Valeria Collins
—¡Qué fuerte! Pero eh, ni se te ocurra hacerle nada a mi novio. -dice Amalia desde el otro lado del teléfono.
—No creo que me fije en Jesús jamás, aunque puede que le viole una noche de estas.
—¿Qué? -grita.
—Es broma, Am por el amor de dios. -ruedo los ojos.
—Menos mal. -suspira- Oye, eso de que jamás te fijarías en Jesús puede que no sea tan mentira... -escucho cómo ríe por lo bajo.
—Creo que sé por donde vas y... NO.
—¡Admite de una vez que te has fijado en Dani! -se desespera.
—Lo haría. Pero no es así.
—Qué amiga tan complicada tengo. -bufa.
—Me lo tomaré como un halago.
—Jesús acaba de timbrar, te tengo que dejar e intenta no perder la cabeza, los Oviedo son como son. -ríe y cuelga.
Dejo el móvil en la cama y me quedo enredada en mis pensamientos imaginando qué será de mi vida a partir de esta noche.
Toc toc. Alguien toca la puerta.
Es mamá.—Pasa, pasa.
—Val, ¿te apetece algo en especial para cenar esta noche? -dice apoyada en el marco de la puerta.
Me quedo pensando.
—Mmm no, la verdad es que no. Lo dejo en manos de la mejor chef del mundo. -sonrío.
—Y... ¿Crees que a los Oviedo les gustará mi lasaña de carne?
—Dios mío, claro que sí mamá. Hazla por favor. -abro los ojos sorprendida.
—Hecho. -me guiña y ojo y se va.
(...)
—¿Más, Jesús? -pregunta mi madre.
—No, muchas gracias, estoy lleno. -se toca la tripa.
—Buenísima Susana, te has lucido. -añade Daniel, que estaba sentado a mi lado.
Me levanto para empezar a recoger la mesa. Mi madre me acompaña también.
—Yo no sabría cuál elegir. -me susurra.
Dejo de apilar platos y la miro.
—Mamá, ¿es una broma? -flipando.
—Valeria, no me puedes decir que no están para comérselos esta noche.
—Por favor. -frunzo el ceño y cierro los ojos intentando olvidar eso último que ha dicho.
—¿Es por Daniel? -la miro extrañada- Por la beca, ya sabes. Al fin y al cabo es una competición, solo hay una...
—Exacto mamá. -continúo limpiando.
—Es muy buen niño. -sonríe.
—Og. -me voy a mí habitación para no escuchar más.
Me siento bruscamente en la cama y veo mi reflejo en el espejo de mi tocador.
Es Daniel Oviedo. Mi competencia. Mi mayor enemigo para mi futuro.
No caigas Val. Dice mi subconsciente.La puerta chirría, alguien la abre lentamente. Giro la cabeza y me inclino un poco para poder ver quién es.
—¿Puedo...? -una voz ronca se encuentra detrás de la puerta.
Suspiro.
—Qué, Daniel.
Heyyyyyyyy! HOLAAAA
Estaba de vacaciones de wattpad, ale.
(es broma, estaba en una crisis de falta de imaginación)
❤