(Seis meses después)
No he visto a Abel durante 6 meses, no sé cómo estará, ni como se encuentra, desde que me enteré de la verdad, no tuve las energías necesarias para poder ir a visitarlo, quise, pero siempre me arrepentía justo cuando estaba frente a la puerta del hospital, incluso intenté ir con mi madre, quién sabiendo el estado de mi tía , no dudo en acompañarme, pero como siempre mi temor hizo que no me acercara a más de la recepción de la clínica, solo corrí en dirección corriente.
Me he quedado pensando en que podría pasar si volviera a verlo, no he oído, ni visto alguna cosa acerca de él, pero no quiero pensar mal, debo de dejar que mi mente se apacigüe, todavía no puedo negar, que mi rabia se ha dispersado, pero que puedo hacer, si después de estos días solo recuerdo sus palabras y las tontas excusas que ponía, a las que siempre caía, no era posible que fuera tan tonto, lamentablemente los hechos lo demostraban, era un pobre estúpido.
––Puedo pasar –habló mi madre desde el otro extremo de la puerta. Tenía las suficientes ganas para decirle que no, pero algo me detuvo y solo solté un suspiro, cómo señal de aceptación–. Hijo, te traigo el desayuno –colocó la bandeja encima de mis piernas–. ¿Estás bien? Parece que un fantasma se te hubiera presentado –tal vez el fantasma de Abel, suspiré.
––No es nada madre, es solo que no he visto a Abel durante meses, temo que no haya salido del hospital, más sabiendo que desde que me enojé, no he querido verle la cara a nadie, exceptuándote a ti, mamá –dije tapándome el rostro con mi almohada.
––Es normal hijo, querer olvidar a alguien no es tan fácil y menos sabiendo que esa persona te entregó todo, claro, él estaba equivocado, la verdad siempre sale a relucir, se tarda pero se descubre –agregó levantándose de mi cama.
––Ese es el problema, yo quiero olvidarlo, pero sus besos, esas mirada, no las puedo olvidar ¡Quisiera arrancarme el corazón! Para no sentir nada –estaba ofuscado, tuve tanto tiempo para poder olvidarlo y cuando creo que ya lo hice, descubro que su fantasma nunca me dejará en paz.
––Hay Jacob, si le dieras otra oportunidad a tu vida, ya no te desesperes, no te das cuenta que tu solo te estresas, nadie te dice nada, pero los pensamientos, aquellos debes dejarlos enterrados, para nunca más volverlos a ver –habló cerrando mi puerta, dejándome con una incógnita más grande que la de antes.
Otra vez me dejaron solo, quizás pensando que así podría acomodar mis ideales y pensamientos, pero por otro lado no me gustaba estar solo cuando más necesito de la ayuda de alguien.
–– ¡Jacob! ¡Jacob! –gritó mi madre, la fuerza con la que había gritado, hacía que pudiera deducir que era un tema de mucha importancia.
Salí de un salto hasta el pasillo ¿El desayuno? Ya no era importante. Corrí hasta llegar a las escaleras, bajé rápidamente, inténtame no tropezar con los juguetes de los niños, llegué a la sala, donde mi mamá estaba señalando, su dedo índice apuntaba a la televisión. Me acerqué al lugar y viendo el panorama, no pude sentir asombro.
Abel estaba en la televisión, en pleno discurso y lo único que escuchaba era "Soy gay, Jacob si estás viendo esto, quiero que sepas que la vida no me ha dado más regalo, que una sonrisa tuya, el universo no podría haber creado a alguien más perfecto que tú, te quiero" Había dicho entre lágrimas. El revuelo que se divisó a través de la televisión, fue enorme, nos solo la sorpresa de sus padres, sino también el de las personas presentes.
Mi corazón empezó a latir nuevamente, pero mi alma se volvía piedra, de tanta sorpresa, estaba a punto de caer al mueble, cuando mi madre me agarró, para que me tranquilizara ¿Tranquilidad? No había en ese momento, Abel había hecho explotar una inmensa bomba de novedades, para los periodistas y una gran bomba de decepción para sus padres, pero... ¿Para mí? No podía procesar, lo que había pasado, todavía el frío del shock, no desaparecía y más al saber que mañana los periodistas estarían en mi puerta, hasta persiguiéndome para que suelte algo de información.
La transmisión fue cortada, seguramente por las palabras de él. No puedo ni siquiera apagar el televisor, solo llego a sentir las palmadas de mi madre, su intento para sacarme del asombro, era inútiles en cierto modo.
––No lo quiero decir, pero tenía la razón y lo sabes muy bien –dijo sentándose a mi lado.
––Si lo sé, pero también sé, que se me hace complicado olvidarlo –hablé recostándome en su hombro, ella era el único respaldo en mis momentos de depresión.
––Será porque es la primera persona a la cual haz amado con todo tu corazón, al menos eso pienso yo, ahora si dudas en tomar una decisión, no creas que estás solo, toda la familia te apoya, además creo que debemos ser fuertes, no solo por ti, también por los niños, sabes muy bien que desde que le diste esa noticia, no han dejado de extrañar a mi hermana. Debes poder ser lo suficientemente valiente, para poder mostrarles que hay algo más allá del sufrimiento, algo que se llama recompensa, yo te enseñé, ahora lo debes de hacer tú con tu corazón y con los niños, que tanto esperan de ti, pues todos nosotros te amamos. "Let me love you" como decía ese artista que tanto quiere Lucía –cada una de sus palabras me abrieron miles de puertas, ahora era mi momento de abrir las puertas de mi propio corazón, una vez más.
––¿Y qué quieres que haga con Abel?
––Tal vez deberías ir a verlo –agregó mirando su reloj.
––¡Mi novio es un príncipe! –pero ¿Qué tan difícil es entrar a un castillo?
––¡Pues sáltate los muros! Sé cómo el amor, no seas superficial si no profundo, él lo puede todo, tú igual –repitió yéndose a la cocina.
––Aré algo mejor que saltarme los muros –pensé.
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MI CENICIENTO© [REESCRIBIENDO]
RomanceMuchas veces hemos visto y oído las diferentes historias de princesas, su vida termina siempre en un final feliz y ahí acaba, es tan fácil soñar con una vida así, que hasta el tiempo se nos va, sin saber si algún día lograremos conseguir un destin...