Si había una ventaja considerable al disponer de un padre influyente, ser una heredera y tener una fortuna cuantiosa propia era que casi todos sus caprichos podían ser cumplidos al instante. Así que, Beth se encontraba ya en el avión hacia Italia, despidiéndose de América por un largo... larguísimo tiempo. Ella no quería saber más nada de lo que había sucedido ni mucho menos mirar nuevamente a Lucian. ¡Ni en sus pesadillas!
En cuanto pisó suelo italiano, llamó para advertirles a sus amigas americanas de que no quería ver a Lucian ni hablar con él, así que si les interrogaba, cosa que dudaba, dijeran que no sabían nada de ella. Ahora en su casa, Lucian había llamado una vez y podía hacerlo nuevamente por lo que tendría que hablar con Danna.
Mas, todo podía esperar. Quería unas horas a solas, olvidándose de todo lo que debería afrontar. Mañana sería un nuevo día y tomaría las decisiones que debieran ser tomadas. Pero no hoy. Aún no.
Dejó su maleta, chequeó sus mensajes y se recostó en la cama. Cerró los ojos con fuerza, intentando dejar de sentir tan intensamente, como si aún estuviera frente a Lucian... ¿por qué no podía dejar de pensar en él? ¿Por qué estaba siendo tan difícil? ¡No había pasado nada entre ellos! Era totalmente absurdo... su actitud había sido completamente infantil.
Sin embargo, ella no era infantil, nunca. Siempre hacía las cosas pensando fríamente, no se dejaba llevar por impulsos. Las cosas las decía como eran, de frente, no se ocultaba jamás. ¿Realmente había pensado esconderse de Lucian como si hubiera hecho algo malo? ¡Oh no! No lo haría.
Si quería buscarla, si realmente lo quería... la encontraría. Y ella le diría todo lo que pensaba. ¿Por qué no?
Su teléfono empezó a sonar y abrió los ojos con lentitud. ¿Qué hora era? ¿Por qué alguien le llamaba tan temprano? ¿Cómo era posible que alguien supiera que había llegado?
–¿Sí? –contestó sin siquiera mirar quien la llamaba.
–¿Qué haces en Italia? –fue interrogada de inmediato.
–¿Julie? –soltó con sorpresa– ¿por qué la pregunta? ¡Aquí vivo! –rió.
–Muy graciosa –reprendió con diversión–. En verdad Beth, ¿qué pasó?
–¿Qué pasó? –bostezó lentamente–. No sé a qué te refieres.
–Sabes perfectamente a qué –insistió–. Lucian estuvo aquí. Estaba como loco... simplemente ¡desapareciste!
–¿Ah sí? –Beth esbozó una leve sonrisa–. No tengo tiempo para su paranoia. Estoy perfectamente bien, dile por favor si te vuelve a preguntar.
–Pero, ¿qué sucedió? ¿Por qué te fuiste así? ¡Ni siquiera te despediste!
Beth puso en blanco los ojos con impaciencia. Esto iba a ser una conversación de nunca acabar.
–Asuntos importantes de la empresa, apenas me enteraré hoy.
–¿Asuntos importantes? Beth, ¿a quién tratas de engañar? –Julie suspiró–. Hemos sido amigas por años, ¿por qué no me dices que sucedió?
–Asumo que Sylvie está escuchando así que empezaré –soltó Beth y se escuchó una risita–. ¿Estaban juntas cuando él fue, verdad?
–Sí, Beth –afirmó Sylvie–. Estaba como loco, totalmente.
–Lucian es tan solo un niño –respondió con impaciencia.
–¿Un niño? –Julie habló, incrédula–. Es bastante maduro y...
–Y apenas lo conoces, Julie –interrumpió Beth–; y tú también Sylvie, así que no traten de defenderlo, porque no hay nada que decir.
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Solo por ti (Italia #5)
RomanceElizabeth Ferraz celebraba su cumpleaños número treinta lejos de su natal Italia, cuando conoció a Lucian. Era un hombre guapo, inteligente y que atrajo su atención de inmediato. Solo que, él no era un hombre cualquiera. Y ella, no quería complicaci...