Lucian no soltó la mano de Beth a pesar de que habían llegado ya a su camerino. En lugar de ello, la estrechó contra su cuerpo y buscó sus labios. Beth parecía resistirse aunque al final cedió y pasó los brazos por su cuello.
–¡Tardaste! –exclamó Lucian brevemente y continuó besándola.
–Por lo menos he venido, ¿no? –atacó Beth sin aliento–. Tú...
–Yo tenía toda la intención de visitarte pero siempre estabas ocupada.
–¡También trabajo, ¿sabes?! –hizo un mohín.
–En la empresa de papá –se burló Lucian y ella cruzó sus brazos–. Lo siento.
–Luciano... –dijo intencionalmente y él arqueó una ceja–. Me gusta cómo suena, no sé por qué a ti no.
–¡Porque no es mi nombre! –repitió por milésima vez. Ella rió–. Sin embargo, dime como gustes. Estoy feliz de verte.
–Lo sé –Beth le pasó las manos por la cintura–. Estás muy guapo.
–¿Te gusta mi disfraz? –se miró rápidamente–. Qué alegría.
–¿Disfraz? –Beth rió con ganas–. Realmente te extrañaba ¡eh!
–Y yo a ti. ¿Pensaste que no sería así?
–Lucian... –se puso seria de pronto– ¿sabes que debo regresar a mi trabajo, verdad?
–Por supuesto –suspiró resignado–. De hecho, estoy dispuesto a compartirte con tu trabajo todo el tiempo que lo desees.
–Mi trabajo temporal está aquí –aclaró Beth con intención.
–Ah... ¿Italia? –soltó Lucian como si nada.
–Efectivamente –confirmó con idéntica calma–. Debo irme.
–De nuevo –añadió él.
–De nuevo –repitió Beth en un murmullo.
Lucian ladeó su rostro y esbozó una sonrisa extraña.
–¿Existiría alguna manera de que tú...?
–No –cortó Beth–. Mi vida está en Italia, Lucian.
–Lo sé –él no pareció inmutarse por su tono frío–. ¿Qué haremos?
–No lo sé... –suspiró y se acercó a él–. ¿Debes regresar?
–Sí –Lucian se pasó una mano por el cabello– aún tengo un par de escenas más, italianita.
Beth arqueó una ceja por su tono no obstante negó lentamente en respuesta a sus palabras. No tenía ánimo de discutir, solo quería disfrutar la compañía de Lucian el mayor tiempo posible y eso, no parecía muy probable cuando golpearon por quinta vez la puerta de su camerino.
–¿Te esperan impacientes, no? –se burló.
–No pueden continuar sin mí –él empleó su tono más teatral–. ¿Estarás por aquí? Puedo pedir algo para comer y...
–Ya me encargué de eso –Beth sonrió– pero tendré que cancelarlo, hasta que tú filmes tu escena.
–Será rápida –prometió él y la besó fugazmente–. No te vayas.
–Aquí estaré –confirmó y lo miró alejarse. Tras unos minutos de espera, decidió que podía explorar un poco. No podía estar demasiado tiempo sin hacer nada, la ponía nerviosa.
Beth se limitó a recorrer el amplio set de la serie a la que pertenecía Lucian. Trató de mezclarse entre los demás, sin llamar demasiado la atención pues tampoco pretendía que la echaran del lugar. Nunca había pensado que sería tan grande y se sintió increíblemente estúpida cuando no recordaba por cuál de los tantos e idénticos pasillos la había llevado Lucian.
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Solo por ti (Italia #5)
RomanceElizabeth Ferraz celebraba su cumpleaños número treinta lejos de su natal Italia, cuando conoció a Lucian. Era un hombre guapo, inteligente y que atrajo su atención de inmediato. Solo que, él no era un hombre cualquiera. Y ella, no quería complicaci...