Capítulo 18

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Lauren's POV


Tenía la espalda de Camila pegada a mi pecho desnudo. Su cadera se encontraba muy cerca de mi pelvis y mi brazo rodeaba su diminuta cintura mientras nuestras piernas se complementaban como piezas de un rompecabezas.

En esa posición podía recibir toda la calidez que su cuerpo emanaba. Podía sentirla tan cerca de mí que daba la sensación de ser una sola persona. Lo habíamos hecho esa noche y había sido tan maravilloso como la primera vez. Incluso más.

La había tocado con sumo cuidado y cariño. Quería que se enterara, sin palabras, lo mucho que celebraba que estuviera viva. Que estuviera compartiendo conmigo ese momento. Quería que se sintiera amada y valiosa. Y a pesar de que no compartimos frases afectuosas mientras nos hacíamos la una de la otra, podía darme cuenta en la forma en que me miraba lo mucho que la complacía y cuan segura se sentía ella entre mis brazos.

Mis labios la habían recorrido completa, de forma cálida y paciente y mis manos la habían tocado como si fuesen pinceles y su piel un lienzo en blanco donde estaba a punto de crearse una completa obra de arte. Aunque claro, Camila ya era arte por si sola.

Ella se había quedado dormida un rato después de terminar, cuando nos acomodamos la una junto a la otra en su cama y habíamos compartido caricias suaves y besos cortos que la habían hecho caer rendida. Supe en ese momento que eso terminaría convirtiéndose en una costumbre.

El colarnos una en la habitación de la otra. Y no me molestaba.

No me molestaba en lo absoluto.

A pesar de saber que ella no quería que lo nuestro fuese más que sexo. Eran momentos como estos, en los que me permitía quedarme a su lado en lugar de hacer que me marchara de su habitación, cuando podía notar su respiración acompasada y dejar que la mía se sincronizara con la suya... Eran momentos como estos los que me dejaban saber que todo estaba bien. Que lograría hacer que Camila aceptara sus sentimientos hacia mí. Que solo necesitaba algo de paciencia y cuidados. Como un jardín.

Su cuerpo se veía tan frágil como hermoso. La luna iluminaba perfectamente la pronunciada curva de su cintura, provocando un efecto de claroscuro simplemente soberbio. Me preocupaba en demasía que ella no pudiera ver cuán maravillosa era y que en su afán de verse bien terminara desturéndose. Incliné mi cabeza un poco y besé su espalda, el punto exacto donde su espina se unía con su cuello, justo entre sus hombros.

Camila era la mujer de mi vida y yo lo sabía perfectamente.

Quería ser mejor por ella.

Quizás no lograría tener tanto dinero como su padre. Quizás ni siquiera como alguno de nuestros compañeros de la universidad, pero me esforzaría, me esforzaría cuanto fuera necesario para darle lo más cercano a lo que ella estaba acostumbrada.

Papá me dijo una vez que cuando te enamorabas cambiabas por el ser amado. Porque querías ser la mejor versión de ti mismo y así asegurar su felicidad. Yo quería hacer eso para Camila. Y si el dinero era tan importante para ella, entonces conseguiría tenerlo. Si quería que me vistiera mejor lo haría. Si quería que aprendiera todos su modales de niña rica, lo haría.

Haría todo para convertirme en la mujer de su vida. Cualquier cosa.

Y, aunque sabía que de alguna manera podía estar en desventaja porque, había un montón de gente a su alrededor que ya poseía todo eso, también sabía a la perfección que yo era la única que la amaba de esta manera y que eso era algo que nadie más podría ofrecerle. Entonces, yo era su mejor opción. O al menos me encargaría de serlo.

"Seré tu mejor opción Camila..." Le susurré, sabiendo perfectamente que ella no podía escucharme porque estaba profundamente dormida "Voy a dar todo de mí cada día para mejorar y un día seré tan perfecta para ti que no podrás rechazarme, porque serías demasiado estúpida si lo hicieras." Terminé y luego me reí ante lo ególatra que había sonado eso.

Caminos - Camren (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora