Era una tarde de otoño, fría y lluviosa, como tantas otras. sinceramente prefiero que sea así, una buena excusa para no salir a que me de el aire como dice mi madre, aunque es un poco raro que una adolescente no quiera salir a la calle con sus amigas el día que cumple dieciséis o que se vaya a cenar con su novio, o que quiera montar una fiesta por todo lo alto. yo no,para mi un día más, de un mes más, otro cumpleaños más que añadir a la lista de cosas que me paso por...
Mi madre sigue empeñada en que salga con esas amigas tan maravillosas que cree que tengo, pobrecilla... Tiene que ser triste tener una hija asi, que prefiere encerrarse todo el día en su habitación pensando en sus movidas que ir de compras o a las rampas a ver tíos buenos con el skate.
Bah! Todos iguales, al igual que todas las chicas de hoy en dia. pelo largo hasta el culo, pantalones ajustados y un kilo de maquillaje en la cara. que obsesión con la dichosa estética con lo feliz que soy yo con mi pelo rizado y mi comodisimo chandal (bueno feliz no, por que no lo soy pero da igual. todo da igual).
Cuando eres la chica rara de la clase, del Insti y casi de la ciudad te da igual todo, aprendes a esquivar los insultos que esos gilipollas se han acostumbrado a ladrarte, a pasar de las miradas de superioridad que los clones de barbie te hechan, en fin: aprendes a ser invisible, simplemente te acostumbras, te levantas un día más y puf! Desapareces.
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Cuando el olvido se plantea recordar
Teen FictionDespués de un tiempo aquí encerrada, entre estas cuatro paredes blancas, creo que la única manera de no matarme a mi es matar otra cosa: el tiempo. La historia de mis dieciséis cuando el amor me dio la felicidad, la popularidad ¡el dinero! Y también...