DOCE

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Empieza cuando llego a casa después del viaje. Tengo veintisiete mensajes de texto de ChanYeol en mi teléfono y él tiene veintisiete mensajes míos. Estos me mantuvieron ocupado la mayor parte del viaje en tren. En el resto del tiempo descubrí lo que necesitaba hacer en el momento en el que cruzara la puerta. Porque si la no-existencia de Mark me va a bajonear, tengo que dejar de lado algunas otras cosas con el fin de no estrellarme contra el suelo. Ya no me importa una mierda. Quiero decir, no creo que me hubiese importado una mierda antes. Pero esa era una clase de "me-importa-una-mierda" de mentira. Esta es una verdadera clase de me-importa-una-mierda. Mamá me está esperando en la cocina, bebiendo una taza de té, hojeando una de esas estúpidas revistas de celebridades ricas enseñando sus casas. Levanta la mirada cuando entro.

Mamá: ¿Cómo estuvo todo?

Yo: Mira, mamá, soy totalmente gay, y apreciaría si pudieras evitar enloquecer justo ahora porque sí, tenemos el resto de nuestras vidas para lidiar con eso, pero entre más pronto pasemos la etapa de agonía, mejor.

Mamá: ¿La etapa de agonía?

Yo: Ya sabes, tú rezando por mi alma y maldiciéndome por no poder darte nietos con una esposa y diciéndome cuán desilusionada estás.

Mamá: ¿Realmente piensas que voy a hacer eso?

Yo: Es tu derecho, supongo. Pero si quieres saltarte esa etapa, por mí está bien.

Mamá: Creo que quiero saltarme esa etapa.

Yo: ¿En serio?

Mamá: En serio.

Yo: ¡Vaya! Quiero decir, eso es genial.

Mamá: ¿Puedo tener al menos uno o dos segundos para sorprenderme?

Yo: Claro. Quiero decir, esta no puede ser la respuesta que estabas esperando cuando me preguntaste cómo estuvo el viaje.

Mamá: Estoy segura de que esa no es la respuesta que estaba esperando.

Estoy mirando su cara para ver si está conteniéndose de decir algo, pero parece que las cosas son tal como parecen. Lo cual es bastante espectacular, considerando todas las cosas.

Yo: ¿Me vas a decir que ya lo sabías?

Mamá: No. Pero me estaba preguntando quién era Mark.

Oh, mierda.

Yo: ¿Mark? ¿Estabas espiándome también?

Mamá: No, es solo que...

Yo: ¿Qué?

Mamá: Decías su nombre en tus sueños. No estaba espiando, pero te podía escuchar.

Yo: Vaya...

Mamá: No te enojes.

Yo: ¿Cómo podría enojarme?

Sé que es una pregunta tonta. He demostrado que puedo enojarme con cualquier cosa. Hubo una vez en la que desperté en medio de la noche y juré que mi madre había instalado una alarma anti-humo en el techo mientras estaba dormido. Entonces irrumpí en su habitación y comencé a gritar acerca de cómo fue que puso algo en mi habitación sin avisarme, y se despertó y calmadamente me explicó que la alarma anti-humo estaba en el pasillo, y de hecho la saqué de su cama para mostrarle y, por supuesto, no había nada en el techo, solo lo había soñado. No me regañó ni hizo algo parecido. Solo me dijo que volviera a dormir. El día siguiente fue una porquería para ella, pero ni una vez dijo que se relacionaba conmigo despertándola en medio de la noche.

Tres teorías fundamentales y su auto-destrucciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora