Capítulo 3.

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Pasé toda la tarde encerrada en mi habitación. No por gusto propio, si no porque no me dejaban hacer mucho más.

Saqué un folio, lápices y una goma y me senté en mi cama a dibujar. ¿Que podía dibujar? La imagen de Luke vino a mi cabeza. Sí, dibujaría sus ojos. Puse música en el reproductor que había encima de mi mesa.

Los primeros acordes de 'astronaut' inundaban mi habitación mientras empezaba a trazar lineas sencillas en el papel.

Sonreí satisfecha al ver el resultado. Decidí que era hora de darme una ducha.

-Mamá. Me voy a duchar.-Dije entrando a la cocina.

-Ahora estoy haciendo la cena...¿no te importa que vaya Marc...

-Mamá, ya hemos hablado de esto..-Dije. Cada vez que iba al baño alguien me tenía que acompañar, y no quería que Marcus estuviera en el baño mientras me duchaba.

-¿Y si se queda en una silla en la puerta?

-¿Con la puerta cerraba?

-Abierta.-Dijo seria.

-Está bien..-Dije y fui hacia al baño. Al rato vi a Marcus en la puerta.

-Hola enana.-Me dijo mirandome.

-Cállate.-Le dije.-Y date la vuelta.

-A sus órdenes.-Dijo Marcus riendo.

Me quité el pijama y me metí en la ducha. Avisé a Marcus de que ya podía darse la vuelta y abrí el agua del grifo.

Enjaboné todo el cuerpo. No era fácil para mi tocar aquello que yo tanto odiaba, y casi siempre acababa llorando.

Varios minutos después salí de la ducha envuelta en una toalla.

-¿Ya?-Dijo Marcus cuando me vio salir. Asentí y me revolvió el pelo que aún estaba mojado.

-Marcus.-Dije seria.

-Ana.-Dijo riendo.-Está bien, lo siento.-Dijo serio antes de abrazarme.

Volví a mi habitación y miré el horario de mañana. Tenía educación física a segunda hora y yo no podía hacerlo. Bueno, me quedaría fuera de clase esa hora.

Preparé la mochila y la ropa y bajé a cenar.

                                 *

                                 *

-Hasta luego enana.-Dijo Marcus antes de irse dejándome en la puerta del instituto.

Suspiré y empecé a andar hacia la puerta. Vi a Luke sentado en las escaleras fumando. No sabía cómo no estaba prohibido por ser tan sexy. Reí ante mis pensamientos y seguí andando, abriendo la puerta.

Noté unas manos en mi cintura sujetandome y me tensé al momento. El lo notó y me soltó con cuidado.

-Buenos días Ana.-Dijo sonriendo, intentando ocultar la incomodidad por lo que acababa de pasar.

-Ho..hola Luke.-Dije intentando sonreirle. Me acababa de desarmar totalmente. Nadie me había tocado desde que entré, ni mi madre.

-Esto..¿entramos?-Dijo. Había tirado la colilla y olía algo a tabaco, pero se metió un chicle de menta a la boca y abrió la puerta mirándome. Él olía bien. Olía demasiado bien.

-Sí.-Dije sonriendo y pasé detrás de él.

Subimos a clase y nos sentamos en los mismos sitios de ayer.

-Y, bueno, cuéntame algo de ti, que si vamos a ser amigos necesitaré saberlo.-Dijo.

-Tienes demasiaso entusiasmo por las mañanas.-Dije y soltó una carcajada.

-Puede.-Dijo. Le sonó el móvil y se levantó.-Perdona.-Y salió a hablar por telefono.

Se giró a sacar un cuardo y cuando volvió a mirar hacia delante había una chica delante.

-¿Que querías?-Dije sin apenas voz.

-No te acerques a él, es peligroso.-Dijo susurrando.

-¿Qué él?

-Luke. No te hagas la boba.-Dijo.-Mira, no quiero ser tu amigas y nada de eso, no me interesa.-Dijo. Vaya, su sinceridad dolía.-Pero ten cuidado. Te he avisado.-Dijo y se sentó unas mesas más alante que yo.

¿Qué querría decir con eso?

Frágil.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora