Capítulo 22

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– Bien, esto es lo que tenemos que hacer –dijo, suspirando–. Se trata simplemente de acudir a una reunión con Lheo, mi tío. Ya está. Nada más.

Resoplé. Yo no era tan ingenua como para creer que las cosas iban a ser así de simples.

– Sí, claro. Ethan, llevan persiguiéndome durante meses. ¿Crees que van a contentarse con un hola y adiós? No. Será un interrogatorio en toda regla. Y probablemente no me dejarán salir de allí con vida.

Él enarcó una ceja.

– ¿Cómo puedes aceptarlo con tanta facilidad? Hablas de tu muerte como si se tratara de la de cualquier otro. ¿Es que no te inquieta saber que podrías morir en los próximos días?

Me encogí de hombros.

– No es algo que me preocupes especialmente, ¿sabes? No he dejado nada por hacer, y bueno, creo que estoy preparada para morir.

Ethan resopló.

– No tienes ni veinte años, Victoria. No puedes soltarme así que "no has dejado nada por hacer".

Yo sonreí, sin inmutarme.

– Es así. Y ahora explícame qué es lo tenemos que hacer de verdad.

Él sonrió.


Mi asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora