Me habían sacado de mi propio proyecto, iba a fotografiar al próximo heredero de la corona y ¿Qué fue lo que obtuve? Me sacaron sin decirme la razón.
–– ¿Por qué me sacaron? ¿Hice algo malo? ¡Contesta Patrick! – estaba a punto de abrir la puerta del estudio, mi oportunidad de ser famoso había sido robada por una cualquiera.
––Esas explicaciones son privadas, lo siento un fotógrafo común como tú no puede saber esas cosas.
–– ¿Pero tú te oyes? De tu misma boca salió que yo era el que le tomaría las fotos al príncipe, esto no es justo.
––No sé de qué te quejas, tu muy bien sabes que la directora puede cambiar de opción en un solo chasquido de dedos, no es nada nuevo para los demás trabajadores, incluyéndote.
––Me quejo de su impertinencia –sentencié saliendo de la oficina.
–– ¡A dónde vas! Tú trabajo no acaba –dijo Patrick desde la puerta.
–– ¡Renuncio! –grité–. Me largo de una vez –susurré cogiendo mi abrigo.
––No puedes renunciar, tienes contrato hasta el próximo año –Patrick y su acertada razón.
––Dios no recordé ese contrato con el diablo –murmuré.
––Si te escuchara la directora, no creo que dijeras lo mismo ¿O sí?
––Está bien, pero no es justo yo quería tanto ese trabajo, lo había esperado por tanto, no puede creer que una oportunista me haya robado mi lugar –refunfuñé, es que no era justo, era mi sueño hacerme famoso por tomarle unas cuantas fotos, pero parece que seguiré en la sombra del gran olvido.
––A todos nos pasa, imagínate yo que soy su mano derecha, me hace las cosas tan difíciles –suspiró.
––Al menos déjame, tomas un pequeño descanso.
––Solo porque estoy de buenas, anda ve, pero no me llegues más de las tres.
––No lo aré –dije dándole un abrazo–. ¡Ya vengo!
Me sentía triste y decepcionado, pero sabía que las cosas pasaban por algo, el destino me tenía preparado otra cosa.
––Espero que con ese chico –interrumpí a mi conciencia.
Con solo pensar en aquel muchacho me derretía, pero a la vez no podía ilusionarme tan feo, debía ser paciente las cosas pasan y pasan lento. Todo a su ritmo.
* * *
Llegué a casa, me preparé un café frío, preparé el yacusi, metí las burbujas y me estaba preparando para lo que venía. Iba a disfrutar de lo mejor, mientras mi cuerpo se relajaba lentamente, mi paladar se deleitaba con el sabroso sabor del chocolate, aquel helado sabía mejor que los que había probado en el trabajo, tarro tras tarro, uno por uno, todos los iba dejando vacíos.
––Esto si es un descanso.
La curiosidad y picardía me llegaron a ganar, el solo recuerdo de su sonrisa despertaron mis más grandes calenturas, una idea se cruzó por mi pensamiento ¿Y si le mando un mensaje? ¿Me reconocerá? ¿Me seguirá hablando?, sin mucho más que pensar, me dispuse a mandarle el tan esperado SMS. Unas simples palabras, hola, que tal, ¿Aún me reconoces? estaba nervioso, ¿Qué pasaría si me contestaba?
––Me da igual, si me contesta le diré que me confundí, al fin y al cabo solo es un chico, hay miles como él.
––Eso piensas tu –mi mente y sus engaños.
––Es que, no quiero ilusionarme, sé que hemos pasado un buen rato juntos, pero ¿Y si solo es eso? ¿Seré un juego para él? –respondí a mi mente.
La intriga era más que los nervios, ¿Aquel mensaje tendría destinatario? Mi mente daba vueltas enteras, todo el intento de relajarse fue en vano, todo el intento por olvidarlo es inútil, todo el sentimiento que tengo hacia a él es permanente.
––Tengo que volver al trabajo, quiero ver quién me remplazó –dije seguro de arremeter con aquella perra.
Cogí las llaves, tomé el mismo autobús, pero con más gente, subí por el ascensor, ya estaba listo para arrancarle las extensiones. Caminaba en dirección al estudio de fotos, paso firme y seguro, algo me decía que esto no iba a acabar muy bien, claro, la iba a mandar por donde nació, furia e ira, eran mis fieles acompañantes y justo cuando iba a abrir la puerta.
––¿Jacob? ¿Qué piensas hacer?
––¡¿Directora?! Usted no iba a venir hoy día –mis nervios eran notorios.
––Parece que mi resaca ya se fue, gracias a Patrick y su pastillas milagrosa.
De pronto la puerta se abrió, haciendo que cayera al suelo, una cantidad de guardaespaldas y la prensa, salieron disparados persiguiendo a lo que parecía un joven muy guapo a mi parecer.
Tomó el ascensor, en ese espacio donde el tiempo se detuvo, pude notar esos lindos ojos, los cuales me hipnotizaron.
––¡Tú! –dijimos al unísono.
Decidido a cambiar de plan, bajé las escaleras persiguiendo aquel ascensor, había rodado en lugar de correr, al fin podría verlo, pero el ascensor estaba vacío, había vuelto a subir. Corrí nuevamente, pero fue inútil, intercambiamos escaleras por ascensor y viceversa, hasta que por fin lo vi desde el balcón de la empresa.
––¡Recuérdame!
Fue lo último que dijo, antes que un guardaespaldas lo metiera en el coche, seguro con dirección desconocida.
––¡Jacob al trabajo!
––Ya voy señora Agnes....
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MI CENICIENTO© [REESCRIBIENDO]
RomanceMuchas veces hemos visto y oído las diferentes historias de princesas, su vida termina siempre en un final feliz y ahí acaba, es tan fácil soñar con una vida así, que hasta el tiempo se nos va, sin saber si algún día lograremos conseguir un destin...