Capítulo 13: |Me voy de viaje.|

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Llegue a la habitación de los antiguos dueños y abrí la puerta. Como lo esperaba; estaba destrozada, sucia y con bastante polvo. No pude evitar estornudar.

Entré completamente a la habitación, la madera del suelo cruje con cada paso que doy; suspire. Los vagos recuerdos de este lugar vuelven a mí; hace ya bastantes años atrás, yo corría y jugaba junto a los niños de este sitio, sonreí, ante el vivido recuerdo. Camine hacia la cama y una vez cerca me senté sobre está levantando esporas de polvo por el lugar causando que volviera a estornudar. 

No me podía quedar mucho tiempo; mis alergias acabarían con mi vida y sino lo hacían yo misma me arrancaría la nariz. 

»En estos momentos envidio a Voldemort; sin nariz no hay alergias.«

 —Hola. –escucho la voz de Sally en la puerta de la habitación.

—Hola. –Respondo yo.

—¿Estás bien? –se me acerca y me mira. 

Asiento.

—Lamento todo lo que paso. —me dice colocándose al frente de mí.

—Fue horrible... lo que hice. —me quedo viendo a la nada. —No es tú culpa. –le sonrío.

—¿Por qué siento que es así? –dice ella.

—Quizá porque sientes que debiste hacer algo. –ella asiente cabizbaja– Ey, –La tomo del mentón obligándola a verme.– No tienes la culpa de nada, Sally, de nada. –mantengo mi sonrisa.

—Te traje esto. –dice entregándome  un conjunto de ropa.

No me había dado cuenta de que me traía ropa. Vuelvo a sonreír. Una vez con ropa nueva sobre mi cuerpo camino con Sally por el bosque de camino a la casa. Tengo que recoger mis cosas e irme; enloqueceré si no.

—¿De verdad te tienes que ir? –me pregunta Sally.

—Sí. Tengo cosas que hacer en mi casa. –le contesto.

Me despedí de los chicos y de Slenderman y me fui camino a mi casa.

De camino no pensé en nada; no analicé lo de hoy. Sólo Caminé por las calles entre las multitudes; con mi bolso Herschel  colgando de mis hombros y Centuaries de FOB sonando en mis oídos. 

Subí los dos escalones que hay antes de llegar a a la puerta principal de la casa, saco la llave y abro la puerta; respiro hondo.

»Hogar, dulce hogar«

Entré definitivamente a mi casa; me quité los zapatos y los dejé a un lado de la puerta junto con mi Herschel. Camine a lo largo del pasillo dando con el living, seguí caminando a través de esté dando con la cocina, donde me preparo un café. Vuelvo al living con una taza grande con café entre las manos, y algo pequeño pero significativo capta mi atención: un pequeño cuatro con una foto familiar en él. Detallo los rostros de mi familia, uno a uno, mi madre con su radiante sonrisa, siempre tan hermosa, junto a ella mi padre, tan fornido y bien parecido, luego mi hermano mayor tan idéntico a mi padre en físico y a mi madre en personalidad, por último yo, tan poco parecida a alguno de ellos. Tomo el cuatro y me siento en el sofá dejando la taza en la mesita de centro, sonrío al volver a ver la foto, recuerdo ese día con si fuese sido ayer. Fue tomada hace tres meses, luego de varios intentos fallidos, claro.

—¡Listo! –exclama mi madre desde atrás de la cámara.

—Mamá, está es la décima vez que me tomo esta foto; si no sale bien está vez ¡me rendiré! –advierte mi hermano.

—Ya, no te quejes. te tuve nueve meses en mi vientre, siempre molestabas, y luego veintiún años más. Nunca me queje tanto como tú, ¡así que me aguantas como sea, jovencito! –ella devuelve la amenaza y corre al lado izquierdo de mi padre. –¡Sonrían! –y unos segundo después el flash de la cámara nos aviso que ya nos podíamos mover.

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⏰ Última actualización: Sep 07, 2018 ⏰

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