Bram: Os lo juro. Para ser una niña tiene un aguante de mujer de 30.
Marcus y Mario se reían con cada nueva cosa que le contaban.
Mario: No paras de triunfar con esa mocosa. Primero te paga el dinero y luego te deja acostarte con ella.
Bram: No vino nadie a su casa en toda la noche... macho, es increíble. El viejo pasa olímpicamente de su hija, se va de fiesta y la deja durmiendo sin nadie en esa semejante parcela.
Mario: ¿Y no es mejor?
Bram: Sí. Pero me sorprendió... no sé.
Mario: ¿Te hizo ya el heladito? —se rio simulando chupar el lápiz, a lo que Bram y el otro jugador empezaron a descojonarse.
Bram: Sí, tuve que obligarla un poco. Es sosa, se nota que no se ha mirado ni un triste vídeo —volvieron a soltar fuertes risotadas, mientras Dóminic se estiraba en la silla— si le hago creer que estoy cabreado se deja hacer de todo, créeme. Es más fácil que la tabla del uno.
Apareció la muchacha de la que hablaban y todos fingieron no estar ni mirándose. Charlotte dejó sus cosas sobre el pupitre pero al ver que el profesor no había llegado subió unas cuantas gradas a su lado, mirándole cariñosa y dándole un abrazo. Bram ni siquiera la miró, estaba pendiente al móvil.
Charlotte: ¿Quieres que vayamos a comer fuera después de clase? —sugirió mimosa, empezando a acariciar la nariz con la propia, hasta que él la apartó de un brusco empujón quitándosela.
Bram: Déjame, estoy cabreado.
Charlotte: ¿Por? —lo tocó de la blusa pero él se la quitó nuevamente, dejándola preocupada. La niña frunció los labios y respiró hondo, mirando cómo los de alrededor se alimentaban de la vergüenza ajena. Odiaba que la ridiculizaran.
Bram: Luego hablo contigo. Déjame solo ahora.
La rubia le miró unos segundos y acabó girándose casi sin cambiar de expresión, pero por dentro el corazón ya le latía deprisa, ya la había puesto nerviosa.
Dóminic: Ahora puede que te las aguante todas, pero ve con cuidado. No olvides de quién es hija —dijo algo cabreado, desde que la apuesta se transformó en un concurso por ver cuál era la frase más dañina que su colega le soltaba a una chiquilla, estaba empezando a sentirse muy sucio y prefería no seguir participando.
Bram: Les tengo un asco infumable a los de esa compañía. Ayer despidieron a mi padre por recorte de personal, y era el que me pagaba la universidad. La beca me la han quitado ya.
Dóminic: No seas gilipollas, ya que le has sacado tanto dinero úsalo para tus estudios. Ya se lo pagarás.
Bram: ¿Pagárselo? Pst —negó con la cabeza— me dijo que no se lo devolviera. Tenía que dárselos a esos cabrones nazis que van por ahí quemando iglesias. Son unos hijos de puta, pero lo que intercambian es bueno.
Dóminic: ¿Te lo has gastado todo en pagarles? ¿Qué cojones...?
Bram: ¿A ti qué te pasa? Seguramente me vayan a expulsar pronto, también he cogido dinero de la cafetería. Solo es cuestión de tiempo que me pillen.
Dóminic: ¿Y no te da pena ella? —acabo soltando desde su interior, algo que hizo que el resto de amigos implicados guardaran silencio y observaran a Bram. Mario bajó la vista hacia Charlotte, que movía su pierna inquieta. Se machacaba la cabeza cada vez que algo con Bram la tenía en vilo, pensando en qué había hecho mal aquella ocasión.
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Pasado
Fanfiction"Charlotte Flair... esa maldita apuesta acabaría con todo. Sólo es una niña. Pero va a dejar de serlo." ¿Y si te confieso que no siempre fue así? ¿Y si te digo que hubo una avalancha contra ella que acabó con su felicidad antes incluso de convertirs...