Miedo.

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Hanna entró corriendo con un montón de enfermeras a la habitación, no entendía qué era lo que pasaba pero el miedo y la angustia me invadió como nunca antes en mi vida. Miré de reojo a Yoongi quien se veía como un ángel durmiendo plácidamente, su respiración era tranquila. Entonces, ¿por qué tanto alboroto? Miré de vuelta a las enfermeras y parecían estar gritando, pero no lograba escuchar exactamente qué decían, ¿me gritaban a mí? ¿A Yoongi?

Llevé mis manos hacia la camilla, y me sorprendí al sentir algo húmedo en mis dedos. Miré mis manos con terror, estaban llenas de sangre así que volteé a mirar a Yoongi percatándome de mis propias lágrimas que descendían en abundancia hasta caer por mi mentón, ¿en qué momento había comenzado a llorar?

Hanna agarró mi brazo y me levantó a la fuerza de la camilla, el resto de las enfermeras se acercaron y sujetaron a Yoongi bruscamente de los hombros para pasarlo a una camilla con ruedas. Mi corazón dio un vuelco al saber que la sangre de mis manos no era mía, sino de Yoongi.

Intenté hablar, pero las palabras no salían; sólo quería que no alejaran a Yoongi de mí. Grité hasta el punto en el que la garganta me ardió, y no importaba cuánto llorase o que sintiese mi corazón ahogándose en mi propia angustia, Hanna no me soltaba.

—¡Necesito ir con Yoongi!—Hanna apretó más su agarre y en verdad no quería que volviese a pasar lo mismo que la otra vez, así que intenté controlarme con las pocas fuerzas que me quedaban—.¡Suéltame! ¡Maldición Hanna!

—Yoongi será llevado de emergencia al quirófano, Hoseok.

—¡Pero por favor Hanna! Déjame ir con Yoongi, por favor...


—¡Hoseok escuchame! ¡Hoseok!

Abrí los ojos, cruzándome con la mirada azabache de Yoongi.

—¿Estás bien?—Yoongi llevó su mano a mi pelo y lo acomodó lentamente hacia atrás, dejando mi frente al descubierto—, estabas gritando Hobi.

Tragué el nudo en la garganta, y con verguenza sequé con mis manos las lágrimas que aún no dejaban de salir. Mi intento de hacer como si nada hubiese pasado se esfumó, simplemente no podía dejar de llorar aunque quisiera.

—Hey... mírame—Yoongi apretó mi nariz levemente y sonrió—. Está todo bien, ¿entiendes? Estoy aquí para ti.

Asentí sintiendo mi cara arder y aunque tuve el intento, nuevamente, de secar mis lágrimas, esta vez Yoongi se adelantó y las secó con la manga blanca de su camisa.

—Se ensuciara... —murmuré, y Yoongi simplemente levantó los hombros.

—No me importa.

Tardé en entender que todo había sido una pesadilla, aún seguía con la imagen de la sangre de Yoongi en mis manos. Suspiré tratando de relajarme, Yoongi estaba observándome pero no parecía esperar una explicación sobre mis gritos o mi llanto, no, él simplemente seguía acariciando mi pelo, dándome tranquilidad.

Se veía adormilado aún, su pelo negro estaba desordenado, tapando levemente sus ojos; sus intensos pero hermosos ojos azabaches y sus pestañas levemente largas. No pude evitar ver sus labios rojizos y detenerme en la pequeña mordida en el labio inferior. Más su camisa blanca, desabrochada dos botones, mostrando así la perfecta piel nívea y seguramente suave como la seda. Y si no supiera de la humanidad de Yoongi, probablemente estaría cien por ciento seguro de que al lado mío, un ángel se encontraba.

—¿Estás mejor?—preguntó con la voz ronca y volví lentamente a la realidad.

—Sí, gracias hyung—Yoongi asintió y alejó su mano de mi pelo.

—Sé que lo haces inconscientemente, y seguro que porque dejé de acariciar tu pelo, pero... ¿podrías no hacer ese tierno puchero con tus labios?

Asentí sintiendo hasta mis orejas arder, ¿tan evidente era? Maldición.

—Lo siento.

—No digas eso, bobo.

—¡No soy bobo!

—Sí, como digas.

Fruncí el ceño enojado por lo que había dicho Yoongi, aunque nadie se la creería a decir verdad. La felicidad de ver a Yoongi al lado mío era tanta que simplemente las ganas de sonreír por horas eran inevitables, y sonreí tal como quería hacerlo.

Yoongi me miró, y aunque quiso ocultarlo, también sonrió.

El viento golpeó fuertemente contra la ventana, filtrándose por la leve abertura ya que no estaba del todo cerrada. El viento entró a la habitación y por unos segundos lo único que pude ver fue el pelo negro de Yoongi desordenándose aún más por la ventisca.

—Me gusta tu sonrisa.

—¿Qué? ¡No logré escuchar lo que dijiste por el viento hyung!

—No, no es nada—murmuró, y lo dejé pasar por alto aunque no entendía el motivo de su leve sonrojo.

Después de unas horas en las que estuvimos en la camilla descansando, Hanna entró a la habitación y el recuerdo de todo lo que había pasado regresó. No me había disculpado correctamente con ella por herirla.

Como si Yoongi hubiese leído mis pensamientos, llevó su mano a mi espalda y me empujó levemente, haciendo que me parase de la camilla. No me creí capaz de mirar a Hanna directamente a los ojos así que mantuve la mirada en el suelo.

—Hobi...

—Yo... lo siento Hanna, realmente lo siento. No me disculpé bien por lo que te hice, simplemente fui un idiota que se dejó llevar por sus impulsos. Me dio... me dio mucho miedo el pensar que Yoongi... ya sabés...—sentí las manos cálidas de Hanna sobre mis hombros, y levanté la mirada para verla.

—Te entiendo, no es necesario que te disculpes más. Sé que tú no eres malo Hobi, al contrario, eres la persona más buena que conozco—rió Hanna—. Además, estoy bien ¿si? No te preocupes por eso.

—Gracias por todo Hanna—le sonreí, y rápidamente me abrazó para después alejarse nuevamente. 

—Ugh, rubia no te acerques tanto a Hobi—dijo Yoongi, quien aún seguía en la camilla.

Volteé para verlo y tenía los brazos cruzados.

—¿Estás celoso?—Yoongi negó y Hanna sonrió.— ¡Estás celoso! Min Yoongi, la persona menos expresiva y cariñosa de la existencia está demostrando celos, déjame que busco mi celular así te tomo una foto y la guardo de recuerdo. Sólo dame unos segundos, y no muevas un musculo, quiero esa cara de celos reflejada en la foto.

—Rubia tenías que ser.

—¿Perdón?

Reí, y ambos me miraron.

—No quería interrumpir, ustedes sigan.

—¿Estás de su lado Hobi? Como siempre...

—¿Qué? Claro que no, yo estoy de tu lado hyung.

—¡Listo! Tengo la foto.

—Quiero ver Hanna, ¡yo quiero ver!—Yoongi negó con la cabeza y se acostó del todo en la camilla.

—Te la paso después ¿te parece?—Asentí divertido, y noté como Yoongi nos dio la espalda a ambos.

Sólo pude pensar que me hubiese gustado detener el tiempo.


//Para aclarar, que llevasen a Yoongi al quirófano en la pesadilla de Hoseok ni siquiera tiene sentido porque no se dice ni por qué Yoongi sangraba ni qué le pasaba. Pero como es una pesadilla no necesariamente tenía que tener sentido del todo...//


Min de Minutos [Yoonseok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora