Orange.

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Llegamos de no hacer nada en educación física, y volverse a poner el uniforme siempre es incómodo, a unos puestos de mí: Dean, expectante a algún comentario mío para de alguna manera reírse. Los ojos de Michael también viraban hacia Dean, esto me pareció extraño, más sin importancia. nos habíamos hecho amigos, nuestros intereses eran algo similares. Yo amaba la biología como Kyle la física, Mick era genial en química y a Dean le gustaban las matemáticas Puras, Eramos invencibles.

Los profesores de artes llegaron, eran tan distintos que cualquiera se daría cuenta de la disciplina que imparten. la mitad del curso se quedó en artes, y allí, Kyle y Mick. Entonces, me puse la maleta a los hombros y caminé por el pasillo que parecía inagotablemente monótono, y detrás de mi, Dean, ignorándome como si parcialmente no me doliera que lo hiciera. Llevaba casi un mes y ya era como si estar separado de alguno de ellos me hiciera sentir incompleto.

Me senté en el banco mientras el profesor acariciaba la guitarra, miré y Dean, que desgraciadamente seguía al lado mío, le seguía el paso con casi perfecta simetría. Yo apesto para casi todo, y ahora no me importa, he aprendido, sobretodo en las clases magistrales de español, que puedo sentirme como si nada existiera, que la humanidad puede pasar justo en mis narices, pero el aburrimiento puede continuar atormentando mi existencia. Spleen, decidió llamarle el poeta Charles Baudelaire.

La clase, como usualmente lo hacían, pasó. y se acababa el  día, era hasta ahora la mitad de la semana y ya quería, o mejor dicho; anhelaba descansar. salimos del pequeño cuarto tras el teatro y caminé por el escenario, Dean caminaba a mi lado, nuestras miradas se cruzaron pero yo bajé la mirada primero. En lo que pareció un segundo,  tomó mi mano y la sostuvo por lo que parecieron milésimas, pero fueron unos tres o cuatro segundos. Su caminata recta y para nada torcida habían dado señales claras de que él no tenía ninguna intención conmigo, y aún así allí estaba; sosteniendo mi mano a lo largo del teatro.

Observé cautelosamente su reacción, cruzando los dedos por una sonrisa diferente, pero solamente quitó su mano y siguió su camino, era un idiota por pensar en que alguien con ya verme unas semanas, iba a ser capaz de cometer tal imprudencia como sentir cualquier cosa por mi. Una mezcla inocuosa de frustración y esperanza me hizo marear mientras bajábamos las escaleras, se despidió de mí, pero debía hacer un comentario, hacerle quedar claro que si iba a ser un juego, yo también quería jugar.

─Oiga, me hizo gastar todo mi gel antibacterial─ le comenté, él ni siquiera entendió la referencia, había sido algo tan extremadamente intrascendente para su vida que decidí callar. La frustración de haberme equivocado de nuevo me hacía sentir extrañamente bien, porque no me había equivocado del todo. Él, de hecho, no sentía nada por mi. Aquel momento de las manos fue igual de intrascendente que yo.

llegué a mi casa y en el grupo con John y Mick les dije que Dean me había tomado la mano. escribía en una combinación entre ira y éxtasis. ambos estaban tratando de escribir, y no podía esperar sus reacciones.

─Asco─ me contestó de inmediato John, era demasiado expresivo mostrando su odio acerca de lo que sea que estuviera en contra de su impoluta presencia. John conocía a Dean, trató el tiempo de decirme que era asqueroso, pero la verdad yo solo lo habí visto como un increíble amigo, Hasta hoy.

─Ese tipo se lo quiere comer─ me dijo entre risas Michael, estando clara la referencia entre su mente y lo que buscaba. Mi mente divagaba, tratando de entender si aquella frase era una expresión de lo que pensaba, o simplemente se burlaba de mi inocencia en los temas de los sentimientos.

me acosté a dormir entre sentimientos encontrados y dudas, esa noche tuve uno de los sueños más lindos y extraños que haya tenido, extraño ya que, dadas las circunstancias, Dean ni siquiera se asomó en mis sueños.

Abrí los ojos en un lugar, era de noche, y junto a mí estaba alguien, se sentía conocido, tenía de la mano a alguien. El sonido de los bajos hacía estremecer mi cerebro mientras me salía de lo que parecía ser una piscina; Caminé un rato detrás de ese conocido el cual no pude distinguir, hasta que sentí en mi brazo izquierdo una presión, y allí estaba, era todo lo que en algún momento pude haber pedido para salir con alguien, era un poco más bajo que yo, y su cabeza en mi hombro me hacía sentir feliz, una euforia indescriptible me rondaba.

sus ojos eran oscuros, igual que su perfecto cabello; pegado por obra celestial de una cara tersa y suave, era una pureza la cual solamente podría definir como la de un ángel. Su sonrisa al mirarme a los ojos me producía mariposas en el estómago de tan solo devolverle la mirada. Caminábamos hacia un largo edificio, en el cual empezamos a cambiarnos, él se acercó a mi; mientras mis latidos se aceleraban, sentí un tierno beso; un calor me sumergió como si de lava se tratase, cuando tomé la decisión de, con mi mano, llegar hasta su cuello para recibir un poco mas de ese infernal acierto...

Desperté, y cuanto odié despertarme esa madrugada, pero de mi mente podía saber el nombre de aquel lindo ángel que me hizo vivir mi primera emoción, y mi primer amor real...

...Se Llamaba Lucca.

The Wrong OneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora