Aquamarine (P3 -Ish)

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El dia estaba despejado, podía ver con claridad todo lo que sucedía, mis manos no temblaban y dentro de mi rango visual encontré una cabeza algo rozija llena de rizos, me volteó a mirar y sonrió. Era Dean sentado con su sonrisa arreglada y sus pequeñas pecas reluciendo ante el sol.

Corrió hacia mi en silencio y tomó mi mano, estaba sonrojado pero extrañamente nadie se daba cuenta. Caminamos por todo el lugar y terminamos en mi habitación, entre risas logró tumbarme en mi cama y se acostó justo a mi lado. Sus respiraciones olían a ropa limpia y césped.

─will─Susurró

─No, Dean. Esto no está bien.─ le respondí volteando mi cuerpo y quedando pegado a la pared.

─¿Estaría bien si te dijera que creo que me gustas?─ me dijo acercándose más a mi, era capaz de sentir su respiración. Mi mente estaba en shock por llegar hasta este punto y no haber perdido el control.

─No, pero eso tiene solución─ me arriesgué y pude sentir el calor de sus labios, tímidamente empezó y luego de tomar confianza, de manera rítmica jugaba con su lengua.

Cerré los ojos, pero lo único que podía pensar en ese momento era en lo mucho que me ignoró, en todas esas veces que intentando saludarle simplemente recibía una mirada seca y denigrante. No dejaba de pensar en Lucca, esa sensación etérea que en ningún momento Dean pudo llegar siquiera a tratar de igualar. El calor de Dean junto a mi era un recuerdo casi irreal de aquel momento a comienzo del curso cuando se aferró a mi.

Abrí los ojos y el olor a Dean era casi repugnante, había pasado de sentirme como en un lindo día de playa a estar en un estaque mohoso lleno de peces y ranas. Alejé esto y los ojos de Dean buscaban algo más, entre su iris y su pupila dilatada me veía a mi mismo, mi existencia se dividió en tres: Una parte que creía no merecerse esta situación, La segunda que Deseaba estar aquí y ahora, y la otra que en su suprema reflexión deseaba escapar de allí, y jamás volver a sentir nada por Dean.

─Sé lo que sucede─ Dean se detuvo y en medio del éxtasis quedé extrañado, pero de inmediato reaccioné

─Ya no sientes nada en absoluto por mi─ Sollozó ─Porque jamás podría haber llegado a ser nada contigo. ¿Somos Imposibles, cierto?─ una lágrima se deslizaba por su mejilla derecha, rodando junto a la comisura de su labio y descendiendo hasta su mentón. Allí la tomé y en un acto de -probablemente- Cariño le dije:

─Fuiste tú quien me ignoró, soy yo quien no sabe que hacer son sus sentimientos. ¿Has oído a quienes se hacen llamar huracanes? Pues te digo que no soy una brisa de verano, precisamente.─

Dean sonrió y me tomó de mi camisa, suavemente empezó a besar mi cuello, así como empecé a acariciar su espalda, y poco a poco empezó a hacerse muy pequeño ese espacio para nosotros que en ese momento estábamos hirviendo.

Dean se volteó y podía ver las mismas marcas del cuello que de vez en cuando me gustaba mirar en clase de Literatura, su espina dorsal mostraba algunas marcas, pero mi mente consideraba más que imposible algún tipo de maltrato, me abracé junto a él y en mis pantalones era difícil poder contenerme estando tan cerca.

─¿Will? me miró mientras intentaba entrar en él cuidadosamente

─Ya... casi─ susurraba intentando no despertar a nadie

─¡¡oh, Will!!─ Gritó mientras esa personalidad tripartita coincidía: Sentirse Naranja jamás se había sentido tan bien.


y entonces, en pleno acto de conciencia dentro de lo que el plano de mi mente permitió: Desperté.

The Wrong OneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora