Las sabanas cubrían todo su cuerpo, solo las dos extensas frazadas se encontraban reposadas sobre el largo de sus piernas. Ella estiro sus brazos y bostezó, en su inconsciente despertar se dio cuenta que la textura del cobertor distaba de ser aquel que cubría el colchón de su cama. Dejó entonces que sus otros sentidos le dieran más pistas sobre donde se podría encontrar sin la necesidad de abrir aquellos cansados ojos, su olfato sintió un aroma acogedor en las sabanas: el perfume de su madre.
Con su rostro mirando el techo y aprovechando con su cuerpo extendido todo el espacio que le brindaba la enorme cama de sus padres, se negaba a levantarse. Estaba agotada y afuera hacía frío, mucho frío.
El estar acostada allí le traía a su mente la sensación alegre de abrazar a su padre y la seguridad de ser acobijada por los brazos de su madre. Se preguntaba mientras abrazaba sus rodillas, en un intento por hacer del frió un enemigo menos feroz ¿Cuándo fue que terminó acostándose en aquel cuarto? El esfuerzo que ejercía para recordar lo que hizo exactamente ayer en la noche la hacia fruncir el ceño, mordió su labio inferior y desistió. Estaba muy cansada como para seguir pensando en algo que, después de todo, no tenía mucha importancia.
El tiempo parecía no existir, la joven se encontraba muy cómoda y por más que lo intentará no podía recordar ningún quehacer pendiente que la estimulará en su tarea de abandonar la cama. Cuándo la luz del sol, que se filtraba por la enorme ventana, comenzó a brillar con una intensidad demasiado grande sobre el rostro de Marinette, pensó que quizás era hora de levantarse. No por qué hiciera menos frió, o la enorme cama sea menos cómoda, sino porque la luz era molesta y en su brillar casi sentía que le estaba gritando fuertemente.
Lo hizo lo más rápido posible, como si de sacarse un diente se tratase, tomó impulso y fortaleza para arrancar esa sabana de su cuerpo y dejarse caer hacía afuera. Posó sus pies en el suelo, se equilibró y abrió sus cansados ojos para ver que se encontraba en su cuarto. Confundida volteó a ver su cama, que era pequeña y la luz del sol siquiera llegaba hacía ella, con ambas manos frotó sus ojos y al abrirlos ya no se encontraba para nada cansada.
Bajó con cuidado la estrecha escalera que separaba los dos pisos de su alcoba y poso una de sus manos sobre su sien, si bien ya no tenía sueño ahora su cabeza le dolía bastante. El sol que se escurría detrás de su escritorio seguía gritándole así que se alejo, fue hacía la puerta y asumió que todo lo sucedido no era más que una confusión producto del sueño.
Continuó bajando, ahora fue por la escalera que dividía su cuarto del living-comedor. Mientras lo hacía escuchaba el ruido de platos chocando entre si junto con el fluir del agua sobre ellos, cuándo se encontró ya en los últimos escalones pudo ver el cabello de su madre sobresaliendo.
- Buenos días mamá..
Dijo con monotonía la adolescente, que fue directo a la mesa y se sentó. Le pareció raro que su madre no le devolviese el saludo, pero pensó que quizás si lo hizo y no logró oírla por el ruido de los platos.
- Sabes, hoy tuve un sueño muy raro mamá.
Mencionó mientras se servía una taza de té, ella esperó a que su madre le preguntara "¿Cuál?" para continuar la historia pero esa pregunta nunca llego.
- ¿Mamá..?
La mujer que se encontraba haciendo limpieza en la cocina terminó de lavar, seco sus manos con el repasador y fue en busca de la escoba. Al voltear se detuvo un segundo para mirar la taza de té sobre la mesa y prosiguió, Marinette no comprendía por qué la había ignorado por completo.
- ¿Hice algo malo? ¿Es por la nota del director..?
Al no escuchar respuesta alguna la joven se levanto del asiento y se acerco despacio.
- No me gusta estemos peleadas mamá.. Hablemos, dime en que puedo mejorar. Sé que a veces me comporto..
Marinette notó que luego de que su madre tomara la escoba, la reposó cerca de la cocina para recoger la taza con té de la mesa y lavarla.
- Mamá..
La joven se sintió devastada ¿Que había hecho como para que su madre actuara así? No tenía lógica, ese gesto fue como decirle sin palabras que ya no vivía allí ¿Tendrá que ver con lo que sucedió anoche? Se preguntó, pues no recordaba nada de lo que había pasado.
- ¡No me ignores!
Gritó con congoja, tenso sus manos sobre su pecho al ver que la mujer continuaba barriendo sin inmutarse. Corrió para ponerse frente a ella, miró el rostro de su madre y notó que se encontraba sereno, lo que la confundió aún más.
- ¡¿Que hice?!
Dijo ya alterada pero igual que antes, nada cambió. Pensó entonces en bajar al negocio y hablar con su padre, quizás él la retara y así sabría por qué había decepcionado de tal forma a su madre. Corrió hacía la escalera pero tropezó con una de las sillas haciendo que esta se cayera al suelo, aquello causó un ruido relevante. Marinette vio como su madre corrió de allí espantada, se apoyo en una de las paredes mientras miraba aterrada la silla.
- Cariño..
Exclamo susurrando la mujer, que extendía sus brazos por detrás apoyándolos en la pared.
- ¡Perdón! Yo-yo solo quería..
Se excusó por costumbre Marinette, que miraba desde la distancia sin comprender el terror de su madre. Una parte de ella estaba feliz, pues había logrado que su madre saliera de su actuación y le prestase de alguna forma atención, pero sinceramente no quería haber generado ese tétrico rostro en ella.
- Perdón mamá.. Solo quiero que me digas que es lo que hice.. Quiero que hablemos..
Dijo la adolescente mientras levantaba la silla y la acomodaba.
- ¡TOM VEN POR FAVOR! ¡LA SILLA SE ESTA MOVIENDO SOLA!
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5 días
FanfictionElla no está en ningún lado. Puede ver a todas las personas que conoció en su corta vida mientras se lamenta por saber que no la recordarán, debe encontrar a Chat Noir antes de que el tiempo cumpla con su cruel promesa: la muerte.