capítulo 30

52 25 1
                                    

Al despertar no pudo evitar revisar el celular y notó que tenía sin exagerar más de cuarenta mensaje de cada uno de los chicos y todos decían lo mismo  "perdón"

— ¿Podrías silenciar tu celular? Sonó en la noche y no lograba dormir. — entró su madre a la habitación mientras dejaba un bote de basura.  — quiero tu habitación limpia hoy mismo.

Al ver su madre salir no pudo evitar maldecir al ver todo el desorden en el que vivía. Su celular comenzó a sonar avisando una llamada entrante, dudaba en contestar ya que se trataba de Michael Clifford.

Después de ignorar todas las llamadas de Michael decidió por fin contestar, había llamado aproximadamente 13 veces y le había colmado la paciencia.

¿Qué quieres? — preguntó con fastidio.

Quiero que bajes ya mismo, estoy fuera de tu casa. — respondió mientras dejaba salir una risa.

Puedes irte, no iré. — colgó sin más.

Estaba harta de la actitud de Michael y no es como si la de ella fuera genial pero el simple hecho que jugará con algo así era para matarlo sin embargo soporto ésas ganas.

La puerta de su habitación se abrió y brinco del susto dejando caer el celular al piso. Michael quien estaba frente a ella no dudo en reír a carcajadas.

—¿Te asusté? — dijo entre risas.

—¿Tú que crees?  — llevó su mano al pecho tratando de controlar su respiración.

— Creó que últimamente te sacó muchos sustos — murmuró y se acercó lentamente.

No pudo evitar sentir vergüenza, no lo había visto desde aquél día que confesó que sentía algo por él, sin contar el día de ayer que lo encontró ebrio.

— Últimamente estás siendo muy idiota — se alejó y comenzó a recoger las envolturas.

Michael guardó silencio por unos minutos, el silencio para ella era incómodo pero a él parecía no importarle.

— Voltea a verme — ordenó mientras se acercaba a ella.

¿Qué le pasa a este chico?
Ignoró las palabras del chico y ordenó algunos libros de su litera.

— Por favor, mirame — su voz se quebró.

Giró para poder verlo pero él ya estaba a unos pasos de ella, sus ojos brillaban y no tenía una sonrisa. Su rostro se había transformado, había cambiado en cuestión de minutos.

— ¿Qué tienes? — susurró.

Michael me observó durante unos minutos, sentí mi corazón latir. Hace mucho que su mirada no se detenía en mí, comenzaba acostumbrarme que últimamente él no me prestará atención. Me sentía débil ante su mirada, él pasaba su mirada a cada parte de mi rostro.

— Lo siento — rompió el silencio. — te mentí.

Su voz me hizo sentir escalofríos.

— ¿A qué te refieres? — una voz aguda salió de ella.

— Tenía miedo — susurró.

Sintió las manos de Michael acariciando su rostro, estaban frente a frente. Sentía su respiración en la punta de su nariz.

— ¿A qué tenías miedo? — cerró los ojos disfrutando el tacto de Michael.

— No ser lo suficiente para ti — acarició su mejilla — que cualquier movimiento que hiciera me alejara de ti — guardó silencio.

Un suspiró escapó de mis labios ante sus palabras.

— Éso es mentira, tú eres más que suficiente — sintió la vergüenza en sus mejillas.

— De verdad sentía que merecías algo mejor que yo, odio pensar que estás con otro. —plantó un beso en su frente y se alejó.

— Nunca estuve con alguien más, te estaba esperando a ti — susurró y su vista se clavó en alguna parte de la habitación.

Michael se acercó un poco más,  la agarró de la barbilla, alzó su mirada y la miró por unos segundos con una sonrisa para después cortar la distancia y rozar sus labios. Apenas tocaron y sintió escalofríos por todo su cuerpo. Su corazón latía rápidamente parecía que estaba a punto de salirse, parecía sufrimiento tener tan cerca de sus labios y no sentirlos.

— Hazlo — su voz sonaba desesperada a lo que sintió vergüenza.

— ¿Qué quieres que haga? — rió mientras alejaba un poco sus labios.

— Bésame — susurró con fastidió.

No lograba reconocerse en esos momentos.

— Déjame pensarlo — sonrió.

—No hay nada que pensar. —acercó nuevamente sus labios a los de él.

— No quiero ir tan rápido — susurró.

— Joder — soltó frustrada, agarró su cuello y con fuerza pegó sus labios a los de él.

Él no dudo en seguir el beso, después de todo era algo que ambos necesitaban.

+

Quería algo especial para el capítulo 30 así que bueno, justo a tiempo.

M E M E S ¬ Michael Clifford.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora