Los minutos se detuvieron.

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—Ho... Hoseok me dejó estas cosas para ti...

Miré como Hanna tomaba las cosas que aún estaban en el suelo. Con tristeza recorrió con las yemas de sus dedos el relieve de la libreta y el celular, tratando probablemente de captar así la esencia de la persona a la que alguna vez le había pertenecido aquellas cosas.

Sin decir nada las agarré, ¿qué podía decirle? Quería estar solo para poder hundirme en mis pensamientos. El tiempo pasaría y así intentaría aligerar un poco el dolor.

Aunque no morí gracias a Hoseok, que él no esté ahora mismo hace que pueda decir que significa perder la vida para mí. ¿Cómo demonios voy a hacer para olvidar su sonrisa? Ni siquiera eso, su persona estaría por siempre en mi cabeza... en mi corazón.

El problema principal es que nunca se olvida a las personas, siempre hay algún rastro de ellas en nuestro día a día; por si fuera poco el rastro que me dejó Hoseok es demasiado grande y late al tranquilo compás que alguna vez latió dentro suyo.

—¿Estarás bien Hanna? —ella asintió levemente y terminó de levantarse del suelo para ayudar a que me recostara en la camilla.

—Será mejor que descanses Yoongi, a penas y saliste de una cirugía.

—¿Descansar? —lo había dicho inconscientemente con un deje de burla, y al momento de observar el rostro de Hanna me arrepentí—, lo siento no quise...

—No, está bien Yoongi, tienes razón. Es irónico lo que dije —por primera vez Hanna rió amargamente—, ninguna persona podría descansar después de enterarse de la muerte de alguien.

—Aun así lo siento, a ti también te duele Hanna. No es necesario siempre preocuparse por los demás.

—Es mi trabajo Yoongi.

Hanna me dijo antes de irse que luego las enfermeras pasarían a hacer el chequeo para asegurarse de que todo estuviese bien y que me darían las medicinas necesarias para inhibir una posible respuesta inmunitaria al nuevo corazón.

La habitación volvió a ser lo que alguna vez, hace tiempo, fue. Estaba solo de vuelta, como antes de que Hoseok apareciese en mi vida.

El silencio del lugar contrastaba tanto con mis pensamientos que llegaba a aterraba. El miedo de agarrar las cosas que Hoseok me dejó es persistente, ¿qué haría si Hoseok dijo que el darme su corazón fue por simple lastima a mi condición? Tal vez no quiso hacerlo, nadie hubiese querido dejar de vivir por mí. Menos alguien tan brillante como Hoseok, alguien que es tan cálido para cualquier persona y que es capaz de alegrar a cualquiera con sonreír o con un leve cruce de miradas.

Tarde o temprano terminaría viendo las cosas que Hoseok me dejó, aunque fuera el odio que posiblemente me escribió, lo aceptaría totalmente. Cualquier cosa que viniera de mi sol sería imposible de evitar sin importar qué tan mal me sintiera.

Sin importar que la ventana abierta, ya con el invierno reflejado, se viera tentadora para saltar. El perderse en el blanco de la nieve sería lo mejor; que hiciese mucho frío para así enfriar el recuerdo de los labios cálidos de Hoseok sobre los míos. Que me enfermara lo suficiente o simplemente dejara de respirar para poder así acallar mis pensamientos y olvidar los mismos recuerdos que me mantienen consciente en sufrimiento.

Tal vez morir pudiese ser la solución, pero estoy seguro que Hoseok se enojaría si lo hiciese. Y donde sea que esté Hoseok ahora no merece estar enojado.

Volví a mirar las cosas y con firmeza las agarré, estaba haciendo demasiada fuerza y por eso mismo parecía que mis manos temblaban. Como probablemente las gotitas de agua sobre la libreta no eran mis lágrimas, sino que algún hueco olvidado en el techo de la habitación dejaba que algo de nieve cayese.

Abrí la libreta justamente en donde el lápiz separaba las hojas, todo estaba relativamente bien hasta ese momento. Lo estaba... hasta que noté lo arrugadas que estaban las hojas por las lágrimas que seguramente Hoseok había derramado. Y la no inevitable letra repasada que trataba de ocultar lo difícil que le había sido escribir.

Todo salió como si hubiese estado retenido por mucho tiempo, el dolor que sentía se liberó aún más.

Llorar era lo único que podía hacer, no importa qué tan fuerte intentase hacerme... Hoseok ya no estaba, esa era la realidad y tendría que aceptarla costase lo que costase.

Sin fuerza alguna, comencé a leer de a poco las últimas palabras que Hoseok había escrito para mí.

"Yoongi hyung, primero lamento la caligrafía, apesta, lo sé. ¡Espero que aún así puedas entenderla! Me esforzaré mucho para que así sea.

No sé por dónde empezar, pero para cuando ya estés leyendo este intento de carta probablemente te hayas enterado de todo. Por favor, por favor no te enojes hyung, nadie tiene la culpa y tú tampoco ¿si? Lo que yo decidí realmente ya estaba decidido desde hace mucho tiempo, nunca tuve la oportunidad de contarte que desde un principio, desde el momento en el que puse el pie en nuestra habitación, tenía la intención de salvarte.

Egoísta el haberte ocultado parte de la historia y el darte mi corazón sin consultar, pero... ¿qué podía hacer? Eres la persona que amo, te amo muchísimo hyung y te conozco lo suficiente como para saber que al final te culparás por las acciones que yo mismo decidí; por eso mismo no lo hagas Yoongi.

Dejame plantearte una situación para que entiendas por qué accioné así...

Si la persona que amas, la persona que te alegra todos los días con simplemente compartir el mismo lugar, si aquella persona necesita algo, tú se lo darías ¿no? Pues bueno hyung, para mí tú eres esa persona. Eres la persona que amo y si pudiese volver el tiempo atrás y necesitaras de nuevo un corazón, te lo volvería a dar todas las veces que fuera necesario.

Por eso quiero que seas feliz hyung. Saber que seguirás viviendo aunque yo no esté me hace feliz, el saber que la persona que amo estará bien me deja sin preocupaciones. Porque siempre me preocupé por ti y ahora no podré hacerlo más.

¿Sabes? Aunque no me estés viendo en este momento, estoy sonriendo hyung, pensar en ti me hace sonreír.

Me gustaría poder seguir viéndote, escucharte, y tal vez tímidamente tocarte pero el tiempo se acaba. No estés triste, mi vida vale la tuya, y espero que no me olvides para así poder seguir viviendo dentro de tus recueros.

Si alguna vez me necesitas, cierra los ojos y estaré. Di mi nombre y prometo que de alguna me mantendré contigo.

Pase lo que pase sé feliz, prometeme que te cuidarás mucho y tomarás los medicamentos que sean necesarios para terminar la recuperación.

Cuida de que Hanna esté bien hyung, probablemente ella también se sienta culpable por todo.

¡Dejé un pequeño regalo para ti en el celular, espero y no te moleste!

Tal vez los minutos se detuvieron para mí, pero seguirán para ti y eso es todo lo importante para mí.

Desde lo más sincero de mi persona... Te amo, Min Yoongi."

Dejé la carta nuevamente y con la vista picándome de las lágrimas agarré el celular, sería lo último que Hobi me dejó.

Hoseok no tenía clave así que lo desbloqueé con facilidad, y después de unos segundos de observar el celular lo sujeté con esmero mientras trataba de ocultar la sonrisa que se había colado en mi rostro.

Lo último que me había dejado era una foto nuestra.









Min de Minutos [Yoonseok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora