Capítulo 25

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Las vacaciones de Lucian habían sido demasiado cortas, a opinión de Beth. Despedirse en el aeropuerto les había llevado horas. Prometió que iría a América pronto. A Lucian no le había gustado el sonido de esa palabra. Pero él tenía que volver a la promoción de la sexta temporada de su serie, a conceder entrevistas y asistir a eventos. Además, la filmación de la séptima temporada iniciaría pronto. Beth suspiró. No habían podido hablar de cómo solucionarían ese asunto. Entre los demás que Beth aún los miraba como impedimentos, aunque Lucian no.

–¡Hola superestrella! –saludó Beth y Lucian emitió una sonora carcajada.

–¿Cuánto tiempo practicaste ese saludo? –inquirió Lucian al otro lado de la línea–. No eres tan buena mintiendo como tú piensas.

–No estaba... –Beth suspiró– ¿por qué lo dices?

–Soy actor, Beth. Lo que mejor hago es mentir –bromeó–. No a ti, por supuesto –aclaró con tono solemne. Beth rió–; sin embargo, a ti no te gusta mi profesión. Lo puedo ver.

–¿Lo puedes ver? ¿Cómo si no estoy ahí? –se burló.

–Porque lo vi desde que nos conocimos. Tú no tomarías en serio a un actor nunca. ¿No es cierto?

–¿Cómo puedes saber eso? –Beth se sorprendió– ¿no te molesta?

–¿Qué quisieras haberte enamorado de un empresario rico e italiano? No, en lo absoluto –mintió.

–Tampoco eres demasiado bueno mintiendo –dijo Beth, aunque no sabía si él mentía o no. Quería suponer que era así.

–Es obvio, Beth. ¿Recuerdas que una vez me llamaste inteligente? –rió Lucian–. Pues simplemente até cabos. ¿Cuánto tiempo estuve en Italia? Y, curiosamente, a pesar de que tenemos una relación. Tú no tienes ningún compromiso aparte, espero, ni yo tampoco lo tengo; debimos escondernos. No conocí a tu familia ni a tus amistades.

–Las cosas no son así... –protestó débilmente.

–Por supuesto que lo son –Lucian soltó en tono burlón– no es importante, por ahora. ¿Pero más adelante? ¿Me esconderás para siempre?

–Yo no... –Beth suspiró–. Lucian, es complicado.

–Beth, siempre lo es.

–No quiero discutir...

–No estoy discutiendo –Lucian negó con una leve sonrisa– incluso estoy sonriendo, deberías mirarme.

–Tú siempre estás sonriendo –puso en blanco los ojos–; no obstante, puedo saber qué clase de sonrisa tienes. ¡Lástima que no te veo!

–¿Tengo clases de sonrisa? ¿Cuándo lo has sabido?

–No lo sé, he contado varias –Beth sonrió, recordándolo–. Me encanta tu sonrisa traviesa, tus ojos se iluminan.

–Beth, ¿quién diría que eres una romántica?

–¿Por qué te encanta burlarte de mí? –usó su tono autoritario–. No me importa lo que tengas que decir.

–Seguramente elevaste tu barbilla ligeramente mientras hablabas, ¿no es cierto? –aseguró Lucian.

–¿Por qué piensas eso?

–Porque te conozco también, Beth. Te he observado y me gusta ese gesto tan... altivo en ti.

–Lucian... –Beth murmuró dudosa– ¿crees que va a funcionar?

–Nosotros haremos que funcione. Tenemos que, ¿no? Después de todo, fui hasta Italia por ti.

–¿Y eso qué tiene de extraordinario? Yo fui a América primero y te encontré.

Solo por ti (Italia #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora