Abro un ojo, esta oscuro. Abro el otro. Instintivamente miro el reloj: las cuatro de la mañana. bien Irina! Otro día más en el que te has desvelado! otro día más mirando al techo hasta las ocho, hora en la que las enfermeras te despertaran con su cara de: hola,bonita me encantaría estar en una playa de vacaciones con un mojito en la mano y un cachas en mi toalla pero te tengo que estar viendo esa cara de amargada que nos pones todos los días, así que perdona sí yo también la pongo. Doy la luz. Melissa sigue durmiendo, tapada con la sábana hasta las orejas y dejando ver sólo su flequillo rubio y sus ojos de largas pestañas, como no: cerrados. como duerme esta tia!
Voy al baño, abro la puerta, nada más entrar me topo con un fantasma con pelo largo,rizado,negro y alborotado. con mirada cansada escondida tras unos ojos verdes. Soy yo: Irina la fantasma, Irina la bulímica, Irina... Que más da! Siempre ha dado todo igual. me sigo mirando al espejo: joder! con lo bien que podía haber ido todo... siempre la tengo que cagar!
La rabia me atenaza por el cuello y me obliga a dar un puñetazo a la pared, luego silencio, silencio y... MIERDA! grito sin importarme la compañera de largas pestañas que duerme como una marmota. me tiro al suelo, retorciendome de dolor, hay que ser subnormal. Unos pies blancos, diminutos, como de princesa se asoman por la puerta, le acompañan unas largas piernas cubiertas por un patético camisón blanco:
- Ala! La retrasada ya ha vuelto a hacer de las suyas!
Sin ni siquiera agacharse Melissa coge el telefonillo gris que hay sobre su cama:
- ¿pasa algo?
-Belén, anda vente que Irina ha vuelto a tener movidas con la pared
-joder, que chica
Clack! Melissa cuelga el telefonillo y sin ninguna prisa se dirige hacia el baño. coge una goma de pelo y se ata su melena rubia mientras se apoya del marco de la puerta y mira como meto mi mano en el grifo de agua helada:
- ¿quien era esta vez? ¿Diego, Iván o Silvia?
-los tres a la vez- digo mientras seco mi mano cuidadosamente con la toalla y me aparto un rizo de la cara:
-¿ llamaste a Belén?
- ya esta avisada, la tienes desquiciada, un día no va a venir y te va a dejar aquí retorciendote como una idiota, vamos: lo que eres.
Se abre la puerta y por ella entran unos zuecos naranjas con agujeros y una bata blanca perfectamente planchada con un bolígrafo en el bolsillo. en sus manos de pianista una bolsa de hielo y una venda:
- ¿qué pasa Mell? ¿cómo lo llevas?- dijo la chica morena de pelo corto con extravagantes mechas rojas.
-lo llevo... apriétale bien fuerte la venda a este elemento a ver sí cuando no le llegue sangre a las manos se piensa dos veces lo de darse de hostias contra las paredes.
-¿quien te vino a ver esta noche? ¿Dieguito?- dice Belén cogiendome la mano.
-Esta vez venía Iván y la putita con el- digo yo con cara de asco.
Melissa se sienta en el WC y dice mientras apoya su cabeza en su mano que a su vez esta sobré su rodilla:
- anda que sí la hubieras matado cuando tuviste la oportunidad, zorra mala- dice casi susurrando.
Belén la fulmina con la mirada y Melissa se limita a mirar hacia otro lado.
- si lo hubiera hecho a saber donde estaba ahora esta kamikaze, además ella se ha buscado su propia ruina. esto ya esta, ¿ nos vemos mañana y te vendo la otra o les vas a dar una tregua esta semana a tus zarpas?
La miro, no puedo ponerle mala cara, Belén es muy grande, y junto a Mell... ellas son lo único que tengo.
Belén se va dejando a su paso el crujido de sus zuecos naranjas mientras sale por la puerta:
- vamos a la cama Mike Tysson
Le tiro de la coleta con mi mano buena y voy detrás de ella me meto en la cama, miro hacia el techo y Melissa me tira una caja sin que yo se la pida. me conoce demasiado bien. cuantas de estas habrá vivido ya... cuantas veces le he contado la historia... cuantas veces me ha obligado a comer... no se cansa: esta loca
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Cuando el olvido se plantea recordar
Teen FictionDespués de un tiempo aquí encerrada, entre estas cuatro paredes blancas, creo que la única manera de no matarme a mi es matar otra cosa: el tiempo. La historia de mis dieciséis cuando el amor me dio la felicidad, la popularidad ¡el dinero! Y también...