–Pero son solo rumores, claro –Sylvie restó importancia con la mano–. No debemos creer todo lo que escuchamos, Beth.
–Sí, además fue ella quien le pidió que fuera por ti –Julie soltó.
–¿Qué? –Beth clavó sus ojos en ella–. ¿Qué Mary hizo qué?
–Nada –Sylvie contestó de inmediato–. ¿Les gustaría compartir un pastel de chocolate? Se me antoja bastante.
–Yo sí... –empezó Julie, pero Beth interrumpió.
–¿Me pueden explicar qué quiere decir que ella le pidió que fuera por mí? ¿Julie? ¿Sylvie? –insistió.
–Bien... –suspiró Sylvie con cansancio–. No lo dejarás estar, ¿verdad? –Beth negó–. Mary, una vez que te fuiste, le preguntó a Lucian que esperaba para ir detrás de ti. Sin embargo, no significa nada –murmuró.
–¿No? –Beth sonrió, rápidamente–. Claro que no.
Así que Lucian la había alcanzado una vez que Mary le había dado su ¿consentimiento? ¿Una vez que se lo había pedido? Eso era... ¡estúpido! Por decir lo menos. No había creído ni por un instante lo que habían dicho sus amigas. Había pensado que todo eran exageraciones de la prensa y nada más... sobre las infidelidades de Lucian que Mary dejaba pasar. ¿Ella se lo permitía? ¿Eran pareja? ¿Qué tan ilógico sonaba eso?
Demasiado. No obstante, debía considerar que Lucian y Mary no eran parte de un medio normal. El mundo del espectáculo podía ser extraño, o eso imaginaba.
–Una lástima –habló Beth con una sonrisa despreocupada–. Es bastante guapo.
–Lo es –confirmó Julie, aliviada por la calma de Beth.
–¿Quieres decir que considerarías salir con él? –inquirió Sylvie con la boca abierta, evidentemente sorprendida.
–En circunstancias normales, sí –se encogió de hombros Beth–; pero, éstas no lo son.
–No lo son... –repitió Sylvie– ¿por qué no?
–¿Por qué no? –Beth rió–. No veo forma en que cualquier circunstancia relacionada con él pudiera ser normal –ante la extrañeza de sus amigas, aclaró–: es actor y es famoso. Odiaría ver mi nombre en los diarios. ¿Ustedes no? –trató de sonar sorprendida.
–Si fuera asociado a Lucian o cualquiera de sus "hermanos", no –rió Sylvie y sus amigas la miraron con censura–. ¿Qué? Son guapísimos y ricos. ¿Qué más podría pedir?
–Tú eres una interesada –señaló Julie entrecerrando los ojos–. No me extrañaría que tu destino fuera casarte con un hombre feo y pobre.
–¡Amiga mía! ¿Por qué tan buenos deseos? –Sylvie se cruzó de brazos–. ¿Está tan mal desear un hombre así? –miró a Beth.
–No está mal... puedes desear lo que quieras, sin embargo eso no significa que lo obtendrás –rió Beth.
–Las dos contra mí, cuando sé que ustedes piensan igual. ¿Quién en su sano juicio desperdiciaría una oportunidad con alguno de ellos?
Sylvie las miró inquisitivamente mientras Beth tomaba un sorbo de café y Julie mordía una galleta. Sonrió con autosuficiencia.
Y Beth pensó que, efectivamente, ¿quién en su sano juicio los rechazaría?
Aún más, ¿quién sería capaz de rechazar a Lucian? Ella, decididamente, no.
–¿Vamos a tu departamento? –pidió Julie cuando estaban en el estacionamiento–. Muero de curiosidad por tus regalos.
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Solo por ti (Italia #5)
RomansElizabeth Ferraz celebraba su cumpleaños número treinta lejos de su natal Italia, cuando conoció a Lucian. Era un hombre guapo, inteligente y que atrajo su atención de inmediato. Solo que, él no era un hombre cualquiera. Y ella, no quería complicaci...