CAPITULO 4: GUARDIAN

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¿Siempre había sido tan lindo? Se cuestionó Yurio; permanecía sentado en la barra de la cocina meciendo las piernas y observando al japonés limpiar la bajilla rota. Luego de llevar su equipaje al cuarto de visitas regreso de inmediato a ver como se encontraba Yuuri.

-Ya veo, así que Phichit es la razón de que estés aquí- lanzo un suspiro al tiempo que meneaba la cabeza- lamento mucho que interrumpiera tu entrenamiento y tuvieras que venir- dijo con una débil sonrisa.

-Solo lo hago porque tu amigo me lo pidió no te creas demasiado, además yo le debía un favor así que no es para tanto- mintió el ruso, que había soltado toda la verdad después de unas cuantas amenazas por partes del japonés sobre llamar a Yakov. Notó que Yuuri estaba más delgado y su piel lucía un poco cadavérica, unas grandes ojeras violetas contrastaban con su falta de color. El corazón le había dado un vuelco al ver que, cuando llego, preparaba la cena para dos personas cuando él era el único en esa casa.

-Entonces supongo que está bien, ¿quieres cenar?- pregunto el nipón. Parecía lejano y ausente, había estado evitando tener contacto visual con el rubio.

-Oye katsudon, ¿porque preparabas cena para dos? ¿Esperabas a alguien más?- Yurio soltó de repente.

Yuuri no se movió ni lo miro, siguió buscando en la alacena ignorándolo.

-¿Quieres beber algo antes de comer?- se limitó a preguntar intentando cambiar de tema.

- Cualquier cosa esta bien cerdo, pero sabes que yo no vine aquí a comer. Desde hace un rato te he estado viendo y bueno…- miraba el piso con el ceño fruncido, intentaba ser amable - Si necesitas que te ayude en cualquier cosa, pues, ya hice el viaje hasta aquí. Así que puedes pedírmelo, te podría escuchar si es lo que tú…-

-Yurio si no tienes una buena razón para estar aquí deberías volver a casa- más que sonar enojado Yuuri se escuchaba abatido.

-Escúchame bien cerdo, no viaje durante casi 5 horas con dolor de trasero en un asiento apretado e incómodo para que me eches. Sí tengo razones para estar aquí. Si no las tuviera, ¿crees que estaríamos teniendo esta conversación?- se puso de pie, intentaba mantener la calma al ver tan frágil a su amado katsudon, pero con su temperamento no era fácil.

-Solo ve a dormir o has lo quieras mientras me des mi espacio ¿entendido?- se frotaba las cienes con fuerza, cada vez parecía más cansado y que Yurio fuera tan necio no ayudaba.

-No soy un niño, así que de una buena vez ¡deja de tratarme así joder! Ambos sabemos que no estás bien, quiero ayudarte, comprende - comenzaba a alzar la voz y a gruñirle, con algunos años menos habría parecido un gatito enojado, ahora no tanto.

-Te dije que estoy bien ¿sí? Sigo con mi vida, no me estoy muriendo. Si eres tan maduro entonces debes saber que los adultos también la tienen difícil- El japonés lo fulmino con la mirada, estaba perdiendo los estribos.

-¡Y un demonio! ¡Aquí el único que no está siendo maduro eres tú maldición!- gritó Yurio. Un momento estaba sentado y al siguiente se encontraba plantado frente a Yuuri con sus manos sobre los hombros del mayor, apretándolos. Yuuri no se dejó intimidar a pesar de que ahora Yurio era más alto que él. Tomó al furibundo joven del cuello de la camiseta y lo empujo contra la barra de la cocina nuevamente.

-¿¡Qué quieres que diga Yurio?! ¡Dime! ¿Con qué estarías satisfecho? ¿Quieres que te diga que llevo días durmiendo en el sofá porque no puedo dormir en una cama sin Viktor? ¿Qué cada noche espero verlo atravesando esa puerta para tenerlo entre mis brazos? ¿O que preparo comida para dos a pesar de que no soy capaz ni siquiera de terminar mi porción? – Gritaba con voz temblorosa y ojos vidriosos – Yurio yo en verdad, en verdad lo intento pero ya no puedo… - entonces se quebró la máscara de tranquilidad que había mantenido. Estalló en llanto y ocultó el rostro entre sus manos, acurrucándose en el pecho del joven que ahora era una cabeza más grande que él. Había sucumbido a la presión de esas semanas de encierro manteniendo la calma, creyendo que si seguía fingiendo que todo estaba bien las cosas se arreglarían.

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