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El tiempo pasaba rápidamente, y con cada día que transcurría, la emoción por la llegada de nuestro bebé crecía

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El tiempo pasaba rápidamente, y con cada día que transcurría, la emoción por la llegada de nuestro bebé crecía. Neji y yo preparamos una habitación con mucho cariño, recibiendo consejos de Hinata y Hanabi, quien amablemente decidieron ayudarnos en todo este proceso.

Neji había estado a mi lado en todo momento, sin embargo, mientras el nacimiento de nuestro bebé estaba por llegar, él ha sido enviado a una misión importante, por lo que ha estado aproximadamente 1 semana lejos de nosotros.

—Señorita ____, por favor, no haga eso —dijo Yuko mientras me intentaba quitar el foco que pensaba cambiar—. Permítame a mí realizar las labores arriesgadas.

—Solo pensaba cambiar un foco. ¿Qué hay de arriesgado en ello?

Yuko había estado acompañándome desde que Neji se fue de misión. A pesar de haberle dicho que estaría bien por mi cuenta, y que Hanabi venía a visitarme, él insistió en que debía de tener una compañía que me ayudara en lo que necesitara.

—Lo siento, señorita ____. Neji – san me pidió específicamente que le ayudara y cuidara en todo lo posible —dijo Yuko con una pequeña sonrisa.

—Está bien. Lo entiendo —dije mientras le entregaba el foco de luz—. Estaré en mi habitación en lo que llega Hanabi.

Yuko asintió y comenzó a cambiar el foco, mientras que yo comencé a dirigirme a mi habitación. Una vez allí, me senté en la esquina de la cama y aprecié la única foto que tenía con mi hermano mayor. Comencé a recordar todos los momentos que pasé junto a Shisui. Sintiendo una gran nostalgia debido a que él no podría conocer a su sobrino.

De repente, sentí un fuerte dolor en mi vientre. Al principio, pensé que solo era una de esas típicas contracciones que se detenían a los segundos, sin embargo, estas contracciones no se detenían y se iban haciendo cada vez más intensas.

—¡¿Se encuentra bien, Señorita ____?! —exclamó Yuko, quien corría a mi habitación. Ella se acercó a mí, concentró chakra en sus manos y las puso sobre mi vientre—. Tranquilícese, todo estará bien.

—¿Qué es lo que sucede?

—Ha entrado en labor de parto —dijo Yuko—. La llevaré rápidamente al hospital y...

Yuko no pudo terminar de hablar, pues mis contracciones se volvían cada vez más fuertes.

—No habrá tiempo —dije, ocasionando que Yuko me mirara preocupada—. Felicidades, Yuko. Hoy traerás al mundo a un pequeño.

Ella me miró un poco nerviosa, pero inmediatamente su expresión cambió a una determinaba. Yuko comenzó a preparar varias cosas para traer al mundo al pequeño bebé que estaba ansioso por salir.

—Muy bien. Voy a comenzar —dijo Yuko mientras me miraba fijamente—. Necesito que comience a pujar.

Asentí y comencé a pujar. El dolor y la tensión en la habitación aumentaba con cada momento. Yuko me guiaba y alentaba mientras trabajaba duramente en que todo saliera bien.

Todo pareció llevar una eternidad, pero finalmente, logré escuchar el llanto del bebé.

—¿Cómo está? —pregunté.

—Felicidades. Es un niño —dijo Yuko con una sonrisa mientras apartaba al bebé a un lado y volvía a ayudarme—. Señorita ____, sé que me ha dicho que sería un solo bebé. Sin embargo, aquí viene otro.

No hubo tiempo de reaccionar, solo pujé y pujé, hasta que Yuko sacó al segundo bebé. Ella me anunció que era una niña, por lo que solté una pequeña risa mientras recordaba como había dicho que no podría con otra «mini yo».

—Así que eras tú quien me hacía las cosas difíciles —dije mientras acariciaba la mejilla de mi nueva hija—. Tu padre estará feliz de verte.

—Todo ha salido muy bien —dijo Yuko—. Sin embargo, traeré a alguien para que pueda revisarla mejor.

—Está bien.

Yuko iba a abandonar la habitación, pero, en ese momento, un Kunai atravesó su cuello y la hizo caer fuertemente al suelo.

—Vaya. No esperaba matarla —dijo una mujer mientras se iba adentrando al cuarto—. Ha pasado un tiempo, Uchiha. ¿Me has extrañado?

—¿Qué es lo que quieres, Kagura? —pregunté con repulsión mientras la veía acercarse—. Ni se te ocurra acercarte.

—¿Y quién me lo va a impedir? —preguntó Kagura—. Estás débil. Así que no hay nada que puedas hacer.

—No comprendo por qué haces todo esto —dije mientras miraba fijamente a Kagura—. Desde siempre me has odiado. ¿Por qué? ¿Qué fue lo que te hice?

—No te hagas la inocente, Uchiha —dijo con desdén mientras caminaba hacia mí—. Tú siempre tuviste la atención de los demás. Siempre siendo el centro de atención, por lo que siempre terminaba siendo olvidada. Pero Neji, mi Neji, se fijó en mí y le dio sentido a mi vida.... Sin embargo, tú, una espantosa mujer, lo has manipulado y alejado de mí. ¡Tú me has quitado a Neji!

El ambiente en la habitación se volvía cada vez más tenso mientras Kagura avanzaba hacia mí con una mirada llena de resentimiento.

—Kagura. Debes comprender que yo no manipulé a nadie —dije, acurrucando a mis hijos en mi pecho—. Neji es libre de tomar sus propias decisiones.

—Todo lo que quería era estar con él y formar una bonita familia, pero todo eso me lo arrebataste —dijo Kagura mientras acercaba un Kunai a mi cuello—. Debería de deshacerme de ti...

—Hazlo. Deshazte de mí, pero a estos pequeños déjalos en paz —dije con una mirada determinada—. Ellos no merecen sufrir.

Kagura sonrió maliciosamente mientras apretaba el Kunai contra mi cuello y me quitaba de los brazos a mi pequeño bebé.

—Tienes suerte, Uchiha —dijo Kagura mientras observaba fijamente a mi bebé—. No te mataré. Pero deberás de vivir con la agonía de que nunca volverás a ver a este pequeño.

—Kagura, por favor, no lo hagas —supliqué mientras intentaba recomponer fuerzas para enfrentarla—. Ese niño me necesita.

—Criaré a este niño como mi propio hijo —sonrió maliciosamente—. Se parece mucho a Neji, pero lastimosamente tiene el color de tu cabello.

—Kagura...

—También me hubiera llevado a la niña, pero ella se parece demasiado a ti —dijo con asco—. No quisiera ver tu rostro todos los días de mi vida.

Kagura soltó una risa amarga mientras comenzaba a abandonar la habitación llevándose a mi hijo. Desesperada, intenté levantarme para detenerla, pero mis piernas apenas podían sostener mi peso.

Lo único que podía hacer en ese momento era abrazar a mi pequeña niña y suplicar que su hermano estuviera a salvo.

Lo único que podía hacer en ese momento era abrazar a mi pequeña niña y suplicar que su hermano estuviera a salvo

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YOU ARE MY DESTINY; Hyuuga Neji. [2] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora