Compañero de habitación.

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-Yoongi, despierte por favor.

No quise abrir los ojos, sabía de quién se trataba. La enfermera rubia de turno, de la cual no me interesa el nombre; que venía a asegurarse de que todo estuviera bien, irónico, porque no hace falta que lo haga.

-No joda.

La escuché murmurar algún que otro insulto por lo bajo, lo cual me causó risa, pero traté de no reírme. No quería recibir un golpe de su parte, porque sí, la rubia tiene bastante fuerza y yo no quiero moverme.

-Tiene que hablarme con respeto.

-Tiene que dejar dormir a los pacientes, rubia.

-¡¿Cómo es que me dijo?!

-Que tiene que dejar dormir a los pacientes, señorita.

Suspiró exageradamente, y le dio un "sutil" golpe a la camilla, haciendo que ésta se moviera, y por ende yo también. Maldita rubia teñida de turno, quién se cree que es para joderme la existencia tan temprano.

-No vine a revisarlo, por suerte.- Rió, y simplemente rodé los ojos. -Sólo quería avisarle que hoy mismo tendrá a un nuevo compañero de habitación.

-¿No pueden ponerlo en otro lugar? Me gustaría tener la habitación para mí solo.- Hice énfasis en la última parte. Realmente estaba harto de los compañeros de habitación, el último que tuve se murió mientras yo comía, mientras Min Yoongi comía. ¿Se entiende la gravedad del asunto?

-Lo siento, pero al menos que su familia pague una habitación para usted solo, no. Y tampoco creo que su familia esté en condiciones de hacer eso ¿no? Digo, dinero no les sobra.

Oh sí, la rubia sabía hacerme enojar.

-Mirá quién habla, la señorita que no le alcanza el dinero para comprarse un mejor tinte rubio. ¿Por casualidad nunca nadie le dijo que su cabeza parece una de esas escobas viejas?

-Me tiene harta, es un estúpido.

-Entonces dese media vuelta, y no regrese.- Le sonreí divertido, y me miró asqueada haciendo una vaga imitación de arcadas.

-¡Siga chupándole las medias al jefe del hospital a ver si le aumenta el sueldo!- Grité antes de que se fuera, y ella simplemente le dio un portazo a la puerta.

Cerré los ojos tratando de conciliar el sueño, pero no pude. Sinónimo de que ahora tendría que estar despierto sin hacer nada, mejor dicho, porque no puedo hacer nada.

Quise agarrar el celular pero se encontraba demasiado lejos, así que desistí al instante, y no me quedó otra que mirar por la ventana que tenía justo al lado de la camilla. A veces, cuando estoy muy aburrido, me dedico a mirar las hojas secas de otoño que el viento trae hasta el suelo de la habitación, porque sí, ahora estamos en otoño y no puedo salir de acá dentro.

Algunas personas dirían que es triste tener que estar todo el día en una camilla, pero para esta altura de mi vida ya lo veo como algo normal. Gracias a mi suerte, además de tener la insuficiencia cardíaca también la tengo en el peor grado; el grado IVA, el cual me limita hacer cualquier tipo de actividad física, y a pesar de estar acostado aparecen los jodidos síntomas. 

Solté un leve suspiro, y después de unos minutos recordé lo que la rubia teñida me había dicho: un nuevo compañero. Ahora, además de tener que aguantarme a mí mismo, tendría que aguantar a otra persona más. ¿Acaso no bastó la última vez con el viejo? Y Ahora es un chico, ¿no me puede tocar una chica linda? Sólo eso te pido jefe del hospital.

-Sólo eso te pido...- murmuré como si alguien me estuviera escuchando a pesar de estar solo.

.

.

.

Me desperté al escuchar los golpes en la puerta de la habitación. Recién en ese momento me percaté de que me había quedado dormido.

Adormilado, y sin abrir los ojos, traté de volver a dormir pero los golpes seguían. ¡¿Es que no me dejarán dormir nunca hoy?!

-Si sos la rubia, ¡estoy tratando de dormir!- Grité, y los golpes pararon, haciendo que el silencio en la habitación regresase, y mi calma también. Pero unos minutos después volvieron a hacerse presentes.

Me levanté agotado y enojado hasta la puerta para abrirla de un tirón. Me encontré con un chico más alto que yo, de pelo negro y frente un poco descubierta; que llevaba una remera blanca y un jean celeste algo rasgado. ¿No estaba muy bien vestido para estar en el hospital?

-¿Quién eres, y por qué no me dejas dormir?- Pregunté bostezando, y el chico nervioso me sonrió. Hace bastante que no veía la sonrisa de alguien, se sintió extraño. O quizás él era el extraño.

-Tu... tu compañero de habitación, ¿no te dijeron?

-Ah...- Asentí al recordar lo que me había dicho la rubia, y regresé a acostarme.

-¿Puedo pasar?- Me preguntó el chico, y me sorprendió que todavía siguiera en la puerta.

-Sí.

Escuché la puerta cerrarse, y los pasos resonar por la habitación. Me tapé con la sábana hasta los hombros, no quería saber nada de nada.

-¿Puedo saber tu nombre?- Escuché después de unos minutos, y refunfuñé tapándome hasta la cabeza ahora. -S...si no quieres, está bien, lo siento.

-Min Yoongi.- Resoplé después de unos minutos, ya estaba del todo despierto. Asomé mi cabeza por la sábana, y miré de reojo al chico "bien vestido para estar en un hospital" ¿realmente estaba enfermo? No lo parecía.

Al percatase de mi mirada sonrió otra vez.

-Soy Jung Hoseok, pero puedes decirme Hobi o como quiera... eh ¿hyung?- Fruncí un poco el ceño, ya me estaba haciendo de hyung cuando no le había dicho mi edad.

-¿Te parezco viejo?

-¿E-eh?

-¿Que si te parezco viejo?- Al darse cuenta de lo que me refería, sus mejillas se volvieron rojas al instante. Se veía tan avergonzado por algo tan sencillo, nunca había conocido a alguien así, parecía alguien sincero.

-¡No es eso! Sólo que pensé que... que eras mi hyung, l-lo siento.

-Está bien, ya no importa. Tengo 21 años y ¿tú?

-Tengo 19 años, ¡entonces sí eras mi hyung! Menos mal...

El silencio volvió a la habitación, y él ya estaba sentado en su camilla, la cual estaba al lado de la mía, a un metro y unos centímetros más de distancia. Movía los pies nervioso. Ahora que lo pensaba mejor, parecía un niño en vez de alguien con 19 años.

-¿Pasa algo?- Pregunté desde mi camilla. Que no se quedara quieto en parte me intranquilizaba a mí también.

-¿Puedo decirle Yoongi hyung?

-¿Por eso estabas nervioso?- No me respondió nada, sólo miró hacia otro lado, y supe que sus reacciones eran fáciles de deducir. -Puedes decirme como quieras Hoseok.

El chico de pelo negro asintió un par de veces, y comenzó a acomodar el resto de sus cosas en la habitación.

De ahora en adelante tendría que acostumbrarme a él.


Min de Minutos [Yoonseok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora