Capítulo veintitrés

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Han pasado 84 años... 😂 Perdón.

Gastón:

Firmo los papeles de alquiler.

He tenido que conseguirme un nuevo departamento amueblado ya que Brisa me ha dejado de patitas en la calle.

Siento honesto; me lo merezco. Me merezco que me haya echado de casa.

Debí de haber sido más inteligente y saber ver que Brisa tenía razón sobre Tiffany. Pero no. Como un completo idiota no creía en las palabras de la madre de mi hija. No quería creer que Tiffany tenía intenciones de llevarme a la cama. Pero después de lo de hoy, me arrepiento totalmente de no haberlo hecho.

Por culpa de mi ex, mi relación con Brisa se ha ido a la mierda y ahora ella ya no quiere verme ni siquiera en figurita y eso me parte el alma. Me parte el alma saber que está sufriendo, me duele saber que está destrozada después de ver aquella escena en el sofá de mi antigua casa.

Tengo un profundo dolor en el pecho y un terrible nudo en la garganta que no han desaparecido desde hace horas atrás. El haberla visto de aquella manera; con lágrimas en los ojos, con un notable dolor, el haber tenido que presenciar el temblor de sus manos y su sufrimiento fue lo peor de todo.

(Flashback)

Abro la puerta del departamento y me sorprendo al encontrarme con Tiffany.

Mi mirada se dirige con rapidez a sus labios; lleva un tono de rojo muy llamativo y exagerado que no es de mi agrado. Cuando me doy cuenta de que le he mirado los labios por demasiado tiempo, decido mirarle directo a los ojos.

¿Qué haces aquí? —le pregunto y es ahí cuando me doy cuenta de que ni siquiera le he saludado. Qué malos modales—. Perdona -le sonrío—, qué mal educado. Hola.

Me sonríe.

No te preocupes —hace un ademán con su mano, restando importancia a la situación—. ¿Cómo estás? —pregunta, mientras se coloca un mechón de cabello detrás de la oreja.

Muy bien. ¿Tú cómo estás?

Igual, muy bien.

¿Qué haces aquí? —le pregunto con curiosidad.

Nada, sólo pasé por aquí y pensé que sería lindo venir a saludar y a charlar por un rato —responde con rapidez y sus ojos se dirigen hacia adentro de mi departamento—. ¿Puedo pasar?

Lo dudo por un momento. Sé que si dejo que entre al departamento, a Brisa no le agradará en lo absoluto. En este momento ella está trabajando, pero luego tendré que decirle y se enojará conmigo por haber estado a solas con Tiffany. Se enfadará en serio y es lo último que quiero. Ya hemos discutido lo suficiente hace un par de días atrás y no quiero que éso vuelva a repetirse. Pero tampoco puedo decirle a Tiffany que no puede pasar, cuando se ha pasado por el edificio para charlar un rato conmigo.

Sí, claro —digo y dejo espacio para que entre—. Ya que estás aquí, quería disculparme por lo del otro día. Sé que Brisa se ha pasado con haberte pegado aquél día, créeme que ella no estaba teniendo un buen día y... —Me interrumpe cuando me siento en el sofá.

No te preocupes —dice, mientras se sienta a mi lado, demasiado cerca de mí, que hasta podría decir que me incomoda—, eso ya ha pasado.

¿De verdad?

Pues sí. Todos tenemos días malos en los cuales a veces nos dan ganas de pegarle o matar a alguien. Aunque, lo que no comprendo aún es el por qué tu novia me preguntaba el motivo de estar amenazándola. ¿Tú sabes a qué se refería con eso?

Siempre Serás Tú #D2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora