Capítulo 8

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-Chandal oscuro, cabeza rapada y ojos oscuros ¿no es así?- me pregunta un policía no muy alto que está sentado en frente de mi, y a mi lado el chico rubio. A medida que me recuperaba del shock me daba cuenta de que era más y más guapo.

-¡Qué si!- digo gritando, dándo un colpe con las dos palmas de las manos abiertas sobre la mesa y levantándome.

-Irina, tranquilizate- me dice el chico rubio con tono sereno mientras me agarra una muñeca y me invita a sentarme.

-¿Qué me tranquilice? Este tío lleva una hora preguntandome lo mismo y yo solo he venido a poner una puta denuncia a ese cabrón, ¡No sé nada más! ¡sólo eso! y lo único que quiero es irme a mi casa, ¡suéltame la mano ya, joder!- finalizo la frase mientras la acompaño con un movimiento brusco y me libero de la mano de el chico rubio. 

Sálgo de la habitacíon en la que estaba con el polícia y mi 'héroe' no se si lo debería llamar así. Mi cabeza va a explotar y en mis ojos no caben más lágrimas, dejo que salgan, y mis mejillas se inundan. Dos manos pasan sobre mis hombros ligeramente:

-Vámonos, me han dicho que intentarán encontrarlo con las descripciones que les has dado tu y preguntándo por ahi, van a vigilar bastante colegios e institutos- me dice.

-Quiero irme a casa- digo simplemente agachando la cabeza.

me gira delicadamente y me levanta la cara muy despacio, ve que estoy inundada en un mar de lágrimas y cierra los ojos muy fuerte como intentando contener las suyas, suelta los brazos de mis hombros y como en un acto reflejo le doy un abrazo. Ni lo pienso.

El, lógicamente sorprendido se queda unos segundos sin reaccionar, pero despúes con sus largos y fuertes brazos me abraza también, y una sensación enorme de seguridad y tranquilidad me invade por dentro, y desde ese momento me di cuenta que allí, a su lado, junto a el y entre sus brazos estaría más segura que en ningún otro sitio.

Cuando el olvido se plantea recordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora