05. Kids

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Hux salió a las cinco en punto de su hogar con una expresión seria. Antes de hacerlo había sido interrogado por su madrastra quien insistía en señalar que al menos se dignaba a salir. Él sabia que la sinvergüenza disfrutaba de su ausencia y de que fuera casi invisible.

Frente a su casa estaba Kylo parado sosteniendo entre ambas piernas la bicicleta, lucía igual de desaliñado así como repleto de colores oscuros en la ropa, lo vio dirigirle una mirada insegura y esa fue la única señal que necesito  para acercarse.
— Hola Hux — saludó Ben e hizo la seña para que subiera  palpando la parrilla.
— Sí me tiras te rompo la cara y la bicicleta a patadas— soltó temeroso el pelirrojo intentando sentarse y sostenerse de los hombros del pelinegro.
— No estas tan pesado como  para que no pueda controlarla — aseguró pacientemente el moreno  comenzando a pedalear, haciendo rodar la bicicleta por el vecindario y aumentando un poco más la velocidad.
— ¿A dónde vamos? — añadió Armitage, quien disfrutaba la sensación que le otorgaba el viento en su rostro produciendole un sentimiento de libertad.
— A donde quieras — respondió el contrario que sonreía malicioso al aumentar aún más la velocidad de la bicicleta. Hux asustado encajo ambas manos con fuerza en los hombros del otro que se quejó con un sonoro "Auch".
— Nos vas a matar — sonrió el pelirrojo. Le aterraba la sensación de poder lastimarse pero una parte de él quería seguir jugando a pesar de considerarse irresponsable.  
— Vamos al bosque — gritó Kylo a quien de pronto se le había bajado la capucha por la rapidez y ahora su pelo ondeaba libremente picandole en el rostro.
— Si — aceptó emocionado.

La ruta a las afueras de la ciudad era sumamente solitaria, se percibía a las orillas enormes y frondosos árboles característicos de la región así como el inicio de un bosque de tamaño considerable

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La ruta a las afueras de la ciudad era sumamente solitaria, se percibía a las orillas enormes y frondosos árboles característicos de la región así como el inicio de un bosque de tamaño considerable. El único ruido era el agitar de las hojas, el canto de algunas aves y recientemente el pasar de una bicicleta seguida de risas y gritos.
— ¡Nos vamos a caer por tu culpa!— Advirtió Armie agitado y burlesco. Nota mental: no hacer reír a Kylo criticando a las personas que habían visto en el pueblo porqué las carcajadas habían hecho que se descontrolara la bicicleta. Y ahora iban directo al bosque pero ingresando por la ruta equivocada con el miedo latente de romperse un brazo.  Lo último que vio fue que ambos estaban en el pasto riéndose.
— Creo que me rompí un pie — gruñó el pelinegro.
— Eso te pasa por estúpido — se retorció adolorido Hux.
— Tu empezaste, me hiciste reir—bromeó Ben.
— Tu ibas muy rápido— empezó a incorporarse con dificultad el pelirrojo y se sacudió el polvo acompañado con hojas. Regresó a su expresión neutral acercándose a auxiliar al otro tendiendo su mano.
El pelinegro se pudo parar, la única herida notoria que tenía era un púrpura hematoma en la pierna que se veía solo sí sé levantaba el pantalón por lo que no había problema, él usaba ropa cerrada. Caminaron hacía la bicicleta, solo tenía un rasguño en el cuadro y Ben no le dio importancia. La levantó con facilidad haciéndola rodar sin montarla tomando el centro de los manubrios.
— ¿Ya habías venido antes al bosque?— preguntó Hux contemplando el húmedo lugar.
— Si — empezó a caminar el pelinegro a lo cual Armitage comenzó a seguirlo — hay un lago como a veinte minutos..
— ¿Qué haces ahí? — juzgó sin querer el serio pelirrojo.
— Lanzó rocas al lago, meto los pies en el agua, escucho música, tocó la guitarra, depende lo que lleve conmigo.
— Interesante.

Pasaron alrededor de veintidós minutos para llegar al imponente cuerpo de agua cristalina. Kylo dejó la bicicleta en el piso y comenzó a tomar rocas de un tamaño considerable, el pelirrojo lo miraba con una ceja ligeramente elevada, le parecía ver a alguien distinto al tipo enorme y malhumorado que a nadie le agradaba, en ese momento era como un niño pequeño jugando.
— Estas son para ti — el pelinegro le entregó algunas de las piedras y se acercó más a la orilla del lago lanzando una roca en diagonal que trazó un largo camino saltando.
— ¿Se supone que gana quien llega más lejos? — Se acercó también Hux.
— Sí eso quieres — sonrió confiado Ben.
Después de arrojar rocas durante un rato decidieron volver a los juegos bruscos, Kylo hizo creer al pelirrojo que lo tiraría al lago pero alcanzo a sostenerlo fácilmente.
— Que gallina eres— retumbó la voz gruesa Ben.
— Tengo mi móvil en el bolsillo— se defendió rápidamente Armitage.
— ¿No lo has tirado de nuevo?— comenzó a reir suavemente el pelinegro pero se detuvo al sentir un agudo dolor. Hux le había pateado donde tenía el hematoma.
— ¿Ya no es tan gracioso verdad?— sonrió cruelmente el más pequeño y empezó a correr riendo.
— Hijo de pe... — Ben resistió el dolor y salió detrás del pelirrojo que no lo había dejado muy atrás, cuando estuvo lo suficiente cerca se abalanzó tirándolo fácilmente en el suelo. Ambos empezaron un forcejeo, Hux divertido intentaba liberarse del agarre.
— Ya, lo siento — respiró profundamente Armie aún sonriendo.
— Me ha dolido — reclamó Kylo que lo liberó.
— ¿Qué esperabas?
— Desgraciado — reclamó divertido Ben.
— Me halagas — fingió una mirada arrogante el pelirrojo — ya vamonos, es tarde.
— Son tan solo las siete, no seas nena.
— Me fui sin pedirle permiso directamente a mi padre y nunca he salido tanto.
— Ya, vale.
Regresaron al pueblo en la bicicleta aunque con un ritmo más lento, las calles silenciosas permitieron amenas conversaciones entre los jóvenes. Hux bajó de la bicicleta a tres casas de la suya y se despidió del moreno.
— Hasta luego Kylo, espero se te pudra el pie y te lo tengan que amputar—  Trató de decirlo con seriedad pero fue vencido por una risita que se le escapó.
— Si me la amputan vendré a dejártela frente a tú puerta y tocaré el timbre.
— Un bonito detalle— dijo el pelirrojo y extendió la mano para chocarlas con Ben. Cuando Armie se retiró Kylo siguió observando su mano mientras regresaba a casa. Ese simple gesto aunque imperceptible para ambos jóvenes, había terminado sellando una promesa de unión y amistad que nacería aunque pareciese imposible.

Su relación era como una flor en el desierto, uno nunca creería que pudiese nacer en un lugar tan infertil.

|I Don't Know How To Love|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora