Oasis🍃

CAPITULO 9: SENTIMIENTOS

Vengo sin sueños ni esperanzas, ha sido un final de semestre realmente fuerte, me la he pasado en modo "ya llevame diosito" Jaja:( espero que ustedes la estén pasando mejor! Si les gusta el capítulo me haría muy feliz💖

Yurio toco a la puerta del japonés y frente a ella dejo el desayuno antes de retirarse a su recamara, cuando su puerta cerro se abrió la de Yuuri. Suspiró. Con este llevaban dos días así, ya que el primer día se negó a comer, el ruso dejándole comida en la entrada de la habitación y el nipón tomándola cuando se aseguraba que él no estuviera cerca. Parecía que estaba alimentando un animal en cautiverio, no salía para nada, sabía que seguía vivo porque dejaba las charolas vacías. Makkachin entraba y salía de la habitación pero casi todo el día se la pasaba con su dueño encerrado, “estúpido perro suertudo” pensaba el ruso al verlo.

-¿Hasta cuándo pretende seguir así? Venga cerdo, ya sal de ahí me estas poniendo de nervios- gruñía contra la almohada. Se prometió a sí mismo no presionarlo y darle su espacio, pero no dejaría que se pudriera en ese cuarto. Temía entrar un día y encontrar tirado en el piso el cadáver de Katsudon y que Makkachin resultara ser quien se comía lo que dejaba en la puerta, el estrés lo estaba haciendo delirar. - ¡Ah, eres un idiota, estúpido, lento, llorón, zopenco! ¡Joder, quiero verte! ¡Cómo es posible que compartamos la casa y no pueda hacerlo! Estoy harto de comer solo- dijo desanimado, estar en esa situación era su culpa pero aun así tres días resulto ser demasiado tiempo para que enfriara su cabeza. Si el cerdo no quería salir del corral, lo sacaría. Tuvo una idea que para él era fantástica.

Esperó a que fuera la hora de comer para poner su plan en marcha. Depósito la charola en el piso y abrió la puerta de su cuarto aguardo un momento y la cerró, se pegó contra la pared esperando a que el cerdo mordiera el anzuelo. A los pocos segundos Yuuri apareció en el umbral envuelto en una sábana, se agacho para tomar la charola y…“Ahora” pensó el rubio saltando sobre él. Yuuri aulló y comenzó a patear al ruso, entre el forcejeo este se las arregló para tomarlo por las muñecas y logró sentarse sobre él.

-¡Maldita sea eso duele! ¡Estate quieto de una puta vez!- grito el joven adolorido, no había sido tan brillante después de todo, el japonés abrió los ojos como platos. -Muy bien ahora que tengo tu atención escucha- iba comenzar con su discurso cuando observo bien la cara de Katsuki- Ugh, cerdo que mal te ves necesitas un baño.

-Di lo que tengas que decir y suéltame- intentaba mantenerse inexpresivo pero en realidad estaba nervioso por la cercanía de Yurio.

-Bien, como sea terminemos con esto, no volveré a tocarte ni un poco, mantendré mi distancia y no te molestare más, pero a cambio saldrás e intentaras comportarte como un ser normal ¿de acuerdo? No debes temerme, sería incapaz de dañarte -dijo con cara triste, aun sin acercársele lograría que sus sentimientos lo alcanzaran. Lo soltó y se encamino a la puerta.-Apúrate a comer o se enfriara, prepararé el baño para ti –dijo sin esperar respuesta.

El nipón obediente se comió los pirozhkis, lleva comiendo eso dos días seguidos y no se hartaba. Pensaba en Yurio, le agradecía el esfuerzo que hacía por cuidarlo a pesar de que fue grosero con él, con más razón debía decirle que se fuera. Un gran chico dispuesto a cuidar de alguien como él, no se merecía estar encerrado en esa casa por culpa de sus caprichos, detestaba que le tuvieran lastima y sabía que el hecho de que se acostaron tenía que ver con la insistencia del joven, quizá Yurio creyera estar enamorado por esa noche o posiblemente sintiera que debía hacerse responsable de sus acciones, debía aclararle que no era así, que lo mejor para ambos en momento era la separación; llegaría a sentirse solo pero era lo adecuado para ellos, además, por respeto al amor que le tenía a Viktor debía irse. Bajó a dejar la charola y se encontró al joven lavando los trastes, al verlo Yurio hizo ademán de marcharse.