Capítulo 47

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Lauren's POV 

"¿Estás lista?" Me preguntó mi hermano.

"Estoy nerviosa" Respondí después de tomar un profundo respiro. Luego llevé mis manos hacia el frente y comencé a a alisar mi vestido.

"Estás perfecta Laur, todo está perfecto." Me dijo y yo miré a mi al rededor. 

El jardín de la mansión se veía increíblemente hermoso a pesar de la sencillez con la que había sido decorado. Chris y yo estábamos observando todo desde uno de los ventanales de la mansión y debo admitir que mi estómago revoloteaba con nerviosismo al reparar en que en sólo unas horas, Camila y yo seríamos esposas. 

Afuera, en el jardín principal se podía ver el maravilloso altar que había sido instalado para que el juez nos uniera en matrimonio. Sobre este, había un arco hecho completamente con flores blancas y que tenía pequeños foquitos amarillos que se encenderían en cuanto el sol terminara de ocultarse, lo cual sería a mitad de la ceremonia según lo teníamos planeado. Faltaba muy poco para eso. 

Frente al altar había dos espacios llenos de sillas que servirían para que los invitados observaran la ceremonia y en medio de estos dos grupos había un pasillo que estaba tapizado de pétalos de flores y que estaba delimitado por unas antorchas que serían encendidas más tarde. En todo el jardín había grandes lámparas circulares, parecían globos, las cuales se encargarían de iluminar todo para la hora de la fiesta y había también montones de arreglos florales por todos lados. Se veía simplemente perfecto. El día era simplemente perfecto para una boda. 

Mi boda con Camz. 

El mejor día de mi vida. 

Llegar hasta este punto no había sido nada fácil pero al final estábamos aquí. Ella en su habitación terminando de arreglarse y yo en la planta baja, muriendo de nervios y de ansiedad por estar junto a ella uniéndonos para siempre. Sé que muchos dirán que el matrimonio no significa nada, que es sólo un papel y que si quieres estar con una persona simplemente lo estás, sin necesidad de tener alguna atadura legal con ella, pero para mí significaba mucho más que eso. 

Era un compromiso de amor. Un juramento de lealtad. Un ofrecimiento de tu voluntad para cuidar y servir a la persona amada. 

Hubo un tiempo en que no creí en el matrimonio. Mi mamá era una mujer muy abnegada y a pesar de que mi papá la respetaba y la adoraba mucho siempre la dejaba servirle. Ella le llevaba el plato a la mesa y lo levantaba. Le ayudaba a abrocharse los botones de la camisa y si había la posibilidad le ponía perfume. Su ropa siempre estaba lista cuando él salía de la ducha y realmente en casa era poco lo que papá tenía que hacer porque mi mamá se hacia cargo de todo. 

Eso me enojaba. 

Me molestaba pensar que el matrimonio fuera un contrato de esclavitud. Claro que en aquel entonces yo tenía catorce años y no entendía del todo lo que sucedía. Y a pesar de que sé que hay muchas parejas en el mundo que sí se tratan el uno al otro como esclavos o como propiedad, entendí que no era el caso de mis padres. 

Caminos - Camren (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora