THE BIG FOUR. Los magos mestizos II

Capítulo 11. Secretos.

Enfermería de Hogwarts. Unos días después. Por la mañana.

(Narra Jack)

-Recuerda que no puedes hacer grandes esfuerzos, aún estás débil –me dijo Toothiana mientras yo me colocaba la corbata.

Por fin estaba lo suficiente recuperado como para volver a la vida normal y Toothiana me había dado el alta.

-Descuida Tooth, no debes preocuparte por mí –le dije y ella me lanzó una mirada que indicaba que siempre se preocuparía por mí, mientras con un movimiento de su varita quitaba las sabanas de la cama en la que había estado tumbado.

Cogí mis últimas cosas y me dirigí a la entrada, allí debían de estar Rapunzel, Hiccup y Mérida esperándome. Esos días no habían venido a visitarme y algo me decía que me había perdido algo.

Salí y encontré a Mérida sentada en un banco esperándome. La saludé con una sonrisa y ella clavó sus ojos aqua en mí, fue entonces cuando supe que algo no iba bien.

-¿Ha ocurrido algo? –pregunté arqueando las cejas.

Consejo número 1 de Jack Frost: Cuando alguien está enfadado ni se te ocurra preguntarle si ha ocurrido algo.

-¿Cuánto tiempo piensas seguir actuando como si no supieras nada? –Susurró y yo fruncí el ceño intrigado –Hemos estado en peligro cientos de veces por falta de información y tú...

-Mérida yo no... -la corte, dándome cuenta de por dónde iban los tiros.

-¡No me mientas más, Jack! –estalló –Confiábamos en ti y tú solo nos mentiste, se supone que éramos un equipo.

Tras decir aquello se giró y se marchó sin que yo lo evitara, por mi cabeza solo pasaba la idea de que Mérida sabía algo relacionado con los guardianes y conmigo... ¿Cómo lo había descubierto? ¿Qué era lo que sabían y lo que no?

***

(Narra Hiccup)

Tal como había supuesto, a pesar de que habíamos acordado hablar con Jack todos juntos, Mérida no podría soportar la idea de mantener las distancias. Había observado la conversación oculto tras una columna y allí seguía ahora que Mérida había dejado a Jack petrificado y con cara de no entender nada.

En realidad yo no era quien para juzgar a Mérida por Jack, pero el motivo que a mí me había llevado hasta allí solo incluía como daño colateral descubrir la verdad sobre lo que Jack nos ocultaba; necesitaba su ayuda para una cosa.

-No te preocupes, te acabará perdonando... -le dije acercándome a él.

Jack se giró y me observó unos instantes, sin duda no esperaba verme allí y hablarle con tanta naturalidad después de lo que Mérida me había dicho.

-¿Tú no estás enfadado? –me preguntó con sorna.

Me encogí de hombros pensando en Desdentao y como se lo había ocultado a todos ellos, incluso a Rapunzel.

-Todos tenemos secretos.

Jack se pasó una mano por el pelo despeinándoselo y yo me giré hacía el siguiente pasillo.

-Vamos a tu habitación, tenemos que hablar.

Miré hacia atrás y vi como Jack parpadeaba algo perplejo antes de seguirme sin rechistar.