capitulo Doce

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Lauren

Llevaba un día en Miami, y no todavía no tenía ni idea de "cómo enamorar a un mujer" y para aclarar no era cualquier mujer, se trataba de Camila cabello. La chica experta en bodas y romanticismo.

Ella no estaba muy lejos de mí, con su falda negra larga, y una blusa de mangas largas de cuadros.
Su cabello en un moño en lo alto de su cabeza, estaba demasiado hermosa.
Concentrada viendo las flores, y con la otra mano sosteniendo su iPad.
A través de las ramas, alce la cámara enfocando  su rostro, tomé una foto dejando plasmado ese momento.
Al escuchar el sonido de la cámara me miro junto con su clienta. Me habían atrapado, Camila me sonrió dejándome sin respiración.
Juro que jamás podría cansarme de esa sonrisa.
Las seguí con la mirada y la cámara en mano. Queriendo atrapar todo momento de la castaña, había desperdiciado días sin verla.
Tanto que ahora necesitaba reponer ese tiempo.

Mi celular comenzó a vibrar, baje la cámara por un momento, saque el celular viendo el nombre de Allyson.
Tomé la llamada y le dije un rápido "espera".
Camine hacia Camila que hablaba con la señorita. Me habían mantenido al margen que la rubia se sorprendió al verme caminar hacia ellas, cuando me acerque las dos se concentraron en mí.
-Regreso al rato.
La castaña sonrió. Pero no me basto con esa despedida.
Besé su frente, aún no quería adelantarme y besarla en sus tiernos labios.
La había cagado con ella, y aún está empezando a confiar en mí.
Al salir del invernadero tomé la llamada de Ally.
-¿Donde andas Lauren? Llevo media hora esperándote.
-Lo siento, es que se me fue volando el tiempo. Llego en diez minutos.

Con un taxi no llegue en diez minutos, sino en veinte.
La rubia estaba en la entrada del local, exasperada.
Le sonríe apenada, torció los ojos y entró al lugar. Seguí sus pasos en la florería.
-Ally sigo creyendo que es mala idea flores, ella tiene su propio invernadero, incluso su repostería, podrían crearle cualquier dulce que ella quisiera.
Ally se dió la vuelta, su expresión se había en suavizado como si sintiera ternura por mi y mis inseguridades.
-Lauren, es cierto que ella tiene eso. ¿Pero cuantas veces le regalan flores por amor? Jamás, por agradecimiento, siempre. Pero por acto de amor...-Se encogió de hombros.-aun no ha sucedido.
Sorprendida por el nuevo dato, me sentí feliz de que iba a ser la primera persona en algo importante para Camila.
-¿Entonces rosas rojas?-Pregunte.
-son demasiado cliché.
Me acerque a unas tulipanes no muy lejos de mi alcance. Distintos colores, rosa, rojo, amarillo, incluso morado.
-¿Lirios?-Pregunte alzando la voz para que me escuchará donde estuviera metida.
Aunque mis ojos estaban puestos en los tulipanes. Demasiado sencillos y hermosos , justo como la chica a quien quería dárselo.
-Creo que ya sabes cuál darles.-la voz de Ally se escucho atrás de mi.

Allyson caminaba a mi lado, le había comprado un café para remediar el tiempo que tuvo que esperarme.
-Lauren, Camila sigue creyendo que te metiste con la rubia.
Mordí mi labio nerviosa.
-¿Tu por qué no lo crees?
-Porque sé que la amas y no fuiste capaz de tocar a la rubia.-la ví tomar su café con una sonrisa en los labios.-Lauren, trabajo en la industria del amor hace años, veo pasar a las personas enamoradas casi a diario.
-Camila no me creería.
La ví encogerse de hombros con una expresión de "yo no sé". Pero si que sabía.
-Anda entra.-me dió un empujón con su cadera para animarme a entrar a La vie en Rose .
-Deja tomo aire.-murmuré.
Me sonrió antes de entrar por la puerta de cristal.
La ví entrar y hablar con la recepcionista, ambas me miraron a ver.
La chica que atendía solo asintió con la cabeza ante lo que le decía Allyson.

Entre después de varias bocanadas de aire. Alcance en el elevador a Allyson que solo sonreía, sentía que se burlaba de mí. Aunque no fuera así.
Yo era Lauren, jamás sentía inseguridad. Pero Camila me hacia sentir miedo de no poder estar con ella.
El elevador se detuvo en el piso de Camila. A la distancia la ví con el teléfono en su oreja.
Allyson me dió un rápido apretón de hombro.
Camine hacia mi nuevo miedo, cuando me detuve en su puerta, alzó sus ojos hacia a mi, quede paralizada bajo esos ojos marrones.
Su mirada viajo hacia mi mano que sostenía el ramo de tulipanes rosas.
Luego a mis ojos de nuevo.
Con una sonrisa, y una palabras que artículo, colgó el teléfono.
Se recargo en su asiento hacia atrás, con las manos entrelazadas.
Joder. Estaba en el terreno de Camila.
Eso la hacia sentir segura.
Soy Lauren Jauregui.
Sonreí coqueta, cruzando la puerta de cristal.
El aroma de la chica estaba por todo el lugar. Se puso de pie con una sonrisa traviesa, se sentó sobre el escritorio a pocos centímetros de mí, rozándome al pasar.
-¿Entonces me las darás o tendré que pedirtelas?
-Ah , ¿Te refieres a las flores?-Sonreí.-No son para ti cariño.-gire un poco el cuerpo viendo a la secretaria.-son para ella por el inconveniente de ayer.
Mire a Camila que tenía el ceño fruncido, su sonrisa se había borrado.
-Mila, no es verdad.-susurre acercándome más.
Acaricie su mejilla con el dorso de mi mano. Cerro los ojos, dejándose llevar por mi caricia, recargo su mejilla en la palma de mi mano.
-Me gustas Camila.
Cerré el último espacio que nos separaba. Atrapando su labio inferior entre los míos.
Se sentía tan bien después de llevar días queriendo hacerlo.
Me alejé, queriendo llevar las cosas con calma aunque muriera por tomarla entre mis brazos.
Pero ella valía la pena, y la espera.
-¿Que te parece si hago pasta en mi departamento y tú llevas una botella de vino?-Pregunto.

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