Lamentos

7.8K 1K 192
                                    

La noche llegó mucho más rápido de lo que hubiesen querido los demás. Estaban todos sentados comiendo en un silencio pesado sin dejar de observar al niño quien sorbía la leche de su cereal sin mirarlos, a pesar de que él sabía que ellos sí lo estaban viendo.

—Dejen de mirarme.— Susurró el menor dejando su cuchara con enojo en el plato antes de levantarse de la silla y mover sus piernitas en dirección a las escaleras de la casa.

—NamJoon-Ah.— JungKook intentó llamarlo pero SeokJin negó.

—Déjalo.— La orden de Jin fue directa y en voz baja. A él igual se le veía bastante deprimido y dolido emocionalmente.

El menor asintió y regresó su vista al plato. Los otros chicos se mantuvieron en silencio al verlo levantarse. SeokJin tomó el plato de NamJoon y el suyo antes de irse hasta el fregadero y lavarlos. Tal vez en ese momento era su única manera de distraerse.

—Se ven raros.— Susurró HoSeok a los chicos quienes asintieron.— Ahí hay algo extraño que no logro entender. Quisiera poder ayudarlos.— Escuchó un "Igual yo" de parte de sus amigos pero eso realmente no solucionaría nada.

—Sé que SeokJin habló con NamJoon hace rato. ¿Creen que le haya dicho algo muy malo?— Les preguntó TaeHyung en voz baja mientras miraba a Jimin hacer una mueca rara.

—Tú sabes algo, ¿no es así, Jimin?— Yoongi cuestionó frunciendo el ceño ligeramente. Él no estaba molesto, estaba intrigado.

—Digamos que espié su conversación por un momento... Por eso sé que NamJoon tiene recuerdos de cosas que sucedieron cuando estaba grande... Él le dijo a SeokJin-Hyung que su último recuerdo era haber sido regañado por su mamá y de repente apareció aquí por la mañana. Igual recuerda haber besado a Jin-Hyung aunque el asunto no viene muy literal, él no sabe que es Jin-Hyung por supuesto.— Llegó un punto de la confesión en la que subió el volumen de voz.

Un tenedor cayó sobre la mesa sobre saltándolos.

—Nunca espien mis conversaciones con NamJoon.— Amenazó antes de salir de ahí con prisa. Realmente estaba muy enojado.

Todos tragaron saliva sin saber qué hacer o qué decir. Suspiraron en cuanto el mayor se fue y dieron por finalizado el tema una vez la puerta de una habitación se azotó. Jimin gimoteó al saber que esa noche no podría dormir en su cuarto.

Decidieron juntarse en la sala para poder hablar sobre el tema. De esa forma tal vez podrían hallar una solución. Cinco cabeza piensan mejor que una, ¿no es así?


NamJoon miraba al techo. No estaba seguro de entender siquiera algo de lo que recorría su mente. No tenía ningún sentido en particular la situación porque él sólo tenía seis años de edad. ¿Por qué entonces sentía que todo lo que estaba viviendo estaba mal? Se sentía tan vacío y fuera de lugar que no entendía nada.

Él conocía a esas personas porque su corazón se lo dictaba, pero fuera de ese día él nunca los había visto, no sabía quienes eran antes de que su madre lo castigara.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, los cerró por inercia a sus sentimientos. Podía palpar esos recuerdos casi como si estuvieran frente a él. Aquellos recuerdos que lo hacían sentir vacío, incompleto a más no poder. Recordaba a Jin definitivamente, sus labios, sus toques hacia él. ¿De dónde habían salido esos recuerdos? Ni siquiera tenía edad suficiente para entender la historia de su país.

Esos días estaba pensando más y más y se desconcertaba porque no lograba entender el nivel de razonamiento que estaba adquiriendo.

Recordaba a las masas de gente mientras él estaba parado en un escenario, podía a ver a los otros seis chicos distribuidos tres y tres a cada lado suyo. Recordar cada momento a su lado lo hacía sentir que existía un propósito en su vida que quería volver. Sentía que internamente estaba luchando por regresar algo que no sabía que era. Pero eso se estaba desvaneciendo de forma rápida. Poco a poco estaban yéndose esos recuerdos. Se estaba olvidando de los buenos momentos y estaba aterrado de que sucediera a pesar de que no tenía un sentido lógico de ser.

Él era un niño. Antes de la llegada a ese lugar lo único que le preocupaba era pensar en qué juguete ocupar, en qué iba a cocinar su mamá, en qué le iba a regalar a su hermana o en qué problemas se iba a meter de vez en cuando. ¿Dónde quedaron esos recuerdos?

Se iban y volvían de su mente como flashes mientras escuchaba a alguien llorar. Se quería despedir de alguna manera, no estaba seguro del por qué pero tenía la horrible necesidad de ir con SeokJin y confesarle lo que sentía.

¿Por qué un niño debía pensar en esas cosas? ¿Por qué a él le sucedía? Él sólo quería ver a su mamá y volver a casa, quería volver a tener su vida infantil sin problema alguno.

Se levantó decidido de la cama y salió del cuarto sin cerrar la puerta antes de acercarse a la que sabía que sería de SeokJin. Quiso abrir la puerta pero esta tenía seguro puesto, así que no le quedó de otra más que tocar y tocar cada vez de manera más desesperada.

—SeokJin-Hyung.— Sollozó el menor tan cargado de dolor que el mayor no pudo evitar abrir de forma presurosa la puerta.

—¿Qué haces aquí?— Cuestionó SeokJin sorprendido. Las lágrimas aún resbalaban de sus mejillas debido a todo el dolor y frustración que la situación le estaba causando.

—No entiendo nada.— Susurró llorando sin poder evitar aferrarse a SeokJin.—¿Por qué te tengo en mi mente? ¿Por qué hacemos cosas raras? ¿Cuándo he ido a un escenario? ¿Cantamos o algo? Yo sólo soy un niño... Por qué siento que quisiera regresar algo que no sé que es... Tengo miedo...— El mayor no sabía que decir, sus ojos estaban llenos de lágrimas y no escatimó en abrazar con fuerza al menor saciando así su dolor.

Ambos estaban llenos de preocupación. Ambos estaban sufriendo. SeokJin sólo quería recuperar al NamJoon que le decía todo eso. Al verdadero NamJoon, el que debía estar con ellos.

Cuidando a NamJoon || JinNamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora