04. Hux

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Jueves 26 de enero.

Armitage Hux tenía una vida tan neutral y disciplinada que le resultaba desesperante

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Armitage Hux tenía una vida tan neutral y disciplinada que le resultaba desesperante. Toda su existencia había estado repleta de sucesos que la gente consideraría crueles pero que para él era normales, podría decirse que se había acostumbrado y a cambio le generó una peculiar preferencia a la soledad. Toleraba su vida y luchaba por ser alguien al punto de presionarse a extremos, era demasiado exigente consigo mismo y perfeccionista.
¿Qué educación podría tener el hijo de un ex-militar?
Actualmente llevaba cinco días de haberse mudado al pueblo natal de su padre, únicamente vivía con él, con su madrastra y con su gata Millcent.

Si preguntan por el despertar y la mañana de Armitage, sus días empezaban desde las 6:00 am, costumbre heredada.
Solía tener todo perfectamente ordenado y su higiene era impecable, tenía demasiado tiempo de sobra para desayunar pero lo hacía rápidamente debido a que le molestaba mucho la presencia de la esposa de su padre, la mujer había sido déspota con él varias veces. La tipa en cuestión era chocante y sumado a la arrogancia del pequeño Hux provocaba un enorme roce involuntario que había desencadenado en evitarse. Armie sólo sentía una verdadera fidelidad a su padre, lo admiraba por ser tan recto y posicionarse en el ejército, a su madrastra solo la respetaba por que su progenitor parecía estar cómodo con ella.

Al salir de casa rumbo a la escuela reviso múltiples veces su maletín para asegurarse de no haber olvidado nada: llaves, dinero, móvil, libros del día, documentos, botella de agua y había dejado el sitio de Millie limpio. Todo bien.
Hoy Hux tenía que terminar con su proceso de ingreso tomando un taller que decidió sería lectura, le gustaba leer, era una actividad silenciosa y tranquila que lo hacía pensar. Recordando el asunto de los talleres encaminó su mente a la conversación con el fastidioso chico de negro y que parecía tener tendencias suicidas, soltó una risa internamente al bromear sobre el aspecto del más alto. Al menos ese tipo era el menos aburrido y que se había animado a conversar con él aún siendo evasivo además le agradecía devolverle su celular.
El resto del salón eran solamente clichés del pueblo y replicaciones, actuaba igual, se vestían igual, tenían las mismas preferencias.
En fin, la conversación del día anterior había superado lo máximo que había mensajeado en toda su vida.
Llegando a la institución observó ambos lados de la entrada, estaba muy a la defensiva desde la pelea el martes. Ingresó y pasó rápidamente a su casillero donde dejó algunos libros para el día siguiente y aligerar su mochila.
La primera hora era interesante con las clases de matemáticas, se le daban muy bien y sí no entendía algo rápidamente lo remediaba practicando, bueno, eso hacía casi en todas las clases, tenía un muy buen promedio.
¿Cómo se llamaba la chica castaña?, no lo recuerda pero justo en el intermedio para la segunda hora entraba hablando a gritos con los dos tipos que no se le despegaban acerca de un festival dentro de la institución que tenía como propósito reunir dinero para la casa hogar de la ciudad más próxima al poblado. Era buena la acción pero él no era mucho de trabajo social, tal vez asistiría a comprar y con eso sería suficiente.

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