatito—. Yo sé de alguien que lo cuidará.

— ¡Eres la mejor, Minami-san! —Exclamó con entusiasmo Lev causándole una risita a la fémina.

—Muchas gracias, Minami-san.

—No hay de qué, ahora ustedes dos deberían volver con su equipo —indica mientras los tres salían a la calle—. Kuroo seguramente estará volviéndose loco.

Luego de una fugaz despedida, la chica se fue en dirección opuesta a los jugadores de Nekoma, resguardando al animalito dentro de su chaqueta debido a que mientras más tarde se hacía, más frío se sentía.

Emprendió su marcha algo apresurada para llegar antes de que anocheciera, con la ventaja de que sus casas no estaban muy lejos una de la otra.

Minutos después visualizó por fin su destino, apresurando su paso para llegar a la puerta y tocar el timbre mientras se movía de un lado a otro para calentar su cuerpo.

— ¡Hola, amor! —Exclamó un muy sonriente Daichi en el momento que abrió la puerta, acercándose a ella para darle un corto beso— Pasa, seguramente tienes frío.

Se hizo a un lado dejándola pasar hasta la sala, donde vio y saludó a la madre de su novio quien iba entrando a la cocina, anunciando que haría algo de chocolate caliente para que entrara en calor.

— ¿Cómo estás? No esperaba que vinieras hoy —confiesa mientras ambos tomaban asiento en el sofá.

—Fue una visita sorpresa para... —Antes de que pudiera terminar su frase, un pequeño maullido la interrumpió llamando toda la atención de chico.

— ¿Tienes un ringtone de maullidos? —Le pregunta un poco confundido mientras su sonriente novia negaba con la cabeza.

—Ta-da~ —canturreó a la vez que sacaba al animal de su chaqueta enseñándoselo al chico—. ¿No es lindo? Lev y Kenma me pidieron cuidarlo porque estaba solo en un parque, pero sabes que no puedo tenerlo en casa, entonces pensé en ti.

En medio de su explicación Daichi no paraba de acariciar al gato que había saltado de las piernas de su novia para acercarse a él.

—Creo que ya sé a dónde quieres llegar —dijo sonriendo y oportunamente en ese momento su madre salió de la cocina con dos tazas de chocolate—. Mamá, ven un momento.

— ¿Qué sucede, cariño... ¡Aww, que ternura! —El pelinegro soltó una carcajada ante la reacción de su madre en el momento en que vio al animalito—. ¿Es tuyo, Aoi-chan?

—En realidad será nuestro si así lo quieres —se apresuró a decir su hijo quien vio un brillo casi infantil en los ojos de la mujer.

La madre de Daichi no dudó en aceptar más que encantada ante la posibilidad de adoptar al animalito, para luego marcharse ya que empezaría a preparar la cena.

—Muchísimas gracias por aceptar, cielo —habló la chica mientras acariciaba el cuello de su novio—. No sabría a quién más podría recurrir.

—No hay problema, sabes que siempre que esté en mis manos, haría todo por ti.

La chica no lo pensó antes de impulsarse en el sofá para besar a Daichi mientras enrollaba sus brazos por su cuello, escuchando una pequeña risa de su parte antes de regresarle el beso, acariciando su cintura con una mano mientras con la otra cuidaba al animalito sobre sus piernas.

Una vez que cortaron el beso, ambas miradas fueron a parar al gatito blancuzco que al parecer empezaba a dormirse sobre el regazo de su nuevo dueño.

—Tenemos que ponerle un nombre, ¿no crees? —Dice la chica rozando su dedo sobre la cabecita del animal—Copo de nieve es muy cliché, además hace tiempo tuve un conejo que se llamaba así. Murió.

El chico soltó una pequeña risa mientras palmeaba la cabeza de Aoi.

—Y Copito también suena a nombre de conejo. ¡Oh! ¿Qué te parece Sugar?

— ¿Sugar? —Repitió viéndola asentir con entusiasmo.

—Es que es blanco como el azúcar y es tierno como Suga —afirma logrando que Daichi se echara a reír—. Y también le caes bastante bien, como a Suga.

—Entiendo, es Suga versión gato —bromeó haciendo sonreír a su novia viendo su respuesta positiva. Inclinándose para estar más cerca del gato—. ¿Oíste, pequeño? Ahora te llamas Sugar.

Quizás no estaba en los planes de ninguno de los dos reunirse esa tarde, claro que deseaban estar juntos pero estudiar era mucho más imperativo en ese momento. Sin embargo el gatito, o más bien, los chicos de Nekoma habían aparecido casi caídos del cielo pues ahora tenían la excusa perfecta para pasar el resto de la tarde juntos; acurrucados en el sofá, bebiendo chocolate caliente y jugando con Sugar.



Editado el día: 08 de mayo de 2021

Reesubido el día: 10 de mayo de 2021

HAIKYUU || one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora