Scarlett Crescendo

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El frío calaba mis huesos a través del ligero saco que llevaba puesto ese día. Entré temeroso, con pasos firmes y mis pulmones sobrecargados de emoción hacia las puertas del salón que me indicaban. Me senté donde usualmente me sentaría: Lejos del sol, en una segunda fila; preferiblemente en un rincón donde pudiese ser ignorado. pero mis planes no fueron tan efectivos. Jane llegó dentro de su prisa y se presentó:

─Holi─ me dijo mientras acercaba su mejilla

─Hola─ le respondí con sequedad mientras volvía a mi puesto.

─ Me llamo Jane,¿ y tú?─

─Will.─

Me fui acostumbrando a ese grupo de jóvenes adultos, que más tenían que ver con la vida de Bob, que con mi concepción de un estudiante de medicina. No fuí el único del colegio que entró a esa universidad. Al parecer ser un yo era una desventaja social a lo que Gabriel era en si, Luego de unas semanas había ganado un buen grupo de amigos, mientras aún luchaba por mantenerme a flote dentro de las nuevas reglas que me proponía la universidad.

El grupo de Jane se iba creciendo, y por consiguiente, mi grupo también. Fui haciendo "compañeros" mientras ellos disfrutaban de sus salidas a fiestas y eso. Me dí cuenta de que muchas chicas de ése grupo veían con ojos de interés a Gabriel, mi compañero. lo cual a la larga no me importaba. Sabía que había ido allí a aprender y ser el mejor, no a enamorarme de nuevo. conseguir personas con las cuales hablar fue algo más difícil que un reto de alto nivel. todos querían callarse, competir por las notas mas altas y ayudar a quienes no pudiesen a perder la oportunidad de ingresar el siguiente año a la facultad de medicina.

el grupo de la clase mas monótona me obligó a separarme de Jane y las chicas, me juntó con otra chica que, resultó ser tanto un cerebro brillante, como una copia femenina de mi compañero, el megalómano, y sus dos súbditas símplemente cortejaban su llegada. también me tocó con otros dos chicos que estaban en el mismno proceso que yo, uno que tenía problemas de habla y mi mente se burlaba terriblemente de él, y Nate.

había algo inquietante en Nate, no podía clasificarlo dentro de nada parecido dentro de mi vida. Mientras todos preguntaban mi nombre, cuantos años tenía, mis habilidades, él callaba, era buen audiente y no hablaba. Pude por un destello ver a Lucca a través de los lentes rojos que rodeaban la cara de Nate.

Pero mi presentimiento así como quita, también da. Fue terriblemente fácil distinguir sus preferencias, y a diferencia de Dean. había un hiato terrible que la única opción lógica para llenar, al menos en ese instante; era la graciosa heterosexualidad. Era poco más que obvio que sus delicadas facciones y aparente distracción eran resultado de lo incomprendido que se sentía.

Entre bostezos accedí a faltar a una clase por terminar el trabajo de la materia en que armamos el anterior grupo. Faltaron personas por ir, pero fue eficiente el trabajo. pude ver la manera de pensar de cada uno de ellos.

Inicialmente, La gran mente, utilizaba flechas, organigramas y post-it, dejándome al final con un resumen sintáctico de su texto, su séquito hizo también unos excelentes resúmenes. Desde ese momento Ansiedad volvió a mi. Sabía que ellas eran mejores que yo en la escritura y jamás iba a poder cambiar eso. El compañero de Nate que luego descubrí que también se llamaba así, pero prefería decirle por su apellido, Friedrick, tenía una capacidad terriblemente lenta de trabajo. fue un completo parásito, y a medida de que las páginas de ese ensayo pasaban para mí un mensaje en mi Whatsapp sonó.

Era el resumen de Nate. Así como humilde, dejó claros todos los puntos de su texto, que por desconfianza leí también. hizo un trabajo de reseña que me recordaba a mis tiempos de escuela media en el colegio, donde mis reseñas tenían un toque de inocencia literaria, como cuando a un féretro lo llenan de escencia de vainilla.

Durante ese mes, hubo casi nula comunicación con Mick, y me dolió mucho. John sufría dentro de su infierno, su viaje a La universidad tenía un sabor amargo. No cumplió sus expectativas y ahora empezaba a esforzarse cada vez más por no perder las notas que en último momento serían lo que lo salvaran de perderlo todo.

El recuerdo de Dean se fue esfumando, pero por más de que intentaba acercar a Nate hacia al frente del salón, más se iba hacia atrás. Jugaba de una manera que no podía entender y así mismo me dolía que Lucca hubiese desaparecido tan de repente, sabiendo que era gracias a él que me estaba haciendo dueño de mi mismo, Buscando bellas rosas escarlata, en un campo con algunos girasoles; pero ningún tulipán.

The Wrong OneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora