Capítulo 2

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No puede ser, no puede ser él, ¿cómo me encontró?, ¿qué hace aquí?, ¿quiere matarme?

Alejo esos tontos pensamientos de mi cabeza y decido esquivarlo a toda costa, camino en lado contrario a él, pero cuando me volteo mi cuerpo se estampa contra otra persona. Alzo la mirada y me encuentro con una chica sonriendo, me brinda su mano para poder levantarme del suelo y yo le regalo una sonrisa de agradecimiento.

—Hola, soy Melanie —se presenta.

—Soy Madison, gracias por ayudarme, a veces soy un poco torpe —digo con una risa nerviosa mientras miro a los lados, pero no lo veo. Suspiro con alivio. La chica se da cuenta de mi gesto y me mira extrañada.

— ¡Aquí estás, mi amor! —escucho una voz varonil que desconozco.

Pienso que se dirige a Melanie, pero siento unos brazos rodearme los hombros y un perfume exquisito inunda mis fosas nasales, volteo y me encuentro con su mirada oscura, como la noche y el mal.

— ¡Qué linda pareja hacen! —exclama Melanie con una sonrisa.

—No, no somos novios, solo es mi amigo y siempre bromea de esa manera.

—Eso se acabará pronto, tú serás mía —dice con una sonrisa, a pesar de que a simple vista parece ser un gesto dulce, a mí me causa temor.

Mi corazón deja de latir por unos segundos, o al menos eso siento, el aire me falta y lo miro a los ojos, su rostro no demuestra rastro de diversión que me oriente de que solo está actuando, al contario sus ojos se ven sinceros y con un brillo diferente.

— ¡Qué bromista eres! —logro decir con una sonrisa forzada.

—Bueno, yo los dejo, tengo que ir a clase —dice Melanie.

—Espero verte pronto —le digo y ella asiente dándome un abrazo.

Cuando la veo alejarse me separo de los brazos de él, lo miro con cara de pocos amigos y tomo la valentía necesaria para poder decirle todo lo que quiero.

—Eres un idiota, crees que puedes venir aquí como si nada y abrazarme como si fuéramos amigos de toda la vida, te quiero lejos de mí, no te conozco ni me interesa conocerte. Eres un ser despreciable, tan solo con ver aquella escena tan desagradable como la de anoche me doy cuenta que ratas como tu deben estar tras las rejas o varios metros bajo tierra.

— ¿Terminaste?

—No, necesito decirte cuanto te desprecio, me provocas náuseas y...

unos labios tibios mr impiden terminar de hablar, su lengua trata de entrar en mi boca pero rápidamente lo empujo lejos de mí y le doy una cachetada con toda la fuerza contenida, él me mira con los ojos inyectados de la ira, pero en estos momentos me importa una mierda si quiere asesinarme.

— ¡Idiota!, ¿cómo te atreves?

—No querías hacer silencio, tenía que callarte de alguna manera.

— ¿Qué haces aquí? —pregunto revoloteando los ojos. No tiene ningún caso seguir hablando con él, no quiero tenerlo cerca de mí.

—Aquí estudio, que desubicada estás, soy la sensación, todas las chicas quieren conmigo.

—Por favor no generalices, yo nunca estaría con alguien como tú —digo caminando lejos de él.

—Por ahora, pero pronto serás mía —grita con una sonrisa—. Esto es tuyo.

Me muestra el bolso en sus manos y yo le enseño el dedo corazón y sigo mi camino.

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Mi Demonio GuardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora