Los Sentimientos Del Dragón ✓→ [Steve Rogers]

TREINTA Y OCHO

MATA A UN
DRAGÓN

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Una semana después.

Regina y Loki caminaban tranquilamente hasta su pequeña casa, la morena iba de lo más relajada mientras que él estaba que no cabía en su enojo.

—¿Sigues molesto? -Preguntó la morena con cierta diversión.

—Te dije que me llevarás para comprarme algo, mas nunca acorde que yo terminaría cargando las bolsas cuando viniéramos de vuelta. - Replicó molesto, y es que sí, llevaba ya un montón de estas mientras que Regina iba bien gracias solo con su cartera.

—¿No se supone que eres un caballero, Loki? - Se burló.

—Vete al infierno, mortal.

—Te veré allá, entonces.

—¡¿A caso no podré librarme de ti?! -Gruñó exasperado aunque en sus ojos había cierto toque de diversión.

—¡Ay, por favor! tú me amas así que lo que menos quieres es deshacerte de mí. -Dijo mientras abría la puerta de su hogar.

Al instante de que los dos estuvieran adentro, sus apariencias se modificaron, volviendo a ser ellos nuevamente.

—Tal vez, pero no disminuye mis ganas de querer matarte. - Admitió al tiempo en que dejó caer las bolsas al piso.

—¡Pero qué osadía tan grande! - Farfulló la chica dragón con un deje de diversión. —Ahora ya rompiste todas tus barras de chocolate, es una lástima hasta ahí llego tu edición limitada de tus chocolates suizos con un toque de ron.

Al instante él rostro de Dios palideció y corrió hasta donde estaban las bolsas para verificar que su comida estaba bien.

Regina caminó tranquilamente hacia su cocina, en él transcurso no borró su sonrisa del rostro, espero a llegar a la pequeña mesa y tomó el control de su estéreo, no dudo ni un segundo en poner una canción.

—Ya que estas ahí, ¿serías tan amable de traer las bolsas?, por favor.

—¡Mortal! -Gruño al darse cuenta de la trampa en la que lo envolvió.

La chica sonrió victoriosa al ver como él llegaba y ponía las bolsas sobre la mesa con cara de pocos amigos, fue entonces cuando él asgardiano miro tras la venta y sonrió al ver la puesta gracias al atardecer  para luego  girar nuevamente hacia ella.